Jugando con el tiempo
Algo raro les está pasando a las neoizquierdas radicales de América Latina con el tiempo. El reloj de la fachada del Congreso boliviano, en La Paz, tiene desde el 25 de junio pasado la numeración al revés y sus manecillas giran hacia la izquierda “como símbolo del cambio político en Bolivia”. Todo para demostrar que Bolivia “está en el sur, no en el norte”.
Dicen el presidente Evo Morales y el líder del congreso que es una medida antiimperialista. “¿Quién dijo que el reloj tiene que girar de ese lado siempre?, ¿por qué siempre tenemos que obedecer, por qué no podemos ser creativos?”.
Antes, Hugo Chávez había decidido mover el horario de Venezuela en sólo media hora y en nuestras tierras la CNTE decidió que no reconocía el horario de verano.
Pero empecemos con Bolivia. Resulta que para Evo Morales modificar el reloj, es recordar la historia. Afirmó que el hoy llamado “reloj del sur”, con la forma del mapa bolivariano que incorpora el territorio costero perdido en una guerra contra Chile, recuerda la invasión de 1879.
En la reciente Cumbre G77 más China, el mandatario obsequió réplicas de este reloj, con manecillas que giran al revés, como un símbolo de la reivindicación de las ideas del sur frente al norte. Nadie ha entendido muy bien qué tiene que ver una cosa con la otra, pero el vicepresidente de aquel país, Álvaro García, no descartó la posibilidad de que todos los relojes de instituciones públicas sean modificados siguiendo al “reloj del sur”.
Cambiar los relojes ha empezado a generar rechazo y burlas. Para empezar las autoridades municipales ya han dicho que están en contra de modificar sus relojes. La directora de patrimonio también está molesta con la acción. El gobierno chileno entregó una nota de protesta, por el mapa que representa ese reloj, con territorios que pertenecen a Chile desde hace siglo y medio.
Por lo pronto, el gobierno de Bolivia ya declaró como fiesta nacional el Año Nuevo Aymara, que comenzó el 21 de junio, y que coincide con el solsticio de invierno en el Hemisferio Sur, y fue en esta fecha que estrenó su reloj, porque según la tradición andina, dicen, es el inicio del nuevo ciclo en el tiempo y agrícola del altiplano.
En Venezuela también se ha tomado una medida ridícula con el tiempo. El gobierno de Hugo Chávez modificó el horario legal en media hora, en todo el territorio nacional. Con el cambio la diferencia de la hora legal venezolana con respecto al meridiano de Greenwich pasó de menos cuatro horas a menos cuatro horas y media. Decían cuando se tomó esta medida que los venezolanos se dejarían de levantar de noche, y lo harían de día. La realidad es que el fallecido Presidente Chávez no quería que la hora de Venezuela fuera la misma que la de Miami, Florida. Es el único país del mundo que mide el tiempo en medias horas.
Pero aquí en México no nos quedamos atrás. En Oaxaca, de 428 ayuntamientos regidos por usos y costumbres, al menos 35 por ciento no acatan el horario de verano, al igual que unas 13 mil 500 escuelas donde acuden más de un millón de alumnos.
Los pobladores inconformes señalan que sólo respetarán “el horario de Dios” (sic); mientras que los dirigentes de la Sección 22 dicen que su oposición al horario es fruto de una lucha de 26 años del movimiento social.
En América Latina estos personajes juegan con el tiempo porque simplemente no lo respetan: ya sea el reloj del sur de Evo Morales, la media hora de Hugo Chávez, o el horario de Dios de algunos oaxaqueños, lo que resta es manipulación, demagogia e ignorancia.
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