Y, a pesar de todo: empieza el Mundial
El Mundial de futbol que empieza hoy, es, como siempre, una fiesta enorme y el espectáculo más visto en el mundo, pero también un negocio de miles de millones de dólares donde juegan el poder, la política y por supuesto la corrupción.
Brasil no ha sido la excepción. Las manifestaciones han sido intensísimas. Y para estos grupos que protestan en contra del gobierno, qué mejor que hacerlo días antes del inicio del Mundial, para que sus demandas se cumplan.
Desde las protestas multitudinarias que comenzaron en junio del año pasado a causa del aumento en los billetes de transporte público, el movimiento llamado Los sin Techo ha organizado movilizaciones en las calles contra los gastos del Mundial, alegando que se debería invertir ese dinero en educación, vivienda y salud. Los paros en el transporte público y la huelga de la policía han generado una enorme presión.
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff ha accedido a muchas de estas exigencias para tratar de tener la mayor tranquilidad posible. Aún no lo ha logrado del todo.
Además han surgido problemas serios de logística y, por supuesto, ni las cuentas ni los tiempos alcanzaron para tener todo listo.
De los 12 aeropuertos que serían totalmente renovados ninguno quedó terminado. De los 12 estadios que costaron fortunas, seis no contarán con estaciones de wi-fi para Internet de alta velocidad, lo que no sólo perjudica a los aficionados, sino a los 18 mil periodistas que, se espera, cubran el Mundial.
El estadio de Sao Paulo, donde hoy se jugará el primer juego, tiene serios problemas en los baños y las cafeterías quedaron parcialmente terminadas. La zona VIP para las autoridades de la FIFA e invitados especiales no se pudo concluir. El estadio Arena Corinthians, que costó unos 450 millones de dólares, no estuvo listo.
El estadio Maracaná, el más famoso del país, costó unos 650 millones de dólares, casi el doble de lo previsto. Y el estadio de Brasilia unos 780 millones de dólares, aquí el Tribunal de Cuentas ya detectó un sobreprecio de aproximadamente 200 millones de dólares.
Pero no nos asombremos, casi siempre antes de un Mundial sucede lo mismo. Días antes de que empezará en Sudáfrica, en el 2010, también se reportó que no se tenían las condiciones para organizar una competencia de esa magnitud, había problemas serios de comunicación, sociales y también de seguridad pública.
Cuando se inició la planeación del Mundial en el 2010, el gobierno de Sudáfrica planeaba gastar unos mil 200 millones de dólares. Al final erogó casi cinco veces lo presupuestado, en buena medida por la corrupción y también por conflictos sindicales. Pero aún así, Sudáfrica quintuplicó sus ingresos y la FIFA en ese entonces estimaba que el país anfitrión se había quedado con unos tres mil millones de dólares de utilidades.
Pero son demasiados intereses y dinero los que están en juego como para permitir que este Mundial no se complete de manera exitosa.
Seguramente hay corrupción, presiones sociales y falta de infraestructura. Aún así, este Mundial dejará millones de dólares en ganancias y la reflexión para el gobierno de Brasil de que las condiciones tanto de seguridad, como las económicas, no están para presumirse.
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