Juicio de “El Chapo”: la conexión colombiana
La relación del narcotráfico mexicano y colombiano es añeja e inevitable, sobre todo en el caso de la cocaína. Allá se produce y desde aquí se tiene que introducir al mercado estadounidense. No siempre fue así, durante muchos años, los narcos colombianos exportaban la droga por el Caribe para llegar a Miami y desde allí se distribuía al resto de la Unión Americana.
Pero cuando se cerró la ruta del Caribe, a mediados de los 80, el tránsito por México se volvió irremplazable. Hasta 1994, los colombianos pagaban con dinero por esos traslados, pero desde ese año, cuando había aumentado tanto el tráfico de cocaína, fue cuando se comenzó a pagar en especie, con la propia droga. Eso fortaleció a los cárteles mexicanos en todos los sentidos y éstos pasaron de ser contratistas de los colombianos a convertirse en socios o competidores.
En el juicio de El Chapo Guzmán desfilarán muchos narcotraficantes colombianos, todos ellos testigos colaboradores de la fiscalía. El primero de ellos ha sido un hombre que desde hace años cumple ese papel, el colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, Chupeta, exlíder del Cártel del Norte del Valle. Según Chupeta, El Chapo habría transportado miles de kilos de cocaína colombiana a Estados Unidos. Chupeta aseguró que él era uno de los mayores productores de cocaína colombiana y llamó la atención debido a su apariencia, ya que antes de su arresto en Brasil en 2007, se sometió a cirugías estéticas para modificar su rostro: los pómulos, la mandíbula, los ojos, la boca, la nariz y las orejas.
En sus declaraciones en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn, Ramírez Abadía dijo que mantuvo una estrecha relación durante 17 años con El Chapo, y la describió como uno de los negocios de narcotráfico más rentables en la historia moderna.
Según Chupeta la primera reunión que tuvo con El Chapo fue en la recepción de un hotel de la Ciudad de México en 1990; ahí Guzmán le aseguró que él era el más rápido para transportar la droga y que sus rutas eran las más seguras porque tenía comprados a muchos funcionarios mexicanos. Chupeta se sorprendió cuando cuatro meses después, los primeros 4 mil kilos de cocaína que envió en cinco aviones a México, llegaron a Estados Unidos en menos de una semana. Durante los años 90, aseguró, llegaban tantos aviones con coca que parecía que Colombia “invadía” México.
El acuerdo era que después de que la cocaína pasaba la frontera, Guzmán tomaba el 40 por ciento y lo vendía por su cuenta en Estados Unidos; los operadores de Chupeta se quedaban con el resto para venderlo. Durante su declaración mostró un libro de contabilidad donde se registraban esas operaciones. En ese libro de contabilidad también se asentaba el presupuesto destinado a algunos asesinatos; se tenía el registro del pago para el asesinato de unas 150 personas. Llamó la atención el pago de 338 mil 776 dólares para matar a una persona de la que no se dieron detalles.
El exlíder del Cártel del Norte del Valle narró que una vez visitó en prisión, acompañado por un comandante de la policía, al narcotraficante Juan José Esparragoza El Azul, a quien calificó como “un padrino” para los narcotraficantes. Según Ramírez, en la reunión participó El Chapo, y lo que buscaban era la autorización de El Azul para cambiar la ruta de envío de la droga desde aviones a barcos camaroneros, a través del Pacífico.
Chupeta habló de muchas otras cosas en su testimonio y dio numerosos detalles, pero también el suyo es un testimonio con contradicciones, sobre todo de fechas. En los años 90, cuando el colombiano coloca mucha de su relación con El Chapo, éste no era aún el jefe de cártel tan poderoso que fue después. En esa época, junto con El Güero Palma, manejaba una organización en Sinaloa que dependía del Cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. Esos aviones que “invadían” México eran en realidad de Carrillo Fuentes, y con él colaboraba El Chapo, en un cártel que funcionaba en forma muy horizontal como una suerte de holding.
Hay que recordar que El Chapo fue detenido en 1993, y si bien mantuvo desde la cárcel el control de su organización, ésta tuvo muy poca participación, hasta que en 1997 murió Carrillo Fuentes y se reestructuró y dividió ese cártel. Con todo, durante esos años, con El Chapo y El Güero Palma en la cárcel (éste fue detenido en 1995), su participación en el negocio fue menor, aunque mantenían el apoyo de El Mayo Zambada y El Azul Esparragoza.
Fue hasta después de su fuga en 2001, cuando El Chapo fue por el control de la herencia de Amado Carrillo. Y lo logró a sangre y fuego, ayudado por un hombre que fue su mano derecha, que esta semana fue condenado a cadena perpetua en un tribunal de Virginia, y que próximamente testificará contra Guzmán Loera: Dámaso López, El Licenciado.
Fuego amigo
Juan Carlos Ramírez Abadía, Chupeta explicó, durante el juicio contra Joaquín Guzmán, El Chapo, que para no ser reconocido por las autoridades de su país, Colombia, en Brasil se sometió a diversas cirugías plásticas en el rostro; el narcotraficante se hizo modificar la mandíbula, los ojos, las orejas y la nariz. El exlíder del Cártel del Norte del Valle fue detenido en Colombia en 2007 y un año después fue extraditado a una cárcel Estados Unidos, donde purga una condena por narcotráfico, lavado de dinero y homicidio de 150 personas. En la Corte de Nueva York, el jueves, Ramírez Abadia aseguró que a Joaquín Guzmán lo conoció en un hotel de la Ciudad de México, en 1990. Desde ese momento, señaló, se convirtió en su principal proveedor de cocaína, con la que El Chapo ganó 640 millones de dólares entre 1990 y 1996. A cambio de reducir su condena, Chupeta aceptó ser colaborador del gobierno estadounidense. Con su declaración contra el capo de Sinaloa, el colombiano espera reducir su condena a sólo 25 años.
Dámaso López, El Licenciado brazo derecho de Guzmán Loera, se quedó a cargo del Cártel de Sinaloa luego de la recaptura de El Chapo. En mayo de 2017 fue detenido en México y extraditado en julio de este año a Estados Unidos. El pasado 29 de noviembre fue sentenciado a cadena perpetua en una Corte de Virginia, luego de que se declaró culpable de trasiego de cocaína y lavado de dinero. El Licenciado es otro de los testigos que declararán contra El Chapo.