Las expectativas se evaporan
El ambiente de esperanza y festividad que vimos en el Estadio Azteca, durante el cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador, y el pasado domingo en el Zócalo capitalino, cuando ganó la elección presidencial, es impresionante.
Desde hace 30 años, en México, con una democracia real, no veíamos un candidato presidencial ganando con 53 por ciento de los votos (más de 30 por ciento arriba de su más cercano contrincante).
El 1 de julio, 56.4 millones de mexicanos salieron a votar; fue una cifra récord de participación ciudadana. El discurso de la Cuarta Trasformación de López Obrador llenó de esperanza a sus votantes.
La mayoría de la gente que votó por López Obrador espera resultados inmediatos; podríamos decir que como por arte de magia.
Ahora, el reto de Andrés Manuel es cumplir con las expectativas generadas en millones de mexicanos; una tarea nada fácil.
Está el tema social, en el que el virtual presidente electo tiene mucha sensibilidad. Los programas sociales son muy costosos, pero en eso tiene una ventaja por lo menos en los primeros años, que teniendo mayoría en ambas Cámaras, le será fácil asignar el presupuesto a éstos.
Sin duda, las políticas públicas son necesarias para disminuir las brechas sociales; es por eso que ha prometido un ambicioso plan que incluye aumento de las pensiones para los adultos mayores, para los jubilados, becas de estudio para jóvenes, apoyo para los campesinos, entre otros.
De acuerdo con López Obrador, los recursos para esos programas sociales se obtendrán con el dinero que se ahorre al eliminar la corrupción y con los programas de austeridad gubernamental; no creo que sea suficiente, pero este tema lo puede resolver con partidas presupuestales.
Pero hay otro tema en el que López Obrador deberá apresurar los resultados y ese sí es mucho más complejo: el de la seguridad.
Muchos territorios de este país están literalmente controlados por el crimen organizado. El cultivo, trasiego y venta de droga genera millones de dólares; es imposible que los narcotraficantes abandonen el negocio.
Por ejemplo, un día después de la victoria de López Obrador, un comando armado asesinó al alcalde de Tecalitlán, Jalisco, Víctor Guadalupe Díaz Contreras.
Y es que el crimen organizado no está a la orden de la concordia política; sigue sus propios intereses e impone sus propias reglas. Y no será con “amnistía” como se logren mejores resultados. Nos dicen que desde hace meses hay un equipo de más de 30 personas estudiando y trabajando en la estrategia de seguridad que llevará a cabo la próxima administración.
En el tema económico, otro de los retos que enfrenta López Obrador es el de mantener y convencer a los inversionistas extranjeros que, de alguna manera, habían manifestado su incertidumbre por su llegada al poder. Este sector es de suma importancia para la economía, entre otras cosas, por los empleos que genera en nuestro país.
Alfonso Romo, integrante del equipo de transición en política económica, declaró que el objetivo es que México se convierta en un paraíso para los inversionistas. Romo conoce bien su tema.
La estabilidad económica y el crecimiento del país es otro de los rubros que el equipo de López Obrador tendrá que atender con prontitud y eficacia, ya que en este tema no caben los titubeos. Por lo pronto, debido a la civilidad de todos los actores políticos inmiscuidos en este proceso electoral, los mercados han respondido de buena manera; pero hay que trabajar para que esta tendencia se mantenga.
Otro de los desafíos que enfrentará el próximo mandatario es lograr que, en verdad, toda la gente esté en este movimiento, porque hay que recordar que Morena es un movimiento en el que caben todas las personas de distintos pensamientos. Va a ser un gran reto ver cómo trabajan juntos.
López Obrador sabe hacer campañas. No es lo mismo ser opositor que gobernante y el próximo Presidente de México lo sabe. La estrategia de crear un ambiente de unidad y reconciliación ha sido un buen recurso y todos los actores políticos han respondido bien. Porque la luna de miel no es eterna.
Los resultados tendrán que ser casi inmediatos, porque eso es lo que espera el electorado; de lo contrario la gente podría caer en un desencanto y sentirse defraudada.
Andrés Manuel es un político muy hábil y con mucha sensibilidad; sin embargo, el país no va a cambiar de la noche a la mañana; es literalmente imposible. Los mexicanos debemos tener mucha paciencia y las autoridades, trabajar en serio para lograr un verdadero cambio, antes de que las expectativas se evaporen.
Buen ánimo
El pasado 27 de junio, Andrés Manuel López Obrador cerró campaña en la Ciudad de México en un Estadio Azteca abarrotado; incluso hubo quienes ya no pudieron entrar por falta de cupo.
Andrés Manuel consiguió el pasado 1 de julio el voto de confianza en regiones del país donde anteriormente sus propuestas no permearon. Fue un fenómeno en el que 77 por ciento de quienes se inclinaron por él, lo hizo por el cambio, por hartazgo.
Con el sector empresarial, con el que a lo largo de la campaña hubo diferencias, ya limó asperezas y se comprometieron a trabajar a favor del país; los miedos en torno al proyecto de nación del tabasqueño quedaron atrás.
A la euforia social por este triunfo se sumaron sindicatos, confederaciones…; mientras tanto, el próximo mandatario ya trabaja con su gabinete y ha afirmado que no fallará. El equipo morenista trabaja en los proyectos para cada una de las áreas. AMLO ha dicho que sus primeras acciones serán el aumento al doble de la pensión de los adultos mayores, becas para que los jóvenes no abandonen sus estudios.
De hecho, ayer aprovechando el impulso que hay en el país por la vitalidad de la democracia, acordó con la iniciativa privada, una figura de aprendiz, en la que jóvenes trabajen sin abandonar sus estudios. A esta propuesta le destinará 150 mil millones de pesos.