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Los hermanos mexicanos que se salvaron de la horca

Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal son tres hermanos sinaloenses que fueron detenidos en  la ciudad de Johor, en Malasia, acusados de narcotráfico.

 

Estaban sentenciados a la horca; los tres morirían. Un milagro les salvó la vida.

Era 2008 en la ciudad de Johor. La policía de aquel país aseguró una bodega en la cual se fabricaban metanfetaminas, en la que halló material para producir 250 kilos de ese tipo de sustancia, precursores químicos y 29 kilogramos de droga ya procesada. Junto con los sinaloenses fueron detenidos un malayo y un singapurense.

Desde su detención, fueron siete años de litigio y en 2015, cuando se efectuó la última audiencia judicial para determinar la pena contra Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal, la decisión fue unánime: serían ejecutados en la horca.

Los hermanos González Villarreal argumentaron en su defensa que habían sido contratados únicamente para limpiar la bodega y que no estaban enterados de que se tratara de una fábrica de metanfetaminas.

 

La autoridad de ese país alegaba que encontró ropa con ADN de los tres detenidos en la bodega y que éstos tenían rastros de precursores químicos en las manos. Además, argumentaba que es difícil que mexicanos paguen boletos de avión tan caros hacia Malasia para dedicarse a limpiar bodegas.

En el país asiático no se han detenido las ejecuciones a los acusados de narcotráfico y además las leyes contra ese delito son durísimas.

Los que se llegan a salvar de la horca pueden recibir penas que van de los 15 a los 30 años de cárcel, y se les aplica una pena corporal de azotes con el bastón judicial, un instrumento de ratán de 30 centímetros de grosor.

Este castigo deja cicatrices de por vida y puede causar daños neurológicos y físicos irreversibles. Está diseñado para provocar el mayor dolor posible que pueda resistir un ser humano.

Amnistía Internacional considera su uso como una barbarie; sin embargo, para el gobierno malayo es un castigo ejemplar. Por eso se hace en público

En 2012 fueron sentenciados a pena de muerte al encontrarlos culpables del delito de narcotráfico.

Fue entonces que la defensa de los mexicanos solicitó una revisión del fallo para agotar todas las instancias jurídicas.

Pero en agosto de 2013, el Tribunal de Apelaciones calificó de improcedente el recurso legal interpuesto.

Sin embargo, los abogados de los mexicanos insistieron, con apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Así, después de siete años de litigio, la Corte Federal de Malasia, el máximo órgano judicial de ese país, rechazó los argumentos de los mexicanos y ratificó la culpabilidad por producción y tráfico de metanfetaminas.

La decisión fue unánime: serían ejecutados en la horca.

Incluso si los mexicanos hubieran librado ser sentenciados a la pena de muerte, el castigo no era menor. Y es que el tráfico de drogas en ese país asiático es sumamente penado, debido a que existe un mercado de consumo muy grande de drogas sintéticas en Asia.

En 2015 había 105 mexicanos detenidos por alguna modalidad de narcotráfico en la región de Asia Pacífico; 75 se encuentran en Japón y el resto en China, Indonesia, Australia, Nueva Zelanda y Malasia.

Pero después de un largo viacrucis de 11 años, llegó la noticia que prácticamente nadie esperaba. El pasado 20 de septiembre de 2018, los hermanos mexicanos Simón, Luis Alfonso y José Regino González Villarreal recibieron la conmutación de la pena de muerte, a la que habían sido sentenciados en Malasia, por cadena perpetua.

Literalmente un milagro pasó y 11 años después de haber sido detenidos los tres hermanos sinaloenses pudieron regresar a México con vida.

La semana pasada recibieron otra sorpresa: el Sultán del estado de Johor, en Malasia, Ibrahim Ismail Ibni Almarhum Sultan Iskandar Al-Haj, nuevamente los había perdonado y decidió otorgarles la libertad a los tres connacionales.

Fue así como el pasado viernes 10 de mayo, los tres hermanos mexicanos fueron repatriados desde aquella nación.

De esta manera, los tres hermanos abandonaron el penal y viajaron inmediatamente a Japón, luego a la Ciudad de México y finalmente a Sinaloa. Fueron más de 40 horas de viaje para llegar a Culiacán en pleno Día de las Madres.

Finalmente llegaron a casa de su madre, ubicada en la colonia Lomas de Rodriguera, un sector popular al norte de la ciudad.

Su madre, la señora Carmen Villarreal, quien actualmente tiene 74 años de edad, perdió ambas piernas producto de una enfermedad que amenazaba con quitarle la vida.

Qué mejor regalo del Día de las Madres para doña Carmen, quien por fin pudo volver a ver a sus hijos.

José Regino González Villarreal, el más joven de los tres hermanos, señaló que tuvieron que soportar tres años en la incertidumbre debido a que no contaban con asistencia diplomática, asesoría jurídica y ni conocían el idioma. Dijo que llegaron 14 días antes de su detención atraídos por la oferta de un trabajo bien remunerado en una fábrica.

Contó que durante el tiempo que permanecieron recluidos, aprovecharon para aprender inglés y malasio, ya que sólo tenían acceso a revistas en esos idiomas.

En 2011, al enterarse de que fueron sentenciados a la pena capital, Carmen Villarreal, la madre de los inculpados, negó los antecedentes delictivos de los imputados. “Ellos no tienen nada de antecedentes, ni nada. Ellos nada más se dedicaban a trabajar en la ladrillera junto con su papá”, declaró.

Doña Carmen pensó que jamás se volvería a reunir con tres de sus nueve hijos, finalmente está con ellos.

Están de vuelta…

Los hermanos Luis Alfonso, José Regino y Simón González Villarreal, que habían sido condenados a muerte en Malasia, regresaron el 10 de mayo a su natal Sinaloa, donde fueron recibidos por familiares y amigos en casa de su madre, quien tenía 11 años esperándolos.

El Sultán Ibrahim Ismail Ibni Almarhum Sultan Iskandar Al-Haj, también conocido como Ibrahim Ismail quien otorgó el perdón a los tres mexicanos que fueron acusados en Malasia de narcotráfico, en su momento también fue perdonado de un crimen.

Fue en 1980 cuando se le declaró culpable de asesinar a un hombre durante una pelea en un club nocturno, un delito del cual fue indultado. Además, entre 1992 y 1993 su padre y hermano menor se vieron envueltos en el llamado “Incidente Gómez”, en el que fueron acusados de perpetrar dos agresiones contra miembros de un equipo de hockey nacional.

De acuerdo con datos de Amnistía Internacional en total, 106 países han abolido la pena de muerte; se registraron 8 exoneraciones a condenados a la pena capital;  en 2018 al menos dos mil 531 personas fueron condenadas a muerte en 54 países, lo que supone un descenso respecto a las dos mil 591 de 2017. En total suman 690 ejecuciones repartidas en 20 países, lo que supone un descenso de 31 por ciento respecto a 2017.