El nuevo hogar de El Chapo
Durante 30 años movió los hilos de la mayor organización criminal dedicada al narcotráfico y anduvo “a salto de mata”. Joaquín El Chapo Guzmán sabía que aun estando preso en México tenía posibilidades de obtener un trato distinto y con privilegios.
Estuvo dos veces en penales de máxima seguridad; de ambos escapó.
En tiempos de su reclusión en México tuvo contacto cotidiano con sus abogados y su gente; incluso con distintas mujeres. Fue hasta la segunda etapa de reclusión en la prisión del Altiplano, en Almoloya de Juárez, que sus condiciones carcelarias fueron mucho más rigurosas. Se decía que El Chapo siempre caía parado y que tenía muchas vidas.
Desde que fue reaprehendido, después de que se fugara por un túnel de la cárcel de máxima seguridad, y de su extradición a Estados Unidos, parece que esa suerte ha llegado a su fin. Las condiciones de su encierro se agravan aún más ahora que ha sido declarado culpable, condenado a cadena perpetua por narcotráfico, más 30 años de prisión por violencia con armas y 20 por blanqueo de dinero.
Ante el riesgo de que El Chapo escape nuevamente de prisión, las autoridades estadounidenses lo trasladaron al penal de máxima seguridad ADX de Florence, en Colorado, a las afueras de Denver, donde pasará el resto de sus días.
Las últimas imágenes que hemos visto de Guzmán Loera fueron las de su traslado a dicha prisión. En la imagen se muestra a El Chapo de espaldas, subiendo al helicóptero, esposado y con su traje de recluso gris; Guzmán Loera se ve con el cabello crecido y con su típico bigote.
A su lado, y a bordo del helicóptero, se ven a varios hombres fuertemente armados, entre soldados y policías.
La última morada del capo, también conocida como el “Alcatraz de las Rocosas”, es considerada una de las más seguras no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo, ya que es a prueba de fugas.
Fue construida en 1994, con el único fin de desconectar totalmente del mundo a lo peor del crimen en tierras estadounidenses. En esta “súper prisión” habitan narcotraficantes, terroristas, espías y líderes pandilleros.
Además de la vigilancia y patrullas que rodean la prisión, en las inmediaciones hay una serie de montañas que, la mayor parte del año, están cubiertas de nieve.
“El Alcatraz de las Rocosas” cuenta con 150 mil metros cuadrados, en los que hay seis unidades habitacionales de distintos niveles de seguridad; en ellas hay 490 celdas de concreto de 2.1 por 3.6 metros, con una pequeña ventana que no deja ver más allá del edificio y una puerta.
Cada celda está construida y adaptada para que los reos no se puedan comunicar entre ellos, ni siquiera en clave Morse. La celda está cerrada por una doble puerta metálica que impide que vea a otros presos; además del ejército de cámaras de seguridad que vigilan la prisión.
Guzmán pasará 23 horas aislado en un espacio reducido que apenas contará con un banco de cemento, escritorio de concreto, un excusado combinado con lavabo y una ducha, así como un colchón para dormir.
Son contadas las celdas que tienen radios y televisiones en blanco y negro, que ofrecen casi todos los contenidos con programas religiosos y educativos.
Algunos de los presos tienen acceso a televisión, libros y publicaciones periódicas. Los internos comen y reciben atención médica dentro de su celda y sólo una hora de su día están al aire libre en una jaula, donde lo único que se puede ver, aparte de la cárcel, es el cielo. Fuera de su celda los internos usan grilletes, esposas y cadenas en el estómago.
Las visitas también están restringidas; en esta prisión se permiten cinco visitas al mes; sin embargo, Guzmán Loera nunca volverá a tener contacto humano directo con ninguna de sus visitas.
Nunca podrá volver a darle ese beso a su esposa, Emma Coronel, que tanto le pidió al juez le autorizara durante su juicio.
En caso de intentar escapar, El Chapo deberá enfrentarse a mil 400 compuertas de acero gobernadas por control remoto, alambre de púas que se eleva a 12 pies de altura en la parte exterior, rayos láser, cámaras, perros guardianes, una docena de torres que se elevan por varios metros de altura con francotiradores y un sistema especial de seguridad afuera de la cárcel.
Un reporte de Amnistía Internacional de 2014 indicó que en esta cárcel algunos reos son incapaces de lidiar con el aislamiento, por lo que desarrollan problemas mentales e incluso se hacen daño físicamente.
Varios reclusos han logrado quitarse la vida ahorcándose con las sábanas de su cama.
Hay que recordar que los abogados de El Chapo reportaron que su cliente sufrió depresión y problemas en la vista luego de ser enviado a la cárcel en Manhattan, donde estuvo recluido desde su extradición a Estados Unidos, en enero de 2017, hasta el inicio de su juicio, en noviembre de 2018.
Joaquín Guzmán estaba en una celda de 6 por 3.6 metros ubicada en el piso 10.
Actualmente, la prisión ADX Florence aloja a 376 reclusos. Entre los delincuentes de alta peligrosidad que se encuentran ahí están Ted Kaczynski, alias Unabomber, el conspirador de los atentados del 11 de septiembre; Zacarias Moussaoui; Terry Nichols, quien perpetró el atentado con bomba de 1995 en Oklahoma; Richard Reid, alias Shoe bomber; Dzhokhar Tsarnaev, quien puso una bomba en la maratón de Boston, y Ramzi Yousef, uno de los participantes en el atentado de 1993 contra el World Trade Center de Nueva York.
Pero El Chapo también podrá reencontrarse en esa prisión con algunos de sus enemigos, con quienes libró batallas por el control del mercado de la droga en Estados Unidos y México; se trata de Osiel Cárdenas Guillén, exlíder y fundador del Cártel del Golfo, quien se encuentra desde 2010 pagando una condena de 25 años por narcotráfico, lavado de dinero y extorsión a agentes federales de la Unión Americana.
Compartirá prisión, pero no se verán, con Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, exlíder del Cártel de los Arellano Félix. El capo de la droga fue sentenciado a cadena perpetua en 2007 por una corte de San Diego.
También está recluido en ese lugar Miguel Caro Quintero, hermano de Rafael Caro Quintero. Miguel fue detenido en 2001 y extraditado en 2008 a Estados Unidos; ahí se le dictó sentencia de 17 años al líder del Cártel de Sonora.
El exlíder del Cártel del Golfo Juan García Ábrego también está recluido en esa prisión. El llamado Barón de las drogas se encuentra purgando 11 cadenas perpetuas por narcotráfico y delitos contra la salud.
Las autoridades estadounidenses quieren que la condena a El Chapo sea ejemplar y buscan ahora también ir en contra de dos de sus hijos: Joaquín y Ovidio. Los dos hermanos aún deben ser arrestados para ser extraditados a EU y someterlos a juicio en la Corte Federal en el Distrito de Columbia; sus hijos que jamás podrán volver a abrazar a su padre.