Back

El asesinato de Alexis; más impunidad

Raúl Alexis Yael Torres Castillo era un estudiante de la FES Aragón, con una sólida vida familiar y formación religiosa que vivía en una colonia, la Morelos, muy cerca de Tepito. Un lugar donde la droga y la delincuencia son las que imponen las normas.

 

El joven le había hecho una promesa a su familia: estudiar y convertirse en abogado. Sólo así tendría los recursos para que sus hermanos no crecieran en esa vecindad.  

Alexis fue asesinado porque un presunto delincuente, su vecino desde hace casi 20 años, lo usó de escudo humano cuando intentaron asesinarlo.

Al enterarme de esta historia, y además saber que ninguna autoridad capitalina se ha interesado en este caso, acudí al lugar exacto donde fue asesinado Alexis, para platicar con sus padres. 

Su madre narra los hechos:

“Nosotros veníamos de casa de mi suegra, de celebrar un cumpleaños de una sobrina, sus 12 años; nada más fue una reunión familiar, un pastelito, equis, y mi hijo iba a estudiar para un examen, entonces tenía prisa y nos dice: “mamá, papá, tengo mucha prisa, hay que irnos más temprano”. Iban a dar las 11 exactamente cuando tomamos el taxi y llegamos a la casa todos juntos.” 

Cuando Alexis se baja del coche, entra a la vecindad y en la entrada estaba un vecino. 

“Mi hijo cuando va cruzando esta área, Néstor (el vecino) le grita: ‘¡güero, güero!’ y mi hijo sigue caminando y le dice: ‘¿Qué pasó, Néstor?’, ‘¿Qué crees? Que tuve un problema’, nosotros escuchamos eso, seguimos caminando, veníamos con mis dos niños chiquitos; tengo un niño de once y una niña de nueve. Mi hijo ya estaba por allá, con Néstor, (cuando) entra un tipo, los empareja, se oye que el sujeto le grita unas palabras: ‘¡Néstor, …’, Néstor voltea y el tipo empieza a disparar, vacía la pistola sobre ellos y mi hijo cae desplomado”. 

El padre de Alexis continúa contando los hechos: “cuando empezó a disparar, empezó a cubrirse y mi hijo, pues no supo ni qué, le dispararon, o sea, él recibió la mayoría de las balas”.

Había más de 10 testigos, porque al escuchar las detonaciones y los gritos, muchos se asomaron; confirman que Néstor vio quién disparó y sabe quién iba tras él.

 

Continúa platicando la mamá de Alexis: “Néstor sí captó que venían por él, vio que sacó la pistola y Néstor inmediatamente se empieza a esconder detrás de mi hijo; mi hijo nada más alcanzó a girar, y el tipo al disparar a mi hijo, le entra una bala en el ojo. Cae desplomado.

“Cuando cae, nosotros estábamos allá, yo corro y mi esposo trata de correr tras el chico que disparó, porque pasó por nosotros; este chico todavía traía la pistola en la mano y como le sellamos el paso, porque el espacio es pequeño, a cada uno nos apuntó, a él, a mí y a mis niños, y decía: ‘¡ustedes qué, ustedes qué! ¡Quítense, quítense!’. Yo me hice a un lado y le dije: ‘¡No dispares, por favor, no vayas a dispararle a mis niños!’. Mi esposo le empezó a decir: ‘¡maldito, maldito! ¿Por qué disparaste?’ Y cuando mi esposo sale, lo estaba esperando un carro afuera; el chico se sube al carro y arranca. Yo, ya en ese momento estaba con mi hijo; mi esposo corre y también tratamos de auxiliarlo. Nosotros pensamos que estaba vivo, que lo habían herido, pero al voltearlo vimos lo que le habían hecho. Mi hijo ya estaba muerto, ya estaba muerto”.

Los padres, tíos, hermanos, vecinos, al igual que sus compañeros y maestros de la FES Aragón, aseguran que Alexis era un joven muy tranquilo, dedicado a sus estudios. También le gustaba la música cristiana; seguido iba a la iglesia e incluso quería ser pastor. 

Éstas son las palabras de su madre y su padre: “era un chico sin vicios, era sano en toda la expresión de la palabra; todo era sano, no tomaba, no fumaba, no se desvelaba, no era parrandero, no tenía malas amistades, o sea, él era una persona dedicada a Dios, a la iglesia y a sus padres, su familia.

“Él no se juntaba aquí, él no tenía amistades en sí de aquí, él se reunía con chicos de la universidad o de la iglesia. Mi hijo, literalmente, no tenía tiempo para salir mucho; trabajaba el fin de semana para el gobierno en lo de las bicicletas, en la renta de bicicletas, medio día, y en las tardes trabajaba con un familiar mío, donde ya tenía tres años, y eso era para sustentar su carrera, porque para nosotros sí es muy complicado los gastos y él decía: ‘es que los tengo que ayudar’; por eso es que trabajaba. 

“De hecho, tenía el llamado para pastor y en su funeral fue impresionante, toda la gente que vino, a la que él le había compartido, incluyendo maestros, toda la FES; de verdad vino cantidad de la FES y compartían eso, que en el tiempo que lo conocían, él compartía la palabra; mucha gente da testimonio de que estuvieron a punto de dejar su carrera o problemas familiares y por medio de que él los ayudaba, les daba la palabra, les aconsejaba, lograron sacar adelante su carrera y solucionar sus problemas.”

El propio Néstor le reconoció a la madre de Alexis que las balas no eran para su hijo:

“De hecho, también hay otra situación, cuando acababa de pasar, en escasos segundos, un chico de los que también estaban ahí con Néstor corrió y ahí, yo estando con el cuerpo de mi hijo, me gritó: ‘¡Señora, señora, lo siento mucho, tuvimos un problema acá a la vuelta y estas balas eran para Néstor, no eran para su hijo, no eran para su hijo, lo siento mucho!’. Eso lo oyeron todos, porque toda la gente ya había salido a los balcones, todo estaba lleno y el muchacho se salió corriendo, o sea, todavía él, lo que gritó hizo que todos nos testificáramos que el problema era de Néstor y que Néstor sabe quién fue el que lo atacó y con quién tuvo el problema.”

A Néstor le rozaron dos balas, estuvo solamente un par de días en el hospital. La familia de Alexis, el día de los hechos, tuvo que pasar horas para declarar sobre el caso, a Néstor lo dejaron salir del hospital sin que diera su versión de los hechos. 

Las autoridades capitalinas no le han dado importancia al caso, e incluso cambiaron al comandante que estaba llevando la investigación.

 

Han pasado 17 días de este terrible asesinato. Una muerte más de un estudiante en la Ciudad de México, y este caso podría esclarecerse con facilidad, pero parece que quedará, como tantos, otros en la impunidad.