El diablo en la frontera
La sociedad mexicana nunca ha sido absolutamente abierta con la migración o, por lo menos, no con toda ella. Los lazos que se crearon con los migrantes de la república española en los años 30 o con los que llegaron escapando de las dictaduras sudamericanas y centroamericanas de los 70 y 80, han sido diferentes a los de otro tipo de migraciones, sobre todo económicas.
Pero nunca nos habíamos enfrentado a un desafío como el que implican hoy en día las llamadas caravanas migrantes, convertidas en una trampa política y social de la que difícilmente alguien se puede escapar.
El éxodo de migrantes centroamericanos, principalmente hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, ha llegado a Tijuana, Baja California, y ha catalizado todos los problemas que se agudizan diariamente en ese difícil punto fronterizo. Tras separarse de la caravana principal, un grupo de más de 350 migrantes llegó a Tijuana la mañana del martes 13 de noviembre. Había transcurrido un mes desde que la primera caravana migrante partió de Honduras, el 13 de octubre pasado. Pero tras ella se congregaron una tras otra diversas caravanas, algunas más numerosas, otras más pequeñas, algunas haciendo uso de la violencia, otras respetando las normas, se han ido abriendo paso a través de México para tratar de llegar a la frontera. Siempre ha habido un intenso flujo a través de nuestra frontera sur, y desde hace diez años existen las caravanas, pero nunca como ahora ese tipo de ingreso en grupo se había convertido en un método masivo de ingresar a México y buscar la frontera norte.
El gobierno de Donald Trump ha desplegado cinco mil elementos del ejército en la frontera. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos cerró al menos tres carriles en los puertos de entrada de San Ysidro y Mesa de Otay para instalar infraestructura para el endurecimiento de las entradas fronterizas y ante el riesgo potencial de seguridad que podría ocasionar la llegada de migrantes, indicó el Buró de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Al llegar las primeras caravanas a Tijuana todas las contradicciones de este tipo de migración estallaron. Por una parte, un grupo de al menos 85 miembros del colectivo lésbico, gay, bisexual, transgénero, trasvesti, transexual (LGBTTT+), fueron albergados en una casa particular y ello provocó reacciones de vecinos de la zona, mientras los albergues destinados para recibir a los migrantes superaban el 75 por ciento de su capacidad. Habitantes de Playas de Rosarito, donde el muro fronterizo se adentra en el mar, expresaron su descontento. Un grupo de aproximadamente 300 personas se manifestó en las inmediaciones del refugio ubicado en la Unidad Deportiva Benito Juárez. Pedían la deportación inmediata de los centroamericanos debido a los problemas que han ocasionado en la ciudad, y divulgaron videos en redes sociales donde se observa a algunos hondureños amenazando a tijuanenses. La situación se volvió muy tensa y hubo claros conatos de agresión de ambas partes.
Días después, la Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana informó que se había detenido a 57 centroamericanos en la ciudad, quienes fueron remitidos al INM, 45 de esas aprehensiones se debieron al consumo de mariguana o alcohol en las inmediaciones del campamento y uno más fue detenido por el robo de un pantalón. Otros migrantes fueron detenidos por “molestias a las personas, vecindarios y población en general”, otros dos por riña, uno por falta de respeto a un servidor público, y el último por “exhibirse desnudo en la vía pública”, al tiempo que el gobierno municipal pidió que se realice un censo para identificar a presuntos integrantes de pandillas. También pidieron separar a los migrantes que viajan en familia de los que viajan solos, y que a estos últimos se les aplique una estrategia de control al interior del refugio con cámaras, vigilancia perimetral y control canino para evitar ingreso de drogas.
Hoy en Tijuana y Mexicali hay ya unos seis mil migrantes; mientras, la secretaria del Homeland Security de la Unión Americana, Kirstjen Nielsen, visitó la frontera y expresó una postura terminante: “déjenme ser muy clara: no podrán entrar ilegalmente al país”. Según la cadena estadounidense NBC, el Departamento de Seguridad Nacional recaba datos sobre la caravana de migrantes a través de informantes, quienes estarían mezclados de incógnito entre los centroamericanos y brindan información a las autoridades.
Lo cierto es que en nuestro caso, las corrientes de solidaridad han ido de la mano, como en muchos otros lugares del mundo, con visiones en ocasiones xenófobas, pero también de sincera preocupación por la seguridad personal de las personas. Lo cierto es que nadie parece estar en condiciones de frenar el fenómeno. En la frontera el diablo está suelto y todos juegan con el drama humano.
Sigue la marea humana…
A bordo de camiones, camionetas, autos particulares y hasta caminando, entre la noche del martes y madrugada del miércoles llegaron a Tijuana mil 276 integrantes de la caravana migrante, procedentes de Mexicali y Sonora, con lo que ya suman cuatro mil 409 centroamericanos en esa ciudad fronteriza. Ante esto, el gobierno municipal insistió en su solicitud de apoyo a la federación por 100 millones de pesos para atender a estas personas.
En este contexto, el quinto visitador general de la CNDH, Édgar Corzo Sosa, reiteró su rechazo a las expresiones racistas, xenófobas y discriminatorias que algunas autoridades y personas han hecho contra quienes forman parte de las caravanas migrantes que cruzan nuestro país hacia Estados Unidos.
A su vez, medios locales reportaron largas filas de individuos y familias en la entrada del puerto de cruce internacional con Estados Unidos, para solicitar asilo ante el gobierno federal de aquel país. El Grupo Beta del INM, que administra el listado y luego lo entrega a EU, pasó de atender entre 30 y 40 solicitudes diarias, a un promedio de 80.
A su vez, y en vísperas del Día de Acción de Gracias, y como se vio en días previos en la garita de San Ysidro, ayer las autoridades estadounidenses aumentaron las medidas de seguridad en la garita de Otay. En este punto se registraron por la mañana movilizaciones de personal uniformado que instaló alambradas, barricadas y otros obstáculos ante la alerta sobre la eventual entrada masiva de migrantes hondureños a contraflujo de estos puntos de acceso.