Secuestro en San Diego
Miles de mexicanos se han refugiado en algunas ciudades de Estados Unidos huyendo de la delincuencia que se vive en México. Muchos empresarios dirigen los negocios que tienen aquí, desde allá, pensando que se encuentran más seguros y que no tienen necesidad de contratar seguridad privada, como muchos lo tienen que hacer en nuestro país. Pero esto no los hace menos vulnerables, las bandas del crimen organizado han exportado la industria del secuestro a la Unión Americana, en particular a San Diego. Las víctimas, casi siempre, son levantadas del lado norteamericano y llevadas a casas de seguridad en Tijuana.
Este problema se ha venido dando desde el 2006 y cada día aumenta el número de víctimas. La realidad es que, como muchas de estas personas cuentan con un alto poder adquisitivo y se sienten más seguras en territorio norteamericano, no toman las medidas de seguridad como lo harían aquí, en México, y eso los tiene mucho más expuestos a ser víctimas de un plagio.
El crimen organizado sabe que ,puede tener movilidad entre ambos países. Muchos delincuentes en México tienen socios norteamericanos, de los que nadie habla. Si no, cómo explicar la distribución de la droga en ese país. Un ejemplo justo en esta área de San Diego es la operación de los Arellano Félix. Apenas la semana pasada fue capturado Fernando Sánchez Arellano, su actual líder.
En 1998, Ensenada, Baja California, se convirtió en punto estratégico para el comercio y la relación de los Arellano Félix con Asia y organizaciones delictivas japonesas y de Hong Kong. La importación de químicos para fabricar drogas sintéticas aumentó drásticamente, y la exportación y la distribución de esas metanfetaminas han sido el negocio de los últimos años de ese grupo delictivo, pero ya en territorio norteamericano.
Otro problema que no habíamos visto en Estados Unidos hasta hace muy poco es el de las fosas clandestinas. En México en los últimos años proliferaron los cementerios clandestinos con más de dos mil cuerpos enterrados. Muchos de ellos migrantes o sicarios de grupos criminales.
Hace unos días, en Falfurrias, al sur de Texas, se localizaron fosas con más de 160 cuerpos que suponen son de migrantes. Los restos fueron hallados en bolsas de plástico. Algunos fueron encontrados bajo lápidas con el nombre de una funeraria local llamada Angel Howard Williams. De acuerdo con investigaciones de diarios locales, funcionarios de los condados de Brook y Jom Hogg habrían pagado a la funeraria para que se hiciera cargo de los cadáveres recuperados al sur de Texas.
Se cree que entre 2011 y 2013 murieron más de 300 migrantes en el condado de Brooks, lo que representa 50 por ciento de las muertes registradas en esa zona que ha resultado mortal para los migrantes mexicanos y centroamericanos. Para poder alcanzar un inaccesible sueño americano deben cruzar a pie larguísimas distancias, a 40 grados centígrados. Aquí los migrantes mueren por deshidratación o en manos del crimen organizado. Y por supuesto es mucho más barato y menos complicado aventar los cadáveres en fosas clandestinas, en vez de identificarlos y mandarlos de regreso a su país.
Estas prácticas han traspasado fronteras y los criminales, tanto mexicanos como norteamericanos, están operando en particular en las zonas fronterizas de México y Estados Unidos.
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