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Ni en las aulas se está seguro

El asesinato de Aideé Mendoza Jerónimo, la joven que fue muerta de un balazo en su salón de clases en el CCH Oriente, no sólo es un paso más en la escalada de violencia que sufren niños, jóvenes y mujeres en nuestro país, sino que nos demuestra también la falta de control que existe en muchos espacios educativos y universitarios.

 

Apenas el lunes pasado Aideé  llegó a la escuela, en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente, el CCH de la UNAM, a  su clase de matemáticas. En pleno salón de clases le dispararon en la axila y al poco tiempo perdió la vida.

Hasta el cierre de esta columna aún no se establecía con claridad que pasó en ese salón, donde Aideé recibió un impacto de bala.

Días antes del ataque con arma de fuego, en el plantel apareció un extraño mensaje pegado en una de las mamparas. En una cartulina blanca con letras negras, estaba escrito: “EL DIA SE ACERCA NO PODRAN OCULTAR LA VERDAD” (sic). El texto tenía una fecha: 29/04/19.

 

Sí, el día que “asesinaron” a la joven Aideé, de 18 años.

Lo que pasó en el edificio “P” del CCH Oriente es igual de extraño. De acuerdo con los testimonios, al filo de las 16:00 horas al terminar la clase de matemáticas para los alumnos del sexto semestre, se escuchó un sonido similar al que se hace cuando destapan un refresco, posteriormente, Aideé se levantó espantada y les dijo a sus compañeros que algo le pasaba y se desplomó. 

Al percatarse el profesor de lo que ocurría, solicitó a los demás alumnos que se retiraran y se comunicó de inmediato con las autoridades. Aideé  fue atendida por personal médico de la escuela y trasladada en ambulancia  al hospital.

Algunos comentaron que era un paro cardiaco, otros comenzaron a decir que había recibido un disparo, incluso que habría sido una compañera quien disparó.

Lo que confunde aún más los hechos es que en una imagen donde aparece Aideé el día de la tragedia, no se observa ningún rastro de sangre. La joven está recostada sobre su costado izquierdo y tiene puesta una mascarilla de oxígeno. Versiones dicen que pudo tratarse de un arma en forma de pluma que tienen una sola bala y que no son tan potentes.

Personal de la delegación Iztapalapa, así como paramédicos del ERUM, brindaron los primeros auxilios a la joven, quien dijo desconocer el motivo de su dolor en el costado derecho.

De acuerdo con la ficha informativa de la subsecretaría de operación policial, del sector Santa Cruz, región Roble de la Dirección General Zona Oriente Tritón; la titular del ERUM diagnosticó un infarto agudo al miocardio, por lo que fue trasladada de urgencia al ISSSTE Zaragoza; sin embargo, al llegar al nosocomio, el doctor en turno, de apellido García Nolasco, identificó que en realidad la estudiante tenía un impacto de arma de fuego en la “línea media axilar derecha”, lo que finalmente le provocó la muerte. Tras una revisión en el lugar de los hechos los peritos no hallaron indicio de balas.

Aideé pertenecía a una comunidad indígena. De acuerdo a los primeros testimonios de sus familiares, era una estudiante comprometida, sin enemigos, ni novio, por lo que se manifestaron extrañados por el ataque.

Lo que se está viviendo en varios centros educativos en el país es de terror y lo más grave es que nos estamos acostumbrando a esa violencia.

Varios alumnos aseguran que  lo que está pasando en CCH Oriente no es de extrañarse, ya que todos los días sufren agresiones, robos y hasta cobro de cuotas. Indican que los integrantes de una organización porril llamada “3 de abril” tiene secuestrada a la institución.

Se sabe que esta organización de porros se encarga del cobro de “cuotas” a los estudiantes, las cuales llegan hasta 250 pesos por alumno; en caso de no pagar, los estudiantes sufren represalias.

Sin que esto sea oficial, ha corrido el rumor entre el campus que esa fue la razón por la que le dispararon a Aideé, por no pagar la cuota.

Lo cierto es que hasta el martes, la procuradora de Justicia capitalina, Ernestina Godoy, indicó que peritos en balística analizaban la ojiva para determinar el calibre y trayectoria de la bala que privó de la vida a la joven. Además, señaló que se activó el protocolo de feminicidio, por lo que se indagan los círculos cercanos a la joven.

En otro dato que crea más incertidumbre en torno al asesinato, se informó que ninguno de los 10 estudiantes y el profesor que estaban en ese momento en el salón junto con Aideé, dieron positivo en la prueba de Rodizonato de Sodio. Eso indicaría que nadie en el salón disparó contra la estudiante.

Lamentablemente suman ya 3 mujeres del CCH Oriente asesinadas en lo que va del ciclo escolar, así como 6 en un periodo de dos años en la máxima casa de estudios. Lo cierto es que son varios los casos de homicidios, feminicidios, desaparición, abuso y acoso sexual en contra de alumnos de la UNAM.

De acuerdo con una encuesta de la Central de Estudiantes Universitarios (CEU), elaborada en octubre de 2017, 74% considera que la seguridad en instalaciones de la UNAM es inadecuada y 45. 5% dijo haber sido testigo de la comisión de algún ilícito dentro del campus.

El asesinato de Aideé no es un hecho violento más, es la culminación de una serie de agresiones contra jóvenes y mujeres en escuelas y universidades. Ojalá no sea también el detonante de un proceso desestabilizador en esos espacios.

Bien dicen que la UNAM es el termómetro de lo que ocurre en el país. Algunos de los movimientos sociales más importantes de las últimas décadas tuvieron su epicentro en la UNAM. Cuidado, mucho cuidado con lo que está sacudiendo a la Universidad Nacional Autónoma de México.

El pasado 20 de marzo la alumna del CCH Oriente, Jenifer Sánchez Domínguez, de 16 años, fue reportada como desaparecida. La última vez que se le vio fue a las 9:00 horas en la avenida Canal de San Juan de la colonia Tepalcates, en Iztapalapa. Seis días después su cuerpo fue encontrado sin vida en el Edomex. En ese momento se informó que el GCDMX y la UNAM trabajaban para mejorar la seguridad al exterior de los planteles. En agosto de 2018, Miranda Mendoza Flores, del CCH Oriente, fue plagiada cuando se dirigía de la escuela a su casa, en Los Reyes La Paz. Esa tarde su familia recibió una llamada de los secuestradores que pedían 5 mdp para entregar a la joven de 18 años. Por falta de recursos no pudieron pagar. Un día después, el cuerpo de Miranda fue hallado calcinado sobre la carretera México-Cuautla. Tras el crimen, varios alumnos de la UNAM salieron a las calles para exigir más seguridad. En una manifestación en CU, Joel Meza García, de la Facultad de Filosofía y Letras, fue apuñalado por porros. Estudiantes señalaron en ese momento que, en dos años, habían 32 asesinatos en espacios de la UNAM. Aunque esta cifra no es oficial.