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Tijuana: una bomba a punto de explotar

Lo habíamos advertido… la situación en la frontera norte es un serio problema que está lejos de mejorar, y este fin de semana vivió uno de sus episodios más violentos cuando cientos de centroamericanos intentaron cruzar ilegalmente a Estados Unidos, luego de romper un cerco de la Policía Federal en la garita de El Chaparral.

 

Todo inició alrededor de las 10 de la mañana del domingo, cuando cientos de migrantes iniciaron una marcha desde el albergue Benito Juárez rumbo al puerto fronterizo de El Chaparral, donde fueron contenidos por agentes de la Policía Federal, quienes les impidieron el paso; sin embargo, después de unos 40 minutos los centroamericanos, entre ellos mujeres y niños, burlaron el cerco policiaco, corriendo por debajo del puente a través del bordo, que es la canalización del Río Tijuana. Un grupo de migrantes se subieron a la valla fronteriza y amenazaron con cruzar a Estados Unidos.

En ese momento elementos de la Patrulla Fronteriza estadounidense les dispararon balas de goma y gases lacrimógenos para disuadirlos. Mientras tanto, otro grupo logró llegar hasta el muro fronterizo por el extremo noreste de la garita San Ysidro, detrás de la línea ferroviaria; ahí, alguno logró cruzar la valla, pero después de unos metros regresó.

Algunos migrantes, aun cuando estaban lesionados por las balas de goma, seguían lanzando consignas contra las autoridades estadounidenses, advirtiendo que estaban dispuestos a todo, incluso a perder la vida, ya que lo mismo les pasaría si regresaban a su natal Honduras.

De inmediato, la garita de San Ysidro fue cerrada al tránsito vehicular y peatonal para prevenir que grupos adicionales de migrantes intentaran ingresar violentamente a través del puerto de entrada.

Un par de horas antes de estos incidentes, el presidente Donald Trump criticó a México por su gestión migratoria, al tiempo que señaló que sería “muy inteligente” que frenara a las caravanas de migrantes antes de que lleguen a la frontera entre ambos países.

Hasta el domingo 25 de noviembre, en Baja California había ocho mil 247 migrantes, sobre todo en los municipios de Mexicali y Tijuana. Es una bomba a punto de explotar, porque la sociedad tijuanense, como decíamos días atrás, también está generando anticuerpos contra los migrantes y comienzan a presentarse cada vez más nuevos hechos de  violencia.

Hay miles de migrantes apostados en Tijuana, pero diariamente tan sólo se procesan unas 100 solicitudes de asilo en el principal cruce fronterizo entre esta ciudad y San Diego, en donde ya había una lista de espera de tres mil solicitantes cuando llegó la nueva oleada de la caravana migrante; por lo que la mayoría tendrá que esperar incluso meses para, en su caso, recibir asilo.

Mientras tanto en Tijuana, el problema es asfixiante. El pasado jueves 22 de noviembre, el alcalde Juan Manuel Gastélum declaró una Crisis Humanitaria y convocó a organismos internacionales para poder hacer frente a esta situación.

Gastélum señaló que la atención a los migrantes asciende a más de medio millón de pesos diarios; por ello, se solicitarían acciones de asistencia a la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.

“Señores, no voy a comprometer los servicios públicos, no voy a gastarme el dinero de los tijuanenses, no voy a endeudar a Tijuana porque no lo hemos hecho en estos dos años”, señaló el presidente municipal.

Un par de días después, el polémico alcalde comparó a la caravana migrante actual, con los aproximadamente tres mil haitianos que llegaron tras el sismo de 2010 en su país y que terminaron quedándose en Tijuana cuando fracasaron en su intento de llegar a Estados Unidos.

Dijo que los caribeños llegaron ordenados, respetuosos, rentaron apartamentos y hacían su propia comida, y que se insertaron en la economía de la ciudad y no se han visto involucrados en ningún disturbio.

Mientras tanto, la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, señaló que el respeto a los derechos humanos de los migrantes es una de las preocupaciones del gobierno electo, por lo que mientras estén en nuestro país, los centroamericanos no serán criminalizados. Alfonso Durazo, futuro secretario de Seguridad Pública, dijo que no se podían “promover provocaciones, ni podemos caer en provocaciones, tenemos que asumir desde una perspectiva humanitaria el problema migratorio, en el contexto de respeto a la legalidad a nuestro país”.

A partir de estas declaraciones, el sábado 24 de noviembre The Washington Post publicó que la administración Trump logró el apoyo del futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador para el plan de asilo “Permanecer en México”, a través del cual los migrantes esperarían en suelo mexicano a que se resuelvan sus solicitudes de asilo en Estados Unidos.

El diario estadounidense citó supuestas declaraciones de la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, diciendo que “por ahora, hemos aceptado esta política de Permanecer en México, pero que se trataba de una “solución a corto plazo… la solución a mediano y largo plazo es que las personas no migren”.

TWP aclaró que no se trata aún de un acuerdo formal, sino de un principio de acuerdo que habría sido delineado la semana pasada en Houston, durante una reunión entre el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y funcionarios estadounidenses que incluyeron al secretario de Estado, Mike Pompeo, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.

Horas después, Sánchez Cordero se retractó y dijo: “No existe acuerdo de ningún tipo entre el futuro gobierno federal de México y el de Estados Unidos de América. El nuevo gobierno iniciará su mandato el 1 de diciembre próximo”.

Pero el problema estaba planteado y se agudizó mucho más cuando al día siguiente se trató de forzar el ingreso a Estados Unidos. En esta ocasión la guardia fronteriza utilizó balas de goma y gases, pero hay que recordar que Trump les autorizó utilizar incluso “fuerza letal” para frenar el ingreso ilegal de migrantes. Esa posibilidad no debe descartarse y, si ocurriera, sería brutal para las relaciones entre México y Estados Unidos precisamente a días de iniciar una nueva administración federal en nuestro país. Pero todo está planteado como para que la bomba estalle más tarde o más temprano en forma irremediable y con costos crecientes para la relación entre ambos países.

Zona de tensión

Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional de EU, defendió el uso de gas lacrimógeno por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza contra miembros de la Caravana Migrante que se acercaban a la frontera sur el domingo, y dijo que “no toleraría” ningún tipo de “falta de ley” por parte de aquellos que esperan solicitar asilo.

 

No obstante, las imágenes del hecho, como la tomada por Kim Kyung-Hoo, de la agencia Reuters, que muestra a una familia migrante que huye del gas lanzado por los agentes estadounidenses, generó reacciones encontradas en redes sociales.

Celebridades como Eva Longoria, Anne Hathaway, Amy Schumer, Zenayda, Pink o Zoe Saldana, criticaron la reacción de las autoridades de su país.

 

En México, la Secretaría de Gobernación informó que 98 personas fueron detenidas y posteriormente deportadas por intentar agredir y lesionar a agentes de la Policía Federal y del INM. En Tijuana, ayer había 5 mil 600 migrantes y 2 mil en camino.