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El alcalde desaparecido

¿Qué pasó con el alcalde de Ciudad Mier, en Tamaulipas, que un día se denunció que estaba secuestrado y al siguiente día apareció en un puesto de seguridad en Nuevo León, conduciendo una camioneta?

 

El pasado jueves 12 de julio, un comando armado de al menos cinco personas secuestró al presidente municipal electo, Roberto, Betito, Gustavo González Hinojosa, cuando salía de un evento en la presidencia municipal y se dirigía a la plaza principal para agradecer el apoyo de sus simpatizantes, tras su triunfo en las elecciones.

Fue en ese momento cuando sus captores se lo llevaron en un vehículo y también se llevaron la camioneta del edil.

González Hinojosa fue abanderado por el PAN y ganó la reelección del municipio considerado Pueblo Mágico. Apenas el martes 3 de julio había recibido su constancia de mayoría en el Consejo Municipal Electoral de Ciudad Mier.

Luego de aproximadamente 10 horas de su secuestro, Betito fue liberado y localizado en el municipio de General Treviño, Nuevo León. No quiso dar ninguna versión.

Se sabe que el alcalde llegó manejando su camioneta a un retén, en el kilómetro 131 de la carretera 54. Se identificó y pidió a los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública que lo escoltaran hasta los límites con Tamaulipas, donde lo esperaba un convoy de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Ni el alcalde ni las autoridades han dado información acerca del plagio ni quiénes fueron los que lo retuvieron. En un principio se dijo que  quienes habían secuestrado al alcalde se habían equivocado de persona. Esta versión es poco creíble. Lo que sí sabemos, es que muchos territorios de Tamaulipas están tomados por el crimen organizado.

Ciudad Mier ha sido un municipio históricamente muy golpeado por la inseguridad y la violencia. El enfrentamiento entre el Cártel del Golfo y Los Zetas lo ha convertido en un municipio muy peligroso.

No queda claro qué pasó con el alcalde, pero este tipo de casos son recurrentes. Lo que sucede es que el crimen organizado busca alianzas con políticos y muchas veces retiene a los ediles para intentar pactar con ellos, o para amenazarlos. 

Recuerde usted el famoso caso de Servando Gómez La Tuta, en Michoacán, quien sostuvo encuentros con los alcaldes de Aquila, Lázaro Cárdenas, Pátzcuaro y Huetamo.

El líder de Los Caballeros Templarios grababa las reuniones y cuando lo consideraba necesario, las sacaba a la luz pública. Se sabe que La Tuta les ofrecía apoyo económico y si esto no funcionaba, los amenazaba con matarlos.

Otro alcalde víctima de la inseguridad durante los últimos días.

En Puebla, el presidente municipal de Naupan, Genaro Negrete Urbano, y su esposa, Alicia Flores, fueron presuntamente secuestrados el pasado 4 de julio, cuando se dirigían a la ciudad de Pachuca, Hidalgo.

De acuerdo con las autoridades, un comando armando habría interceptado a la pareja cerca de la carretera federal México-Tuxpan, en los límites del estado de Puebla con el de Hidalgo.

Un par de días después, la camioneta en la que viajaban las víctimas fue encontrada estacionada cerca de la desviación que entronca con la carretera federal y que conduce a la cabecera del municipio de Ahuazotepec.

Mientras tanto, en Jalisco, el 2 de julio, un día después de las elecciones, fue asesinado el alcalde de Tecalitlán, Víctor Díaz Contreras, cuando se dirigía a una reunión, junto con una trabajadora del ayuntamiento y su secretario particular. Un día antes había denunciado una agresión contra su familia.

Estos son sólo algunos casos. Muchos alcaldes han sufrido amenazas y han sido obligados a sentarse con personajes del crimen organizado; otros forman parte de la estructura criminal.

Regresemos a Tamaulipas. La Coparmex en Reynosa dio a conocer que, durante el último semestre, los niveles de inseguridad en el estado se incrementaron tres puntos porcentuales por arriba de la media nacional.

La entidad es un territorio importante para el crimen organizado; es frontera con Estados Unidos y eso es fundamental para el trasiego de la droga.

Es muy probable que el alcalde electo de Ciudad Mier haya sido levantado para que algún narcotraficante pudiera tener contacto con él.

Y mientras tanto, crecen los territorios controlados por el crimen organizado y para esto buscan tener cercanía con las autoridades locales, por la buena o mediante amenazas de vida.

Presión de la delincuencia

El 14 de julio, el Instituto de Economía y Paz en México señaló que los grandes omisos de la violencia en el país son los gobiernos estatales y municipales: “Yo creo que el Gobierno federal es responsable de la gobernanza del país, pero también los gobiernos municipales y los estatales han sido los grandes omisos de esta discusión, porque todos los reproches se los lleva el Gobierno federal; hay que presionar a los Congresos locales, a los alcaldes, a los gobernadores, para que empiecen a poner atención”, consideró el director del instituto, Carlos Juárez. Afirmó que con el cambio de gobierno llega una oportunidad de replantear la estrategia.

 

En tanto que para la Asociación Nacional de Alcaldes de México, el edil es la  autoridad más próxima a los ciudadanos y la más expuesta frente al poder del crimen. Asegura que  el que haya reporte de más de 100 homicidios contra éstos en 12 años, es reflejo de una estrategia del crimen organizado para debilitar al Estado, atacando a su eslabón más débil: “Los ataques por parte de los cárteles contra alcaldes, ya sean en funciones, electos o exalcaldes, están pensados como una forma de presionar al Estado para que evite la confrontación y restablezca un espacio en el que las organizaciones delictivas puedan funcionar bajo un alto grado de impunidad.

“Cuando un municipio se encuentra en el centro del territorio de un grupo criminal y no cuenta con la capacidad humana ni económica para hacerle frente a las situaciones propias de sus circunstancias, queda claro que está desamparado ”, señala la AMAC.