Back

Madres que matan

Se dice que una madre es capaz de dar la vida por sus hijos, pero no siempre hay algunas que llegan a matar a sus descendientes.

 

De acuerdo con especialistas, estos casos surgen de algún desorden mental o una psicopatología por parte de la madre, los cuales la llevan a un filicidio o parricidio por desesperación.

Estos padecimientos muestran “señales de alarma”, como depresiones o conductas violentas, pero casi nunca son atendidos.

Así fue el caso de Mireya Agraz, la madre que mató a sus tres hijos y luego se quitó la vida junto con su padre. La madre de Mireya, abuela de los tres menores, también participó en este hecho, en el cual se le dio a los pequeños una leche malteada de chocolate con un coctel de pastillas antidepresivas y para dormir, a fin de que nunca más despertaran.
Los tres niños, Mireya y su padre murieron, sólo la abuela fue encontrada inconsciente, pero sobrevivió.

Conocí a Mireya la como un año antes del asesinato; estaba desesperada, llevaba años en una batalla legal con su exmarido, Leopoldo Olvera, por la custodia de los niños, acusándolo de abuso sexual.

Poco después de este terrible caso, pude ver unos videos en los que la propia Mireya aleccionaba a sus hijos para declarar en contra de su padre y los pequeños, en particular el hijo mayor, ya no querían ensayar para hablar mal de su papá en los juzgados.
Les puedo asegurar que de todos los casos que he visto como periodista, éste es el que más me ha impactado.

Mireya decía que prefería que los niños murieran antes de entregárselos a su padre.
He investigado el tema y el caso de Mireya no es ni remotamente único.
Hace unos años, en Canadá, Elaine Campione asesinó a sus pequeñas, Serena de 3 años y Sophia de 19 meses, ahogándolas en la bañera.

Se encontró un video con diferentes momentos con sus hijas: en el cumpleaños de la pequeña Serena; otro momento del video en el cual demuestra que la casa está limpia y recogida y ella comenta que lo único que desea es cuidar a sus hijas después de 3 años de sufrir daños físicos y emocionales; otro más en el que Serena está viendo la televisión y la pequeña Sophia jugando, cuando Elaine le pregunta a Serena: “¿Cuánto te amo?”, la pequeña, abriendo sus brazos, respondía: “Todo esto” y Elaine contestaba: “¡Oh, te amo más que eso!”, en todo momento demostrando la fuerte conexión con sus hijas.

Los últimos momentos grabados de las niñas con vida fueron ese 2 de octubre en el que se mostraba primero a Sophia jugando en la bañera, mientras Elaine le cantaba “Twinkle, twinkle, little star” y le decía: “¿Puedes cantarla conmigo, Sophia?”, segundos después se corta la filmación y se reanuda al poco tiempo mientras Elaine graba a Serena dibujando y le pregunta por última vez: “Serena, ¿quién te ama?”, a lo que ella responde: “Mami” y abrió sus brazos para decir cuánto, a lo que Elaine, como otras veces, responde: “¡Oh, te amo más que eso!”. A las 8:39 de la noche se apaga el video.

Poco tiempo después Elaine se volvió a grabar mientras vestía a Serena con un vestido lavanda y a Sophia con su pijama de Tinkerbell, mientras les rizaba el cabello, acomodaba un rosario entre ellas y un álbum de fotografías y las tapaba con las cobijas.

Elaine ahogó a las pequeñas en la bañera, las sacó de la tina, las vistió y las dejó acostaditas en su cama, con un rosario. Muy parecido al caso de Mireya, que dejó a sus niños recostados sobre la cama con un crucifijo.

Después, esa misma noche a las 9:27, Elaine se grabó hablando con su exmarido, Leonard, diciéndole que si ahora ya era feliz, que ahora Dios se ocuparía de ellas, que no había manera de que las hubiera dejado con él y que lo odiaba. También le recriminaba no haber dicho la verdad sobre las agresiones sufridas. Lo acusaba de ser un monstruo, al igual que su familia y en especial su madre.

Al día siguiente, Elaine grabó otro video mientras aseguraba que trató de suicidarse con una sobredosis de pastillas, pero que no resultó y hablando nuevamente a Leonard le dice: “Es de mañana y nuestras bebés ya están en el cielo”.

Días antes del asesinato, Elaine tuvo que ser ingresada en un hospital psiquiátrico por dos semanas por ingerir “accidentalmente” pastillas para el dolor de cabeza, tiempo en que las niñas se quedaron con sus abuelos paternos, pero al ser dada de alta, el 7 de julio, Serena y Sophia regresaron al departamento con su madre.

Despúes de haber estado ingresada en el hospital psiquiátrico, nadie le dio seguimiento a esta mujer, lo cual hubiera evitado el doble homicidio.

Elaine fue detenida y hoy sigue purgando una pena en prisión, por el asesinato de las dos pequeñas, con una sentencia de encarcelamiento de por vida, con la posibilidad de solicitar su libertad condicional en 25 años.

Según lo que hemos investigado, en el caso de Mireya sí hubo corrupción, el propio padre de ella declaró que había desembolsado 50 mil pesos para comprar un peritaje psicológico a favor de su hija.

En el caso de Elaine, se comprobó que tenía fuertes problemas de depresión y salud mental.

Y como estos casos hay decenas.

En México, el Código Penal tipifica el ilícito como homicidio con relación al parentesco, cuya pena puede ir de 30 a 60 años de prisión; sin embargo, en los códigos de las 32 entidades la penalidad varía, aunque todos establecen dos reglas para sancionar el crimen: si se trató de un delito culposo o doloso.

Pese a estas penas, se tiene que poner especial atención a la salud mental de los padres, una llamada a tiempo que podría evitar este tipo de tragedias.

Amores enfermos

El psicólogo criminalista Philip J. Resnick estudió el filicidio desde 1960 y en un estudio publicado aseguró que un 30 por ciento de los homicidios de niños menores de cinco años es llevado a cabo por la madre. Resnick fue el primero en clasificar el filicidio y el neonaticidio en cinco categorías: agudamente psicóticos; altruistas, (cuando el padre cree que la muerte es lo mejor para el niño —en esta categoría entraría el caso de Mireya Agraz—; hijo no deseado; accidental y venganza del cónyuge. En los primeros hallazgos, el filicidio altruista fue el motivo de 49 por ciento de los casos que estudió el experto.

Especialistas aseguran que los casos de filicidio por venganza al cónyuge, como el de Elaine Campione (segunda foto), es mucho menos común. El caso de Campione es único en otro sentido: De acuerdo con un estudio actualizado de 2015, que realizó Resnick, aunque los filicidios constituyen sólo el dos por ciento de todos los homicidios, 7.6 por ciento de los homicidios-suicidios implican un filicidio y sólo una cuarta parte de las madres se arrepiente de suicidarse en un intento de filicidio-suicidio, como ocurrió con ella.

Por su parte, el jefe del Departamento de Criminología de la Universidad Simon Fraser en British Columbia afirmó: “Hasta los 6 o 7 años hay más probabilidades de que una madre mate a su hijo a que lo haga el padre. Después de esa edad, hay más probabilidades de que los papás maten a sus hijos”.