López Obrador amenaza con el tigre
Para mi mamá, Bibi, desde hace un año que nos dejaste, todos los días me acuerdo de ti. ¡Te extraño!
El viernes pasado, durante la edición 81 de la Convención Bancaria, Andrés Manuel López Obrador lanzó una amenaza horrible. “Yo tengo dos caminos, ya lo he expresado: Palacio Nacional o Palenque, Chiapas. Entonces, me quiero ir a Palenque, Chiapas, tranquilo, si las elecciones son limpias, son libres, me voy a Palenque, Chiapas, tranquilo. También si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre que lo amarre; ya no voy a estar yo deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro”.
Días después aseguró que no fue una amenaza: “ahí está bien transcrita, en los medios, eso que dije, lo sostengo, nada más que se interprete como quieran… (no es una amenaza de violencia) no; está muy equilibrado, muy sensato; no es amenaza, no es ni siquiera una advertencia, es lo que pienso; ahí está, que lo lean”.
Muchos se sorprendieron cuando el candidato presidencial de la coalición, Juntos Haremos Historia, que incluye al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Partido Encuentro Social (PES) y Partido del Trabajo (PT), dijo en tono de voz entrecortado, así como él habla, y señalando de manera retadora con el dedo índice, la amenaza de soltar al tigre. La realidad es que este tipo de mensajes López Obrador los ha venido dando desde hace tiempo.
El candidato presidencial sabe que poca gente de la que asistió a la Convención Bancaria votará por él. El mensaje que dio ahí fue para que lo escuchara su base, entre los que están principalmente aquellos a los que ha dicho dará amnistía. En los guerrilleros, por eso está ahí Nestora Salgado con una posición al Senado, están los narcotraficantes y todos aquellos que han cometido delitos, porque sienten que serán perdonados; la CNTE, entre muchos otros grupos. Son aquellos a los que él llama “el tigre” y que ya soltó hace mucho tiempo.
La amenaza del tigre es parte de su estrategia de campaña. Días antes de la Convención Bancaria, en el programa de Carmen Aristegui, la coordinadora de campaña del candidato de Morena, Tatiana Clouthier, reveló que el abanderado hizo una advertencia en su tercera ocasión que busca llegar a la Presidencia: “Mi edad propiamente no me daría para que yo contienda una vez más. Literalmente yo me iría a La Chingada (su rancho). El que suelte el tigre, que lo amarre. Yo voy a respetar el proceso y el que suelte el tigre, que lo amarre”.
También declaró, a principios de marzo, en conferencia de prensa en Tijuana, Baja California, donde se reunió con bases de Morena y con empresarios, que “México no puede caer en una espiral de violencia política”.
Y pidió al PAN, PRI, Gobierno federal y a los candidatos presidenciales Ricardo Anaya y José Antonio Meade, que no pongan en riesgo la estabilidad política, social y económica de México con sus confrontaciones.
“Yo pienso que se debe cuidar la estabilidad política del país, que la confrontación no debe producir inestabilidad, que se deben de serenar; están muy agresivos, están haciéndose daño y ojalá no pase a mayores, porque eso no le conviene al país”, dijo. Y, también, que amarraran al tigre.
AMLO soltó al tigre hace mucho tiempo. Basta con recordar el movimiento que se hizo en 2006, cuando la elección no le favoreció.
En la elección más competida en la historia de México, Felipe Calderón ganó por un margen muy pequeño: 0.56%, y eso le dio toda la oportunidad a López Obrador de decir que se había orquestado un fraude e ideas conspiratorias en su contra. Promovió entonces el plantón de Paseo de la Reforma, bloqueos viales y marchas, muchas de éstas financiadas en parte por el entonces jefe de Gobierno, Alejando Encinas, a quien López Obrador había dejado como interino.
El tigre, además, es financiado en gran medida por el dinero que le entrega el INE a los partidos políticos, y el cual utiliza en parte el líder de Morena para brindar apoyos a su base.
Hace poco John M. Ackerman, colaborador cercano del candidato, escribió en su cuenta de Twitter que si éste no ganaba las próximas elecciones habría “chingadazos”.
“Desde Oaxaca: La única manera de que haya un cambio pacífico es con López Obrador. Si nos vuelven a robar la elección, va a haber chingadazos”.
El miedo lo están intentando sembrar, pero no hay que dejarnos amedrentar. Las campañas electorales apenas empiezan y no tenemos por qué creernos que la victoria de López Obrador está asegurada.
Nuevo amago
Luego de sus declaraciones en la Convención Bancaria en Acapulco, donde aseguró que él no va a “amarrar al tigre” si los comicios son un fraude, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, aclaró que con ello de ninguna manera buscaba expresar amenaza alguna, “tampoco es advertencia, es lo que pienso”, dijo sobre una eventual agitación social en caso de que no gane la elección del 1 de julio.
Pese a ello, Morena inició una estrategia en la Ciudad de México que implica visitas domiciliarias en las que entrega un manual informativo que busca desmentir todos mitos que, considera, se han creado alrededor de su abanderado presidencial.
En el apartado cinco del manual “Mitos sobre AMLO”, se busca desmentir la supuesta mala relación de López Obrador con los empresarios, la posibilidad de una crisis económica y de que México se convierta en Venezuela si el tabasqueño llega a la presidencia. Refiere que desde 2006 se emprendió “una campaña de odio” para combatir mediante bombardeo mediático al político.
En 2006 la Canaco en la capital estimó pérdidas a 35 mil empresas por 7 mil 796 millones de pesos, ya que los negocios vieron mermadas sus ventas hasta en un 60 por ciento por el plantón en Reforma y al menos 3 mil 900 personas perdieron sus trabajos.