Suecia dejó de ser un país pobre y corrupto gracias a la educación: Claudia Wallin
Leer Un país sin excelencias o privilegios, de Claudia Wallin, best seller en Brasil, donde fue publicada la primera edición, es algo obligatorio para todo diputado, senador, ministro, juez, gobernador, presidente, secretario, alcalde o concejal. Y sobre todo, para el elector. Desde la experiencia de Suecia, la corresponsal de la BBC en aquel país nos platica que hay políticos que desconocen el tratamiento de “excelencia”.
Esta nación europea no les ofrece lujos a los trabajadores públicos: no tienen regalías o privilegios, no reciben salarios exorbitantes, y a nivel local ni siquiera tienen sueldo u oficina propia. Ellos usan el transporte público, viven en condiciones semejantes a las de los ciudadanos que los eligen y no se enriquecen en la vida pública. Y respetan —y mucho— al elector.
En esta sociedad esencialmente igualitaria, la clase política no tiene el estatus de una élite adulada, ni los privilegios de una nobleza encastillada en el poder. Sin derecho a la inmunidad, los políticos suecos pueden ser procesados y condenados como cualquiera. Diputados del Parlamento reciben un salario que corresponde, en términos netos, al doble de lo que gana en promedio un maestro de primaria. En las Asambleas Regionales los concejales no reciben salario y no tienen derecho ni a una oficina: trabajan desde casa.
En poco más de cien años, Suecia se transformó de ser una sociedad rural y empobrecida a ser uno de los países más ricos, más socialmente justos y menos corruptos del mundo. Un sistema apoyado en tres pilares: transparencia, escolaridad e igualdad, donde prácticamente todos los que reciben ingresos pagan impuestos, y la principal inversión de lo recaudado se va a salud y educación.
BB: ¿Cómo funciona el gobierno sueco?
CW: Es un sistema muy interesante, porque es una sociedad posible, transparente, que no ofrece lujos ni privilegios a los políticos ni a los jueces y donde la corrupción es un fenómeno relativamente raro. Los políticos van en bus a la oficina y viven en apartamentos funcionales, apartamentos estatales que tienen desde 10 metros cuadrados, son muy pequeñitos. Ningún parlamentario tendría derecho a pensión vitalicia, ni plan de salud privada, ni inmunidad parlamentaria. Los diputados regionales, los políticos locales no reciben siquiera un salario, no tienen pago y tampoco derecho a oficinas, trabajan desde casa. Son personas que tienen empleos normales, son profesores, son médicos, son trabajadores de la industria…
BB: ¿A los diputados se les paga poco?
CW: Está comprobado que el trabajo de los diputados no es un trabajo que ocupa todo el tiempo de un político, eso es verdad para Brasil y para muchos otros países, que tienen máximo dos sesiones que se vota, pero no es un trabajo que sea al 100 por ciento integral. Entonces aquí no ganan nada, lo que ganan es una contribución muy pequeñita por sesión que participan con el voto…
BB: Los servidores públicos sí tienen sueldo.
CW: Claro, hablo solamente de los diputados. Ellos me dicen: “Es un acuerdo que toma unas horas a la semana, por esto no tenemos que recibir un pago integral y es una cosa que se hace para ejercer la ciudadanía”. Es un privilegio por poder influenciar los rumbos de la política, las decisiones que se tomen en nombre de la sociedad, pero no se paga. Su vivienda es en edificios de apartamentos estatales en la capital sueca: no hay ningún tipo de lujo, como máquinas para lavar platos o para lavar la ropa; lo que tienen son lavanderías comunitarias; entonces los diputados bajar a lavan sus propias ropas. Las oficinas del Parlamento también son extremadamente pequeñas, muchas tienen apenas siete metros cuadrados, en uno de los países más ricos del mundo. Los diputados usan tarjetas para utilizar los transportes públicos, usan el bus, el Metro, coche con motoristas; es lo mismo para los jueces, exactamente lo mismo: no tienen privilegios, porque lo que existe aquí es una conciencia muy clara de que los políticos son elegidos para servir y no para ser servidos.
“Quiero mostrar es que Suecia también era un país corrupto y que hace poco más de cien años era uno de los países más pobres de Europa; lo que hicieron fue transformar su historia, con amplias reformas políticas y principalmente con la educación”
BB: Ahora, también lo que ocurre en Suecia, que no pasa en Brasil ni en México, es que toda la gente paga impuestos y éstos se ven reflejados en un buen transporte público, en escuelas extraordinarias, este tipo de privilegios también para la ciudadanía. Aquí en México la recaudación fiscal cae sobre un porcentaje menor de la población.
CW: Lo mismo en Brasil, exactamente lo mismo, se pagan impuestos, pero no se ve nada de vuelta; ya aquí es una situación completamente diferente, los escándalos son un capítulo aparte. Por ejemplo, no tienen permitido los políticos andar en taxi, tienen que usar los transportes públicos, no es que sea prohibido, pero es moralmente mal visto; entonces aquí es muy interesante que muchas veces se ve aquí que cuando la prensa descubre que un político ha usado muchas veces el taxi se va en la portada de los periódicos: “El diputado X ha tomado el taxi en vez de usar el tren”, también un escándalo más reciente es que un diputado había utilizado los puntos que tenía en la tarjeta para los transportes públicos para comprar un paquete de cacahuates, una botella de agua y boletos del tren para uso personal y ha sido un escándalo, porque no se pueden usar los puntos para eso, los puntos tienen que ser utilizados para pagar únicamente viajes de carácter profesional.
BB: Lo que pasa es que en Suecia los sistemas de salud funcionan, los de educación, de seguridad, ¿cuánto pagan los suecos de impuestos y qué porcentaje de la sociedad no paga?
CW: Depende de cuánto ganas, es una escala progresiva que puede llegar hasta 50 por ciento, pero el promedio es como del 32 por ciento. El porcentaje que no paga es muy bajo, porque aquí el sistema de bienestar se sustenta en el concepto de que todos deben trabajar; por eso tienen también un índice altísimo de empleo de las mujeres, del 73-75 por ciento; todos tienen que trabajar para sustentar un sistema del cual todos se benefician. Todos los que trabajan tienen un salario digno.
BB:¿Me decías que los que recolectan basura ganan como 24 mil coronas? ¿47 mil pesos mexicanos al mes?
CW: Sí. El chico que recoge la basura que yo he entrevistado entre 24 mil; si hablamos de un médico el pago puede ser alrededor de 50-55 mil; no es una diferencia tan tremenda. La mentalidad aquí es que todos los que trabajan tienen que tener derecho a una vida digna. Y puedan pagar por su comida y todos los servicios, como tales, funcionan; no se paga por las escuelas, no se paga por la salud.
BB: Ahora, ¿tampoco dan becas a los niños que no estudian, ni trabajan?
CW: El empleo es fundamental para sustentar todo el sistema, es un sistema basado en la solidaridad; quien gana más paga más. El resultado es una sociedad menos violenta, porque toda la gente tiene las mismas oportunidades; entonces, en las escuelas suecas van y estudian el hijo del basurero, el hijo del empresario, todos tienen la misma oportunidad de conseguir lo que quieren ser. Es un sistema que funciona muy bien, es un sistema basado en que todos pagan sus impuestos para sustentar un área de seguridad.
BB: Tanto en México como en Brasil hay mucha gente que no paga impuestos.
CW: Si te lo crees de corazón que el dinero de los impuestos va a ser entregado para el bien de la sociedad, como todo, toda la corrupción es tremenda, tremenda, ahí entramos en el otro aspecto de la sociedad sueca que es muy interesante: el principio de la transparencia, que es la ley sueca creando la ley de transparencia más antigua del mundo, en mil 766; por esa ley se puede verificar todas las despensas de los políticos, de los jueces, se pueden controlar los actos oficiales del poder, cualquier persona puede tener la información de los proyectos de ley que se están decidiendo, cómo el dinero público se está gastando; entonces, eso permite que los ciudadanos, pero principalmente la prensa, tenga un acompañamiento muy, muy vigoroso del trabajo, de cómo los políticos gastan el dinero. Pero claro, la educación es un aspecto clave de todo esto, porque a partir del momento en que se tiene una población educada, consciente de sus derechos, claro que la vigilancia del poder es mucho mayor, porque no se acepta que simplemente se roben su dinero. Es un proceso; yo pienso que es importante decir que yo he hecho un libro no para decir cómo los suecos son maravillosos, porque los suecos no son mejores que ninguno; el ser humano, la criatura humana es la misma. Lo que quiero mostrar es que Suecia también era un país corrupto y que hace poco más de cien años era uno de los países más pobres de Europa; entonces, lo que los suecos hicieron fue transformar su propia historia, a través del esmero de las instituciones, con amplias reformas políticas y principalmente con la educación de la población.