La verdadera pelea por las mujeres
Hace unos meses, una mujer soldado me demostró cómo dignamente se deben exigir los mismos derechos que tienen los hombres.
Fue durante un recorrido para llegar a un narcolaboratorio de drogas sintéticas enclavado en la sierra de Cosalá. Esta mujer trabajaba a la par de sus compañeros y cargaba una mochila pesada. Le sugerí que algún soldado cargara sus cosas. Ella me respondió que si estaba en la disputa por tener un mejor rango entre sus compañeros y de exigir igualdad de oportunidades, ella tenía que hacer las cosas.
De igual forma he visto esta actitud en mujeres que trabajan en la política o en distintas empresas, quienes se esfuerzan por demostrar, y lo logran, que su trabajo es igual de importante y bien hecho que el de los hombres.
Ésa es la batalla que se debe dar, sobretodo en un país como México, en donde ha habido avances importantes en el tema de equidad de género; como por ejemplo que en las Cámaras de Diputados y Senadores haya el mismo número de mujeres y de hombres.
Pero todavía hay mucho qué hacer en este rubro, por ejemplo, equiparar los sueldos entre ambos géneros. Las estadísticas lo demuestran: todavía hay una diferencia en la remuneración de un mismo trabajo, realizado entre una mujer y un hombre, de aproximadamente 14 por ciento. En algunos estados, como Coahuila, la brecha sube a 23 por ciento.
Es ahí donde tenemos que dar la batalla.
Pero hay movimientos de feministas radicales que acaban desvirtuando lo importante y simplemente caen en lo ridículo.
Por ejemplo, están aquellas que expresaron su molestia porque los nuevos modelos de iPhone son demasiado grandes para el tamaño de sus manos. La semana pasada, la compañía Apple lanzó sus nuevos productos, entre los que destacan los nuevos iPhone, cuya característica es la pantalla es más grande.
De esta manera, el iPhone XS ofrece una pantalla de 5.8 pulgadas, el iPhone XR, de 6.1 pulgadas, y el iPhone XS Max, con la pantalla más grande, es de 6.5 pulgadas. Además, Apple descontinuó el modelo del iPhone SE, el más pequeño de la familia, con una pantalla de 4 pulgadas.
Bueno, pues estos grupos feministas externaron su molestia porque consideran que los nuevos teléfonos inteligentes son demasiado grandes para las manos de una mujer, las cuales, argumentaron, son una pulgada más pequeña que las manos del hombre promedio.
La activista Caroline Criado-Perez, declaró al Daily Telegraph que estaba “desconcertada” porque Apple no diseña modelos “pensando en el cuerpo de las mujeres”.
Zeynep Tufekci, escritora del The New York Times, también criticó a la compañía, a través de Twitter. “Deberíamos estar furiosas por esto… Las mujeres con manos pequeñas como las mías, que necesitan el teléfono por razones de seguridad, están atrapadas con algo que no pueden sujetar y con el riesgo constante de que se les caiga”.
Sophie Walker, del Partido para la Igualdad de las mujeres (en Reino Unido), reprochó que “los chicos de Apple están obsesionados con el tamaño, pero a veces, el rendimiento también importa”.
Así se fueron sumando varias voces de quienes se unían a la protesta; pero también de quienes consideraban que la opinión de estos grupos feministas era sumamente exagerada.
A la polémica por la igualdad de género se ha sumado el lenguaje inclusivo. Poco a poco ha tomado fuerza en las redes sociales sustituir una vocal por la letra “x” o “@”, para evitar usar el género masculino para referirse a ambos sexos.
Es así como políticos, funcionarios y famosos escriben, por ejemplo: “todxs”, “compañer@s”, “lxs jubiladxs”. Pero “el movimiento” no se limita a lo escrito; hay quien impulsa el uso de la letra “e” para referirse a ambos géneros: “Buenas tardes a todes”.
Ante la polémica que está generando este lenguaje inclusivo, o no sexista, la Real Academia Española respondió, a través de Twitter que utilizar palabras como “todes”, “nosotres” o la letra “x” para no denotar género, “es innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”.
A través de su página web, la RAE publicó: “la actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos”.
Lamentablemente hay cientos de motivos por los cuales exigir igualdad o poner un alto. Pero tal parece que se pone demasiado énfasis en cosas que no deberían.
Las mujeres tenemos una responsabilidad muy seria en exigir que nuestros derechos se respeten, que tengamos igualdad en las oportunidades laborales, que no exista el abuso en contra de nosotras, ni psicológico ni físico. Que nadie atente contra nuestra vida.
Lo que no podemos hacer es desvirtuar estas exigencias en cosas ridículas; si no les cabe un teléfono en la mano, que compren otra marca. Lo que no puede pasar es que dejemos de pelear las verdaderas batallas; las que sí se tienen que ganar para mejorar la calidad de vida de muchas mujeres.
Avances en equidad
En el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 se establece que uno de los ejes primordiales de la presente administración sería la igualdad de género. Se creó Proigualdad, una plataforma destinada a orientar y facilitar el monitoreo de los avances institucionales en materia de equidad de género, y aunque hubo algunos pasos hacia adelante, las mujeres siguen representando la menor parte de la población empleada formalmente en México. Es cierto: la igualdad laboral por género fue mejor en julio de2018 que en diciembre de 2012, cuando Enrique Peña Nieto tomó la Presidencia de México; pero los registros de hombres y mujeres con empleo formal aún muestran un fuerte desequilibrio en el mercado laboral.
En marzo pasado, la representante de ONU Mujeres en México, Belén Sanz, sostuvo que la participación económica de las mujeres en el país ha crecido; sin embargo, todavía este sector dedica el triple de tiempo a las labores del hogar, y que la brecha salarial es de 30 por ciento con respecto a los varones; además, padecen discriminación laboral o violencia sexual en sus centros de trabajo y persisten las desigualdades en la política.
En este sexenio, el secretario de la Defensa planteó como una meta elevar a 20 mil el número de elementos femeninos en el Ejército y en la Fuerza Aérea (primera foto, soldados mujeres en las labores diarias). El gabinete propuesto por el próximo Presidente se caracteriza por la inclusión de más mujeres (segunda foto); de hecho, arrancará con ocho y, por primera vez, una mujer llevará las riendas de Gobernación.