Devorarse el PAN
Un día después de las pasadas elecciones donde Andrés Manuel López Obrador ganó de manera contundente, escribía en esta columna todo lo que le había costado al PAN el agandalle de Ricardo Anaya, quien obtuvo el 22 por ciento de los votos y que fracturó al partido.
El control de un partido, sobre todo como el PAN, que en sus estatutos le da un poder enorme no sólo de decisión sino económico a sus dirigentes, es algo que Anaya no ha querido soltar.
Y en el recuento de los daños, y después de la derrota electoral, el excandidato presidencial buscó a como dé lugar seguir conservando ese coto de poder. Imagínese usted lo que está en juego: son millones de pesos, aun ahora que se quiere hacer una reforma para recortar parte de los recursos para los partidos, que se manejan desde la dirigencia.
Y es así como en la elección interna del partido, este fin de semana para elegir dirigente, quedó al frente Marko Cortés, uno de los hombres más cercanos a Ricardo Anaya.
La disputa se dio entre Marko Cortés, apoyado por Anaya, y Manuel Gómez Morin, nieto del fundador del partido y quien contaba con el apoyo del expresidente Felipe Calderón.
Lo cierto es que el proceso interno del PAN estuvo lleno de contrastes; mientras Marko Cortés lo calificaba como una “fiesta democrática”, Gómez Morin definía el proceso como “parcial, inequitativo y antidemocrático”.
Por la noche, la presidenta de la Comisión Electoral del PAN, Cecilia Romero, informó que con el 79 por ciento de los votos de la militancia, era Marko Cortés quien ganaba la elección interna para renovar la dirigencia nacional.
Mientras que Manuel Gómez Morin sólo obtuvo el 21 por ciento de los votos.
Tras conocerse los resultados, Marko Cortés invitó a Manuel Gómez Morin a ser el titular de la Comisión Política Nacional del PAN y así lograr la democracia dentro del partido.
Gómez Morin fue claro y respondió: “no, gracias”.
Durante su campaña, en Tijuana, Gómez Morin calificó a Ricardo Anaya como “un muchacho estúpido” que quiso ganar la Presidencia de la República postulado por una alianza “contra nuestra esencia, contra nuestros principios”.
Lo cierto es que ante un PAN, que ha perdido su esencia por estas disputas de los dirigentes y por intentar bloquear a todo aquel que no esté con Anaya, no existe una oposición real en México al partido en el poder. La oportunidad de tener un verdadero contrapeso por el momento, sobre todo ahora que Morena tiene el control del Gobierno federal y de ambas cámaras, se perdió.
Y después de tantos agravios recibidos por parte de la corriente Anayista, Felipe Calderón, tras conocer los resultados de la elección interna, renunció al partido.
A través de una carta dirigida al Presidente nacional del PAN, Marcelo Torres, Felipe Calderón señala que renunció al partido debido a que, a su consideración, está cancelada la democracia interna y eso hace “imposible revertir” su actual situación.
En la misiva, Calderón refiere que la “camarilla que controla al partido ha abandonado por completo los principios fundamentales, las ideas básicas y las propuestas del PAN, y no le interesa sostenerlos, actualizarlos o fortalecerlos”.
El expresidente de la República señala que otro de los motivos de su renuncia es “porque ‘el consorcio’ que controla el PAN ha destruido la democracia interna, llegando al extremo de que durante los últimos años ninguna de las candidaturas relevantes del partido ha sido electa por los militantes sino impuesta por designación a la membresía”.
Y señaló que “México requiere urgentemente una opción de participación política a cuya creación ya vienen contribuyendo nuevas voces ciudadanas, especialmente de jóvenes, y permanecer en el PAN sólo implica una desviación y pérdida neta de tiempo, recursos y capacidad de organización que deben dedicarse a impulsar ese esfuerzo con todo vigor”.
Es así como Calderón renunció al partido al igual que Margarita Zavala lo hizo tras 33 años de militancia, hace poco más de un año.
La desbandada de panistas incluye personalidades como José Luis Luege Tamargo, quien renunció al PAN el 9 de octubre de 2017; un día después renunció Luisa María Calderón, Cocoa, quien pertenecía a Acción Nacional desde 1976; el exsenador por Sonora, Francisco Búrquez Valenzuela, quien renunció hace unos meses tras 20 años de militancia; el diputado Luis Fernando Salazar, quien renunció el 17 de octubre de 2018 luego de más de 20 años en el PAN y Joaquín Díaz Mena, quien dimitió tras 17 años de militancia.
A la lista se suman Javier Lozano, quien renunció en enero de 2018 por diferencias con Ricardo Anaya; Germán Martínez, quien permaneció 30 años en las filas del PAN; Gabriela Cuevas, quien estuvo 23 años en Acción Nacional, y el exalcalde de León, Ricardo Sheffield Padilla.
Y aquellos que no renunciaron y le hicieron frente a la cúpula del partido fueron expulsados, como Ernesto Cordero Arroyo, Jorge Luis Lavalle y la exdiputada federal, Eufrosina Cruz Mendoza.
El año próximo, el Partido Acción Nacional conmemorará el 80 aniversario de su fundación y desde entonces, salvo los 12 años que estuvo en el poder, hizo un contrapeso importante. Fue una oposición responsable y fuerte, algo que por el momento no tenemos en el país, en una coyuntura en donde tener una alternativa es fundamental ante un gobierno de amplia mayoría. Pero pudo más la ambición personal de unos cuantos, quienes simplemente, se devoraron el PAN.
La división
A un día de haber ganado la elección interna para dirigir al Partido Acción Nacional (PAN ), el presidente electo del albiazul, Marko Cortés, cercano al exdirigente de ese partido, Ricardo Anaya, sostuvo una reunión con el equipo del candidato a la alcaldía de Monterrey, Felipe de Jesús Cantú (primera foto). Durante el encuentro, Cantú expresó su apoyo a quien será su próximo dirigente nacional de partido. A su vez, Marko Cortés manifestó que una vez que ratifiquen su triunfo Monterrey será una de las prioridades que le dará durante su administración.
Manuel Gómez Morin (segunda foto) reiteró su rechazo a la invitación de Marko Cortés para integrarse a la Comisión Política Nacional del PAN. En entrevista con Loret de Mola, el nieto del fundador del albiazul adelantó que evalúa si continúa o no en las filas de Acción Nacional. Indicó que analiza su decisión debido a que hay muchos panistas que le han pedido que permanezca en el partido. Sin embargo, insistió en que el proceso en el que fue elegido Cortés con el 70 por ciento de los votos estuvo amañado, pues hubo, dijo, compra de sufragios y acarreos.
Luego de la elección, panistas como Gustavo Madero y Juan José Rodríguez Pratss pidieron a su próximo dirigente actuar con independencia de los gobernadores que lo ayudaron a ganar las riendas del albiazul. A su vez, Diego Fernández de Cevallos consideró que la salida de las filas del partido del expresidente de México, Felipe Calderón, beneficiará a Acción Nacional.