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El Mundial se juega con balones… y dinero

 

La historia parece sacada de una mala novela policial. Un hombre, detenido en Singapur por ser parte de una red de apostadores ilegales internacionales, llama a una revista alemana para decirle que el juego del grupo A del Mundial entre Camerún y Croacia está arreglado: Croacia ganará cuatro a cero y un jugador de Camerún será expulsado.

Cuando le preguntan cómo se logrará eso, dice que siete jugadores de Camerún han sido comprados por la mafia de apostadores. Unas horas después el juego termina, efectivamente, cuatro a cero a favor de Croacia y uno de los jugadores de Camerún se iba expulsado antes de tiempo.

La predicción se cumplió escrupulosamente. Y muchos recordaron que la selección de Camerún estuvo a punto de no ir al Mundial porque sus jugadores querían que se les pagara un bono por participar en el campeonato y querían, ante la desconfianza en sus directivos, que fuera en efectivo.

Hay quienes dicen que en el vestidor de Camerún el día del juego con Croacia se observó a jugadores manejando dinero en efectivo. ¿Era el bono o eran las apuestas?

El hecho es que los dos equipos quedaron eliminados, se fueron a su casa y para la FIFA nada de esto es digno de ser investigado.

Antes, integrantes de la misma red de apostadores habían declarado que juegos de las eliminatorias en Europa y Asia también habían sido arreglados. Tampoco hubo investigación.

Cuatro años atrás, exactamente antes del Mundial de Sudáfrica, se descubrió un fraude de enormes proporciones con apuestas que involucraban a árbitros, jugadores, equipos, directivos y técnicos. No se le dio mucha difusión. Pero la fiscalía de Bochum en Alemania dio a conocer que cerca de 200 partidos, entre ellos 12 de la Liga Europea y tres de la Liga de Campeones, habían sido manipulados por parte de mafias de apostadores.

Hace cuatro años, las investigaciones permitieron la detención de 15 personas en Alemania, dos en Suiza y la apertura de 50 procesos en esos dos países, Austria y Reino Unido. Los partidos bajo sospecha pertenecían también a las primeras divisiones de Austria, Bosnia, Hungría, Eslovenia, Croacia y Turquía, así como a las segundas categorías de Alemania, Suiza y Bélgica.

Las apuestas habían sido realizadas sobre todo por apostadores chinos, quienes dirigían la red, los presuntos operadores eran alemanes y sobornaron a jugadores, árbitros y dirigentes, pero también a médicos y entrenadores para manipular el resultado de los partidos.

Todo un negocio trasnacional perfectamente configurado. Y no, entonces tampoco pasó nada. El Mundial se juega con balones, pero sobre todo con dinero.

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