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Otra vez las muertas de Juárez

Ciudad Juárez, casi veinte años después de los terribles hechos que marcaron la suerte de decenas de mujeres que fueron secuestradas, torturadas y asesinadas, vuelve a ser un centro de feminicidios; de casos terribles que, como ocurrió con las llamadas “Muertas de Juárez”, quedan en la impunidad. Ciudad Juárez vuelve a ser un foco de atención por la violencia de género y el asesinato de mujeres; el más reciente, apenas hace unos días.

 

Javier Corral llegó al gobierno de Chihuahua con la promesa de acabar con la inseguridad y la corrupción en ese estado. Más allá de la persecución al exgobernador César Duarte y de algunos de sus colaboradores, no sé si se ha avanzado en la lucha contra la corrupción, pero sí se ha deteriorado la seguridad en el estado y particularmente, en Ciudad Juárez.

La inseguridad ha regresado a los niveles de 2010. Reaparecieron, incluso, los mismos actores, los mismos métodos de lucha entre cárteles, al tiempo que la mala labor política del gobierno estatal; su deseo de desarticular todo lo realizado por su antecesor lo ha llevado a romper también con los esquemas de seguridad que habían funcionado bien en el estado y que habían permitido un fuerte avance en la seguridad pública en los últimos años, sobre todo en las ciudades de Chihuahua y Juárez.

Son viejos actores, sólo que renovados. Desde la cárcel, los líderes de la banda de Los Mexicas, que responden a La Línea, parte de lo que era el viejo Cártel de Juárez, están reorganizando sus fuerzas, al tiempo que sus rivales, los llamados “artistas asesinos o aztecas”, que responden al Cártel de Sinaloa, que en Chihuahua se hacen llamar Gente Nueva, están debilitados por la caída de Joaquín El Chapo Guzmán, de Dámaso López y los enfrentamientos internos en esa organización.

Entre 2011 y 2016 hubo avances notables en la situación de seguridad en Juárez y en la capital, Chihuahua. No desapareció el narcotráfico en la entidad, pero la lucha entre los cárteles se concentró en las zonas serranas. Pero desde que asumió Corral, se perdió el control de las cárceles, que había sido un acierto de la anterior administración; y desde éstas comenzaron a reorganizarse los grupos del crimen organizado. Hoy operan en ese estado tres bandas enfrentadas entre sí: Gente Nueva, cercana al Cártel del Pacífico; el Nuevo Cártel de Juárez, herederos de los Carrillo Fuentes, y Gente Nueva del Tigre, una escisión de los anteriores. Con ello, la seguridad se ha perdido progresivamente. Y los asesinatos de mujeres han regresado.

El fiscal general del estado, César Peniche Espejel, sostuvo que el asesinato de tres hermanitas y de un hombre en Ciudad Juárez, esta misma semana, tiene que ver con una venganza entre bandas del crimen organizado, que buscaban, dijo, a una persona que se encontraba en el rancho de Riberas del Bravo, donde se cometieron los crímenes. “Era la respuesta a una supuesta ejecución que había tenido lugar días atrás y es una especie de vendetta o venganza de los organismos de la delincuencia organizada”, señaló.

 

Escena del crimen

Pero lo cierto, más allá de que esa información sea verídica, también es verdad que el municipio más peligroso para ser mujer en México es Ciudad Juárez, donde de enero a julio de este año se registraron 12 feminicidios, en una población de casi 747 mil 885 mujeres; es decir, 1.6 crímenes por cada 100 mil mujeres. De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el estado de Chihuahua tiene una tasa de 1.28 por ciento de este delito, colocándose en el sexto lugar a escala nacional.

La violencia de género avanza en todo el país, a pesar de los diversos programas en contra de este delito. Inicia muchas veces dentro del hogar y trasciende a lo familiar; pero hace eclosión en la violencia pública, cotidiana, en el feminicidio. El estado de Chihuahua, junto con Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Oaxaca y, sorprendentemente, Aguascalientes y Guanajuato, concentran el mayor número de denuncias de violencia de género, al igual que de muertes violentas contra mujeres.

A su vez, el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta que más de siete mil  mujeres están desaparecidas en México. El 44 por ciento de ellas no había cumplido siquiera los 18 años de edad en el momento de la desaparición. Tamaulipas y el Estado de México se erigen como los focos rojos: concentran 31 por ciento del total de casos denunciados a nivel nacional.

En Chihuahua, uno de los estados donde el feminicidio va de la mano con la violencia de género, que muchas veces se disfraza de venganzas del crimen organizado, la historia de violencia contra la mujer alcanza grados terribles.

Según cifras del Observatorio para la Violencia de Juárez, de los 673 feminicidios registrados entre 2009 y 2012, la mitad ocurrió en las calles o en algún espacio público; mientras que 25 por ciento fue en domicilios privados y otro siete por ciento en zonas comerciales. La tendencia se ha agudizado en los últimos años y en éste ha alcanzado un nivel récord.

 

La historia de las “Muertas de Juárez” dejó marcados a familias y colectivos que  no se han podido recuperar de ese trauma. Hoy, ese fantasma vuelve a recorrer Chihuahua y, sobre todo, Ciudad Juárez.