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El debate que no definió nada

El debate del domingo pasado cambió de formato, con preguntas del público y una participación de los moderadores, que lo convirtieron más en una entrevista uno a uno, que en un debate presidencial. El resultado fue un poco extraño y fallido.

 

Los ejes del segundo debate presidencial fueron comercio exterior e inversión, seguridad fronteriza, combate al crimen trasnacional y derechos de los migrantes.

Los cuatro candidatos mandaron mensajes, unos con propuestas concretas, otros sabiendo utilizar la comunicación, simplemente sembraron la idea, mejor dicho, la frase por la que querían ser recordados.

A estas alturas de la campaña llama la atención que los candidatos puedan decir lo que sea con una seguridad que espanta. No son cuestionados como deberían, y para la gran mayoría lo importante es que lo que dicen quede en el inconsciente colectivo, aunque en ocasiones sea sencillamente una barbaridad.

Por ejemplo, el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, dijo que tenemos que “destetarnos” de EU para poder ver hacia otras partes y negociar con Asia, India, Corea, Japón y Sudamérica. Agregó que él no tenía un “plan B”, sino “dos planes A” para renegociar y hablarle claro al presidente Trump. Una opción, mencionó, era expropiar Banamex si los gringos seguían con esa dureza. Esto es tan inverosímil como la propuesta de, literalmente, cortarle la mano a quien robe. Pero la gente se acuerda de El Bronco y lo reconocen por esas frases. También propuso hacer un Tratado de Libre Comercio entre el norte y el sur del país.

Andrés Manuel López Obrador repitió su mensaje, el que le ha funcionado y no se salió de su guión. Todo es culpa de la “mafia del poder”, desde el consumo de fentanilo en Estados Unidos, hasta los problemas comerciales con Trump. Fueron pocas sus propuestas y algunas se contradijeron. Un ejemplo: 

“Para que haya empleo tiene que haber inversión”. Poco antes había dicho: “Yo creo que se tiene que fortalecer la economía y ser autosuficiente y no apostar a la compra de gasolinas, no nos va a importar la amenaza de nadie”.

Pero la realidad es que dijo lo de siempre: que la relación con Estados Unidos se iba arreglar cuando se acabara la corrupción, que se iba a duplicar el salario en la frontera, acabando con la corrupción, que la violencia en la frontera, sí, la trata de personas y la venta de drogas, se iba a acabar cuando se terminara la corrupción, porque el ladrón que más daña es el político corrupto. Por supuesto que la corrupción se acabará en cuanto él mismo asuma el poder, de una forma casi mágica.

En un momento López Obrador aseguró que cuando se dio la mayor inversión extranjera en la Ciudad de México, fue durante su gobierno en la capital. Y es verdad, pero porque en ese período fue cuando se vendieron Banamex y Bancomer a empresas estadounidenses y españolas, las operaciones se registraron en la Ciudad de México porque aquí está su sede. Las ventas fueron muy criticadas por López Obrador. Al ser exhibido por Anaya, simplemente se burló, lo llamó “Ricky, rockin, canallín” y tomando su cartera faroleó diciendo: “no te me acerques mucho, voy a cuidar mi cartera”.

López Obrador no ganó ni perdió con este debate. A estas alturas se siente ganador y simplemente administró su tiempo para seguir imponiendo su mensaje como spot publicitario dirigido a su voto duro. Y eso le está funcionando ante su electorado.

A Ricardo Anaya le fue bien. La gran mayoría de sus intervenciones fueron inteligentes y viables, y su mensaje llegó.

Anaya sabe como funciona la comunicación. Tuvo un acierto cuando sacó un costal para decirnos que en uno así, una mujer migrante había sido deportada de Estados Unidos a nuestro país con sus cosas, dejando a sus hijos adolescentes allá.

José Antonio Meade tuvo también contestaciones y propuestas muy claras, pero una de sus  mejores intervenciones no la aprovechó como lo hubiera podido hacer. Y fue cuando leyó la transcripción de una llamada de Nestora Salgado, quien fue la  coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero.

“Soy la comandante Nestora Salgado y sólo le llamo para decirle que a cambio de la libertad de su hija, me tiene que entregar la cantidad de cinco mil pesos. Así es que ya sabe, cuando tenga esa cantidad me la entrega y entonces yo le entrego a su hija”.

Nestora está acusada de haber participado en al menos 48 secuestros, entre ellos los de cuatro adolescentes de 11, 13 y dos de 17 años, y estuvo detenida por esos hechos en el penal de alta seguridad de Tepic, Nayarit. Fue puesta en libertad alegando fallas al debido proceso, pero nunca se probó su inocencia.

Nestora hoy es candidata al Senado por Morena. Meade le dijo a Andrés Manuel que eso quedaba en su conciencia, pero no siguió con el tema, que hubiera sido un gran mensaje hablando de seguridad. López Obrador ni se inmutó.

Mi percepción personal del debate:

Andrés Manuel López Obrador administró su tiempo, marcó su mensaje, no ganó ni perdió, no respondió.

Ricardo Anaya fue el mejor orador y quien más cuestionó a los otros candidatos con datos duros. El sabe que este formato es su fuerte y lo quiere aprovechar.

José Antonio Meade, el de mayor conocimiento, mejores propuestas y, sin duda, el más preparado. Sería el mejor Presidente, no es el mejor candidato. 

Jaime Rodríguez, El Bronco, buscó pelea, pero los otros candidatos no le hicieron caso; así que sólo impuso su mensaje inverosímil.

Tenemos un puntero claro en la contienda electoral, pero todavía faltan 40 días de campaña, otro debate y las cosas se pueden mover.

Un encuentro extraño y fallido

El segundo debate de los candidatos a la Presidencia de la República que se realizó el domingo en la Universidad Autónoma de Baja California, campus Tijuana, incorporó por primera vez preguntas de los ciudadanos; a su llegada al set donde se realizó el encuentro, el abanderado por la vía independiente, Jaime Rodríguez Calderón; de Por México al Frente, Ricardo Anaya; de Todos por México, José Antonio Meade; y de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, se tomaron, ayer, la foto con el presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova.

Se estima que un millón de espectadores siguieron el debate en YouTube, 1.2 millones en Twitter y 1.7 millones en Facebook; además, el hasthag #DebateINE tuvo más de 2.5 millones de menciones, lo que lo convirtió en tendencia mundial. Durante la participación de los candidatos, una de las polémicas surgió cuando Meade, contendiente de la coalición PRI, Verde Ecologista y Nueva Alianza, señaló a su adversario de Morena las acusaciones de secuestro que hay sobre Nestora Salgado, candidata de ese partido para una senaduría. El 17 de marzo de 2016, la exlíder de la Policía Comunitaria de Olinalá, en Guerrero, salió libre del penal de Tepepan, tras haber sido acusada de secuestro. Esa tarde Salgado ofreció una conferencia de prensa en el Centro Agustín Prodh, para dar detalles de su salida.

Nestora Salgado había sido detenida en agosto de 2013 y acusada de diversos ilícitos como secuestro y homicidio.