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Cabañas: a 10 años del atentado. Las apuestas, el narcotráfico y la impunidad

Recordado por todos sus seguidores, el nombre de Cabañas fue trending topic en las redes sociales, teniéndolo presente como uno de los grandes futbolistas que ha jugado en México.

Habiendo salvado la vida, Cabañas no pudo regresar a las canchas, al menos en el nivel con el que brilló en el América.

La historia del disparo en el Bar Bar, que acabó con la carrera futbolística de Cabañas, es muy complicada y poco se nos quiso decir de ella.

Para el libro Justicia Inútil, editorial Taurus edición 2010, junto con  Jorge Fernández Menéndez, documentamos esta historia a profundidad.  

La madrugada del 25 de enero de 2010 el sueño terminó: Salvador Cabañas yacía, a las 5 y media de la mañana en el piso del baño de una discoteca del sur del otrora Distrito Federal, célebre por recibir futbolistas, socialités y a la socialité que los acompaña, con un balazo en la cabeza. Nadie había visto nada.

Los meseros fueron instruidos para desalojar rápidamente a los parroquianos, limpiar la sangre y no dar explicaciones, pero se dejaron los videos de seguridad del local y en pocas horas se pudo saber qué había sucedido.

Con los videos, los investigadores, que entraron al lugar cuatro horas después de ocurridos los hechos, recrearon la secuencia del ataque al futbolista.

En el video se apreció que dos hombres, uno conocido como El JJ, de aproximadamente 35 años de edad, de complexión atlética, así como otro conocido como El Contador o El Paco fueron identificados como los probables responsables del ataque contra Salvador Cabañas. Alrededor de las 5:14 horas los agresores subieron al sanitario de hombres y dos minutos después, El Paco salió de los servicios y sostuvo una plática con una mujer que, luego se supo, era una muy joven bailarina cubana que era una de las visitantes habituales del lugar, mientras que El JJ permaneció al interior del baño.

Minutos después Cabañas subió las escaleras que llevan al baño. Ingresa al tiempo que El Paco se despide de la bailarina y se mete de nuevo al sanitario. Pasa menos de un minuto y los presuntos agresores salen del lugar cuando el reloj de la cámara marca las 5:18 horas.

En la grabación se observa como llega inmediatamente al lugar uno de los encargados de seguridad del bar, que habla por su sistema de comunicación interna, mientras que El JJ y El Paco salen caminando del lugar sin que nadie los moleste. A las 5:19 ya estaban fuera, en la camioneta blindada con un carro de custodia en la que habían llegado al lugar cerca de las dos de la mañana, casi al mismo tiempo que Salvador Cabañas, su esposa y su cuñado. Los dos grupos se sentaron en mesas contiguas: El JJ y El Paco con unas jóvenes, Cabañas con los suyos. Estuvieron platicando y bebiendo, todos se conocían de muchas noches como ésa, en el mismo lugar y con la misma gente. Lo que había cambiado era el final. La Durango negra, custodiada por un Ibiza de color plata, se perdió en las calles de la Ciudad de México. Nadie los detuvo, nadie hizo la denuncia hasta muchos minutos después.

Se tenía todo para resolver con rapidez la agresión sufrida por Cabañas, pero la investigación comenzó a oscurecerse y enredarse. Estaban las imágenes, pero no se sabía o no se quería saber, quiénes eran los agresores. Fue hasta días después que la otrora Procuraduría de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó sobre la identidad del agresor: José Jorge Balderas o El JJ. Pero las dudas sobre la identidad de Balderas crecieron cuando Silvia Irabien, muchacha apodada La Chiva, producto del Big Brother, dijo que había tenido una hija con El JJ, con quien mantuvo una relación por dos meses, pero que lo conocía como Jorge Díaz Treviño, y que le había dicho que era empresario. Dijo que no conoció su casa y que aparentemente tenía otra pareja.

No dejaba de ser extraño que si se tenían todos sus datos de El JJ, si era un personaje habitual en estos antros, si se mueve con camionetas blindadas y sin placas, con un carro de custodia, rentado, por cierto, a la Policía Auxiliar del Estado de México, y alejado de cualquier discreción, ¿cómo se podía tardar tanto en tener una historia completa del personaje, incluso como para tener plena certidumbre sobre su identidad?

Sobre El JJ se sabía que usaba al menos siete nombres distintos, que era un cliente frecuente del Bar Bar, que tenía una hija con La Chiva, que manejaba  fuertes cantidades de dinero y que tenía al menos una decena de vehículos y varias propiedades en el Distrito Federal y otros estados. Pero no se sabía quién era. También la PGJDF informó que, al menos, cinco cuentas bancarias propiedad de José Jorge Balderas Garza habían sido congeladas. Las cuentas fueron abiertas bajo distintos nombres.

En las casas de El JJ, las autoridades hallaron documentos apócrifos, como actas de nacimiento, credenciales de elector, CURP, pasaportes y direcciones falsas vinculadas a Balderas Garza.

Lo que sucede es que El JJ, se llame o no Balderas Garza, fue uno de los lugartenientes más importantes de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, quien fuera jefe de sicarios de Arturo Beltrán Leyva, y luego de la muerte de éste se ha enfrascado en una lucha a muerte con sus sucesores por el control de esa organización y sus territorios de operación. La Barbie es un personaje del narcotráfico, conocido porque durante mucho tiempo tuvo el control de buena parte de los centros nocturnos de Acapulco y estuvo relacionado con mujeres del mundo del espectáculo.

En esa época, La Barbie fue una pieza clave en las batallas que iniciaron contra Los Zetas, el entonces brazo armado del Cártel del Golfo. En ese contexto de guerra, fue el creador de dos grupos de sicarios: Los Pelones y Los Negros. Pero en 2006 todo cambió porque esa alianza se rompió, y Beltrán Leyva se alió con Los Zetas y el Cártel de Juárez, que encabeza Vicente Carrillo, contra el Cártel de Sinaloa y sus jefes. Allí comienza la batalla por Acapulco y La Barbie tiene que abandonar el puerto, pero no la exposición pública.

Para colmo, en otra historia que parece de una comedia de enredos, el subprocurador del DF, Genaro Vázquez, informó tres días después de la agresión que había sido recuperado el casquillo de la bala disparada a Cabañas, pero la versión de donde fue encontrado resultó inverosímil. Según el subprocurador, el cadenero del bar fue el que limpió el baño por órdenes del gerente y fue el que se llevó consigo el casquillo. Que como fue retenido por la Policía Judicial solicitó permiso para hacer una llamada telefónica, pero no la hizo en las oficinas, sino desde un teléfono público ubicado en las inmediaciones y que allí dejó el casquillo envuelto en una servilleta.

No parece una historia muy creíble. La Procuraduría dice estar segura que la bala que le dispararon a Cabañas es calibre 25, pero no puede saberlo. La única forma de saber con certidumbre que ese casquillo es el de la bala que le dispararon al jugador del América, sería comparándolo con la pistola o con la bala alojada en el cerebro de Cabañas. Y ni una ni otra se pudieron recuperar.

Otra versión es el hecho de que pareció existir mucha prisa por tener resultados y por configurar una historia que no tenía cimientos sólidos. Primero fue la versión de un lío de faldas por la muchacha cubana, Diana, que aparece en el video de seguridad. Eso se descartó. Luego fue el de la riña, que parece probable, pero la pregunta es ¿por qué riñeron?, ¿por qué Balderas le reclamaba a Cabañas por los goles?

Todo es posible y según el testimonio del cuidador del baño, Ibarra, Balderas era un personaje amenazador, fuerte y siempre acompañado por su custodio, pero se abren en esta historia muchas conjeturas. Una de ellas es la de las apuestas en el futbol, un tema del que nunca se habla en voz alta en el balompié mexicano, pero que es una realidad en el nuestro y en muchos otros países.

Capítulo completo del libro Justicia Inútil de Bibiana Belsasso y Jorge Fernández Menéndez

Editorial Taurus, 2011. 

Salvador Cabañas tendría que haber estado en el mundial de futbol de Sudáfrica con la selección de su país, Paraguay. En los meses anteriores al Mundial lo que se discutía respecto a Cabañas no era su lugar en la selección guaraní donde era uno de esos jugadores con el puesto asegurado, sino el bajo rendimiento que tenía el América y si sería transferido a un equipo inglés antes o después de la competencia mundialista. Algunos decían que se estaba cuidando, esperando esa cita con el futuro. Pero en la madrugada del 25 de enero el sueño terminó: Salvador Cabañas yacía, a las 5 y media de la mañana, en el piso del baño de una discoteca del sur del Distrito Federal, célebre por recibir futbolistas, socialités y toda la fauna sociales que los acompaña, con un balazo en la cabeza. Nadie había visto nada.

            Pero los meseros que fueron instruidos para desalojar rápidamente a los parroquianos, limpiar la sangre y no dar explicaciones se dejaron los videos de seguridad del local y en pocas horas se pudo saber qué había sucedido.

Con los videos los investigadores, que pudieron entrar al lugar cuatro horas después de que habían ocurrido los hechos, recrearon la secuencia del ataque al futbolista. En el video se podía apreciar que dos hombres, uno conocido como El JJ, de aproximadamente 35 años de edad, de complexión atlética, así como otro conocido como El contador o El Paco fueron identificados como los probables responsables del ataque contra Salvador Cabañas. Alrededor de las 5:14 horas los agresores suben al sanitario de hombres y dos minutos después, El Paco sale de los servicios y sostiene una plática con una mujer, que luego se supo que era una muy joven bailarina cubana que era una de las visitantes habituales del lugar, mientras que El JJ permanece al interior del baño. Minutos después sube las escaleras que llevan al baño Salvador Cabañas. Ingresa al tiempo que El Paco se despide de la bailarina y se mete de nuevo al sanitario. Pasa menos de un minuto y los presuntos agresores salen del lugar cuando el reloj de la cámara marca las 5:18 horas.

En la grabación se puede observar cómo llega inmediatamente al lugar uno de los encargados de seguridad del bar, que habla por su sistema de comunicción interna, mientras que el JJ y el Paco salen caminando de lugar sin que nadie los moleste. A las 5.19, ya estaban fuera, en la camioneta blindada con un carro de custodia en la que había llegado al lugar cerca de las dos de la mañana, casi al mismo tiempo que Salvador Cabañas, su esposa y su cuñado. Los dos grupos se sentaron en mesas contiguas: el JJ y el Paco con unas jóvenes, Cabañas con los suyos. Estuvieron platicando y bebiendo, todos se conocían de muchas noches como esa, en el mismo lugar y con la misma gente. Lo que había cambiado era el final. La Durango negra, custodiada por un Ibiza de color plata se perdió en las calles de la ciudad de México. Nadie los detuvo, nadie hizo la denuncia hasta muchos minutos después.

                                               *          *          *

Se tenía todo para resolver con rapidez la agresión sufrida por Cabañas, pero la investigación comenzó a oscurecerse y enredarse.  Estaban las imágenes pero no se sabía, o no se quería saber, quiénes eran los agresores. Fue hasta días después que la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal informó sobre la identidad del agresor, conocido como José Jorge Balderas o El JJ. Pero las dudas sobre la verdadera identidad de Balderas crecieron cuando Silvia Irabien, esta muchacha apodada la Chiva, producto del Big Brother, dijo que había tenido una hija con El JJ, con el que mantuvo una relación por unos dos meses, pero que ella lo conocía como Jorge Díaz Treviño, y que le había dicho que era empresario. Dijo que nunca conoció su casa y que aparentemente tenía otra pareja.

Incluso, el 28 de enero, la PGJDF facilitó su salón de usos múltiples para que La Chiva, recuperando sus cinco minutos de fama, confirmara dicha información, pese a que ella no estaba relacionada directamente con los hechos que se investigaban. Fue así que las autoridades informaron que el presunto responsable tenía muchos nombres, y que se identificaba como José Jorge Balderas Garza, Jorge Díaz Treviño, Maximiliano Peralta Sáenz, Jorge Antonio Madrid González, Jorge Alberto Bustani Clarión, Juan Carlos González Chávez y Raymundo Rangel Madrid. 

No dejaba de ser extraño que si se tenían todos sus datos del JJ, si era un personaje habitual en estos antros, si el personaje se mueve con camionetas blindadas y sin placas, con un carro de custodias, rentados por cierto a la policía auxiliar del estado de México y alejado de cualquier discreción, ¿cómo se podía tardar tanto en tener una historia completa del personaje, incluso como para tener plena certidumbre sobre su identidad?

Sobre El JJ se sabía que usaba al menos siete nombres distintos, que era un cliente frecuente del Bar Bar, que tenía una hija con La Chiva, que manejaba  fuertes cantidades de dinero y que tenía al menos una decena de vehículos y varias propiedades en el Distrito Federal y otros estados. Pero no se sabía quién era. También la PGJDF informó que, al menos, cinco cuentas bancarias propiedad de José Jorge Balderas Garza habían sido congeladas. Las cuentas fueron abiertas bajo distintos nombres.

En las casas del JJ, las autoridades hallaron documentos apócrifos, como actas de nacimiento, credenciales de elector, CURP, pasaportes y direcciones falsas vinculadas a Balderas Garza. Esos documentos falsos estaban registrados con los nombres de José Jorge Balderas Garza y Maximiliano Peralta Saénz. La PGJDF distribuyó una serie de documentos para confirmar esos datos, como solicitudes de pasaporte a nombre de Peralta Saénz, con dirección en la calle de Montecito 218, colonia Del Valle.  También un acta de nacimiento con el mismo nombre, en donde se detalla que sus padre eran Carlos Peralta Herrera y Ofelia Saénz Melgoza, ambos de nacionalidad mexicana.

En relación con el nombre de José Jorge Balderas Garza, se encontró una credencial del IFE con domicilio en Fuente de Trevi 531, colonia Prados del Campestre en la ciudad de Querétaro. Pero con todos esos datos no se sabía nada más. Incluso se especuló con que había sido asesiando y se investigó en las morgues del área metropolitana buscando su cadáver pero al mismo tiempo se dijo que había huído al extranjero sobre todo cuando se dijo que aparentemente este sujeto había vivido también en Estados Unidos. Autoridades de la PGJDF informaron que se investigaba si el JJ era propietario de un inmueble en la ciudad de Austin, Texas.  Este domicilio se sumaría a los 16 que habían sido relacionados con Balderas, de los cuales 12 se estaban en la ciudad de México y el resto en el Estado de México, Querétaro, Durango y Sinaloa. La procuraduría capitalina informó que se buscaba verificar si existían más propiedades como vehículos o números de cuenta bancarios en Estados Unidos de Balderas, con el objetivo de establecer el alcance de sus actividades o negocios, pues las supuestas empresas de transporte que ostentaba eran fantasmas. 

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Lo que sucede es que el JJ, se llame o no Balderas Garza, es uno de los lugartenientes más importantes de Edgar Valdéz Villareal, La Barbie, quien fuera jefe de sicarios de Arturo Beltrán leyva y luego de la muerte de éste se ha enfrascado en una lucha a muerte con sus sucesores por el control de esa organización y sus territorios de operación. La Barbie es un personaje del mundo del narcotráfico, particularmente conocido porque durante mucho tiempo tuvo el control de buena parte de los centros nocturnos de Acapulco y estuvo relacionado con mujeres del mundo del espectáculo.

De acuerdo con los registros de la DEA y de la PGR, Valdez Villarreal es originario de Texas. Poco después de cumplir 18 años fue encarcelado en Estados Unidos acusado de daños a la propiedad, pero pronto recobró la libertad. De unos 37 años de edad, también tiene antecedentes penales por narcotráfico en una corte de Nueva Orleans; una vez fue detenido con droga en Missouri, pero una vez más quedó libre, su zona de operación original era entre  Nuevo Laredo y Monterrey, territorios donde logró imponer su presencia. Fue en el 2001, cundo la Barbie conoció a un personaje del que se convirtió en un principalísimo operador, Arturo Beltrán Leyva, el Barbas.

Rapidamente se convirtió en el jefe de los sicarios del cártel de los Beltrán Leyva. Era la época en la que todavía eran aliados los Beltrán Leyva con Joaquín El Chapo Guzmán Loera y el cártel de Sinaloa. En esa época, la Barbie fue una pieza clave en las batallas que iniciaron contra Los Zetas, el entonces brazo armado del cártel del Golfo. En ese contexto de guerra, fue el creador de dos grupos de sicarios: Los Pelones y Los Negros. Pero en el 2006 todo cambió porque esa alianza se rompió, y Beltrán Leyva se alió con los Zetas y el cártel de Juárez que encabeza Vicente Carrillo contra el cártel de Sinaloa y sus jefes. Allí comienza, entre muchas otras la batalla por Acapulco y La Barbie tiene que abandonar el puerto, pero no la exposición pública.

El 26 de mayo de 2006, la Barbie publicó un desplegado en el diario Milenio que estuvo dirigido a la Coparmex, al entonces gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, a los entonces candidatos presidenciales y a la ciudadanía en general. En ese momento, la violencia estaba desatada en el norte del país, sobre todo en Tamaulipas y Nuevo León. En la carta, Valdez Villarreal responsabilizó a Los Zetas de los hechos violentos que se habían cometido en Nuevo León y conminó al próximo presidente a que hiciera prevalecer el estado de derecho contra ese grupo paramilitar. “Convoco al nuevo sexenio que se aproxima, y al hombre que se le deposite la confianza para encabezarlo por medio del sufragio, a que tenga el valor para hacer prevalecer el estado de derecho, mismo que debe regir de manera igualitaria, un sexenio que contenga acciones contundentes y firmes para acabar con ese gran cáncer de narco-secuestradores y asesinos de mujeres y niños”, decía el texto. No era la primera vez que lo hacía. El 12 de septiembre de 2004, el periódico El Mañana, de Nuevo Laredo, publicó una carta del “empresario” Édgar Valdez Linares en la que pide al presidente Fox “poner alto a la impunidad, inseguridad e injusticia en Nuevo Laredo, Tamaulipas”. La carta concluía con una pregunta: “Señor presidente, respetuosamente preguntamos ¿acaso el Ejército Mexicano y la Procuraduría General de la República carecen de medios y elementos para acabar con dichos grupos delictivos?”.

Lo cierto es que la exposición pública de la Barbie lo comenzó a distanciar con Arturo Beltrán Leyva y luego de su muerte, que los sucesores de El Barbas dicen que fue producto de una traición, se asegura que Valdez Villareal volvió a los orígenes y se volvió a asociar al cártel de Sinaloa. Pero nunca dejó de visitar las discotecas de moda. El JJ seguía la línea de su jefe.

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La PGJDF aceptó que contaba con testimonios y elementos de prueba que relacionaban a José Jorge Balderas García, alias El JJ, con actividades de delincuencia organizada. En ese momento las autoridades señalaron que una de las líneas de investigación apuntaba a que el agresor de Cabañas, más allá de la supuesta actividad empresarial a la que se dedicaba, estaría relacionado con actividades de lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y posible tráfico de drogas.

En la averiguación previa  FAO/AOB-4/00147/10-01, testigos declararon que Balderas García nunca fue claro sobre sus negocios, sólo mencionaba ser empresario dedicado a veces al transporte y a veces a los ‘giros negros’.  También las autoridades dieron a conocer que El JJ viajaba fuertemente custodiado por al menos cinco hombres vestidos de civil, y que lo hacía a bordo de una camioneta tipo Durango sin placas, y otro automóvil cuyo modelo variaba de manera constante, algo que todos habíamos visto en los videos del Bar Bar.

También llamó la atención que las autoridades capitalinas se equivocaran rotundamente respecto a la identidad del sujeto que acompañaba esa noche al JJ. Primero informaron que se trataba de Eduardo García Alanís. Pero el verdadero García Alanís, estaba preso, consignado por la propia autoridad capitalina, que lo había presentado incluso a los medios, desde dos semanas antes de que ocurriera la agresión. Pero quien informó a la propia procuraduría del DF que García Alanís estaba detenido fue la secretaría de seguridad pública federal, con datos del sistema de Plataforma México. ¿Cómo habían llegado a ese nombre?. Nunca se explicó, sólo se dijo que alguien lo habría reconocido y llamó para dar ese nombre. Y nadie verificó previamente la información.

Fue después que enmendaron el error e informaron que se trataba de alguien de nombre Francisco, pero no proporcionaron los apellidos, aunque sí dieron los alias con los que se le conocía: “El Contador” o “El Paco”. Precisaron que Francisco era una persona muy cercana a El JJ, que no se trata de un empleado más y que se desenvolvía en la misma esfera que José Jorge Balderas. Ambos , dijeron, tenían un alto poder adquisitivo y utilizaban identidades falsas.

Evidentemente el caso entró en una suerte de cono de sombra. Las versiones sobre el móvil real de la agresión tomaron nuevos rumbos. Durante los primeros días la procuraduría descartó que el móvil se tratara por una diferencia con relación la joven bailarina cubana que se veía en los videos, pero no se estableció ningún otro móvil. La vuelta de tuerca pareció ser el testimonio del encargado de la limpieza en el baño de caballeros, Javier Ibarra Coronel, donde se produjo la agresión y que fue testigo de todo lo ocurrido.

 Este hombre originalmente había declarado que había atestiguado un fuerte intercambio de palabras entre Cabañas y Balderas, el presunto agresor, pero que no había podido escuchar lo que decían porque la música estaba muy alta. Ahora sabemos que en su última declaración sostuvo que en realidad, Balderas le reclamó en uno de los baños a Cabañas por no haber anotado en el juego del día anterior contra el Morelia. Que Cabañas lo increpó y Balderas sacó una pistola apuntándole a la cabeza. Cabañas, según la versión del encargado de los baños, le habría dicho que si era tan valiente disparara y que Balderas así lo hizo. Esta narración puede ser lo que en realidad ocurrió, pero resulta una versión aparentemente fragmentada: ¿de la ausencia de qué goles se quejaba Balderas? ¿por qué tendría que darse un enfrentamiento tan violento sin antecedentes previos y entre dos hombres que, luego lo supimos, se conocían de tiempo atrás?.

 Lo cierto es que la investigación no proporcionaba muchas respuestas e incluso, el hecho de que Ibarra hubiera cambiado su declaración original hacía dudar de ella. La realidad es que la PGJDF tampoco definió con precisión en las pesquisas judiciales cómo es que ingresó al local el arma de fuego con la que fue agredido el futbolista, ni la persona que la traía consigo.

Para colmo, en otra historia que parece de una comedia de enredos, el subprocurador del DF, Genaro Vázquez, informó tres días después de la agresión que había sido recuperado el casquillo de la bala disparada a Cabañas, pero la versión de donde fue encontrado resultó inverosímil. Según el subprocurador, el cadenero del bar fue el que limpió el baño por órdenes del gerente y fue el que se llevó consigo el casquillo. Que como fue retenido por la policía judicial, solicitó permiso para hacer una llamada telefónica pero no la hizo en las oficinas sino desde un teléfono público ubicado en las inmediaciones y que allí habría dejado el casquillo envuelto en una servilleta.

No parece una historia muy creíble. La procuraduría dice estar segura que es el de la bala calibre 25 que le dispararon a Cabañas, pero no puede saberlo. La única forma de saber con certidumbre que ese casquillo es el de la bala que le dispararon al jugador del América, sería comparándolo con la pistola o con la bala que está alojada en el cerebro de Cabañas. Y evidentemente, ni una ni otra se han podido recuperar.

Pero lo más extraño de todo es que hasta el momento de escribir estas líneas, más de seis meses después de la agresión no se le ha tomado declaración ministerial al propio Salvador Cabañas. Primero se dijo, con razón que era por su estado de salud. Pero con el paso de las semanas, Cabañas se ha ido recuperando y ha ofrecido entrevistas a los medios, se ha reunido en varias ocasiones con el propio presidente del Paraguay, Fernando Lugo. Incluso ya dejó México para asentarse en Buenos Aires con su familia y sigue sin declarar sobre los hechos. La versión que se ofreció fue que por el trauma del ataque, Cabañas no recordaba lo sucedido en el momento de la agresión. Pero incluso así, nadie sabe porqué no se le ha tomado declaración.

El hecho es que pareció existir mucha prisa por tener resultados y por configurar una historia que no tenía cimientos sólidos. Primero fue la versión de un lío de faldas por la muchacha cubana, Diana, que aparece en el video de seguridad. Eso se descartó. Luego fue el de la riña, que parece probable, pero la pregunta es por qué riñeron. ¿Por qué Balderas le reclamaba a Cabañas por los goles, qué había sucedido?. Por supuesto que todo es posible y que según el testimonio del cuidador del baño, Ibarra, el tal Balderas era un personaje amenazador, muy fuerte y siempre acompañado por su custodio, pero se abren en estas historia muchas conjeturas. Una de ellas es el de las apuestas en el fútbol, un tema del que nunca se habla en voz alta en el balompié mexicano pero que es una realidad en el nuestro y en muchos otros países.

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En Europa se descubrió un fraude de enormes proporciones con las apuestas en el futbol que involucra a árbitros, jugadores, equipos, directivos y técnicos. A finales del año pasado, la fiscalía de Bochum, en Alemania, dio a conocer que cerca de 200 partidos, entre ellos 12 de la Liga Europea y tres de la Liga de Campeones, habían sido manipulados por parte de mafias de apostadores del futbol europeo. Las investigaciones permitieron la detención de 15 personas en Alemania, dos en Suiza y la apertura de 50 registros en esos dos países, Austria y Reino Unido. Los partidos bajo sospecha pertenecen también a las primeras divisiones de Austria, Bosnia, Hungría, Eslovenia, Croacia y Turquía, así como las segundas categorías de Alemania, Suiza y Bélgica.

Aunque las apuestas fueron realizadas sobre todo por apostadores chinos, los presuntos jefes de la red se encontraban en Alemania y sobornaron al parecer a jugadores, árbitros y dirigentes de alto rango de ligas europeas para manipular el resultado de los partidos. Lo que distinguió a este escándalo de otros fue la cantidad de partidos afectados y la extensión de los culpables que van desde los médicos de los clubes a entrenadores.

Esa no es la primera vez que Alemania ha estado en el centro de un escándalo de estas características. En 2005, el árbitro de la Bundesliga, Robert Hoyzer, fue acusado de amañar partidos como parte de una banda internacional de apuestas ilegales. Fue condenado a dos años y cinco meses de prisión. Muchas de estas apuestas se realizan a través de empresas online dedicadas al juego y según los expertos de la policía alemana, grupos criminales de diferentes nacionalidades han encontrado en estas empresas un medio muy rentable para hacer dinero con riesgos limitados.

España también se ha visto afectada por las apuestas en el futbol. La Federación Española abrió expedientes a dos clubes y a siete jugadores españoles por su presunta implicación en apuestas ilegales. La investigación inició con el juego que enfrentó el 13 de junio del 2009 a las Palmas y al Rayo Vallecano, pues originó un sospechoso aumento de las apuestas. El juego finalizó con un marcador de 0-0, con el que Las Palmas aseguraba su permanencia en la categoría. Las sospechas comenzaron por las supuestas apuestas realizadas por un jugador del Rayo. El jugador, cuyos datos no han sido revelados y gente de su entorno apostaron en varias ocasiones por el 0-0, por lo que la casa de apuestas decidió avisar a la UEFA. También en noviembre del 2009 la policía italiana detuvo a nueve personas, entre ellas el presidente del club de futbol del Potenza, Giuseppe Postiglione, acusados de asociación criminal y apuestas ilegales. Los arrestados fueron acusados de manipular un juego en la temporada 2007-08, y en Italia, incluso el poderoso Juventus fue enviado hace dos años a Segunda División porque se descubrió que sus jugadores y directivos estaban involucrados en apuestas ilegales.

 Otro caso se dio en China, desde donde se maneja buena parte del negocio de las apuestas ilegales en el futbol y terminó con la detención del presidente de la federación china de futbol, Nan Yong, por el arreglo de partidos en la Primera División de ese país. Las investigaciones señalan que los partidos eran amañados por medio de sobornos a árbitros, entrenadores, jugadores y presidentes de clubes. Incluso se ha revelado que la federación china pedía a los jugadores 20 mil euros por partido disputado con su selección. Por supuesto todas son especulaciones, pero en el mundo del futbol, en muchas ocasiones pensando mal se puede acertar y los negocios del crimen organizado pueden alcanzar a todas las actividades redituables.

                                               *          *          *

Todo el caso dio un giro notable cuando la Policía Federal, siguiendo un investigación de crimen organizado, detuvo a El Contador, a Francisco José Barreto García o Francisco Barreto González y éste dio su versión de los hechos. Esta fue su declaración.

-¿Cuántos años tiene?

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-¿Trabajaba para alguna organización?

-Para los Beltrán Leyva.

-¿Cómo es que inicia usted en esta organización?

-Un conocido mío, aproximadamente hace dos años, me presentó a El JJ que es José Jorge Balderas Garza y fue el que me invitó a trabajar en esto.

-¿Cuánto le ofrecía?

-Él me pagaba a mí 10 mil pesos a la quincena. Como funcionaba era que yo precisamente distribuía entre las tiendas que yo conocía esa cantidad de cocaína, y posteriormente le llevaba los recursos a José Jorge Balderas. Los fines de semana, los miércoles, domingos, normalmente íbamos ahí al Bar Bar. Pues de hecho siempre en las reuniones entre nosotros donde salía que decidiéramos tomar un alcohol o algo siempre era en el Bar Bar.

-¿Por qué en este lugar?

-Bueno, él conocía ese lugar ya de antes y pues ahí era donde se juntaban artistas, deportistas y todos. Y la verdad él conocía a toda la gente, se sentía a gusto en ese lugar. Normalmente siempre llegábamos solos o en alguna ocasión con la novia de él. De hecho él era muy conocido ahí, todo mundo lo saludaba de abrazo y todo, el dueño, todo mundo.

-¿Usted estuvo presente el día que lesionaron con un arma de fuego a Salvador Cabañas?

-Sí

-¿Nos puede contar cómo fue ese día, desde que ustedes llegan al bar hasta que suceden todos los hechos?

-Yo llegué con José Jorge El JJ, llegué en un Audi color rojo, llegamos los dos y los escoltas atrás de nosotros, ellos llevaban una camioneta Durango negra y un Seat azul cielo tirándole a gris. Pues ya llegamos, entramos, siempre hicimos lo rutinario, nos recibieron en la puerta los de seguridad, nos dieron el abrazo de bienvenida. Entrando al Bar Bar, entrando de frente hay una pared, ahí nos cachea el de seguridad que no lleváramos armas, posteriormente nos cambiamos donde hay otra persona de seguridad y ya no nos revisa sólo nos saluda de abrazo y nos vamos a la mesa que siempre nos daban que era la mesa tres. Ahí estuvimos conviviendo como siempre con la gente, de hecho no había mucha gente, ese día estuvo aburrido, el lugar estuvo muy vacío. En el transcurso de la noche no recuerdo si eran como las 4 de la mañana o algo así, de las veces que fuimos al baño, yo siempre acompañaba al JJ al baño, él entra al baño, yo me quedo en la puerta de salida del mismo y en eso me percato que sale una muchacha güera, una cubana que ya la conocíamos nosotros y yo salgo a platicar con ella, le pregunto cosas como: “¿Por qué no te quisiste quedar en la mesa con nosotros?”, por una amiga de ella, y me comenta la chica “No, es que ya”, porque ahí todo mundo le decía El papi, de hecho Cabañas cuando lo saludaba, siempre lo saludaba de abrazo “Cómo estás papi”. Te digo que teníamos relación con todos los clientes. Ya había entrado Salvador Cabañas, yo le dije a ella, “déjame voy a saludar a Cabañas” porque le hablaba, lo saludaba y todo. En el momento que voy ingresando al baño yo escucho la voz de JJ que dice “soy el que te va a dar en la madre”, acto seguido doy el paso completo y en ese momento el JJ voltea a verme, hace este movimiento y el empleado del baño que estaba junto a él, cuando yo entré vi que tenía a Cabañas agarrado del cuello, todo fue muy rápido, oigo las palabras, doy el paso, yo pensé que se iba a pelear o algo, nunca pensé que fuera con Cabañas, fue muy rápido voltean a verme y se oye el disparo del arma. Nos salimos y el de seguridad me pregunta, se asoma y me pregunta “¿Le disparó?” y le dije “Sí” y me dijo “Váyanse, váyanse”. Entonces por medio de su radio, del que traen ellos, le hablaron al jefe de seguridad de la puerta para que nos abra la puerta y ya salimos del lugar. Y en la calle le marcamos a los chavos que nos acompañan, de hecho nos ven y se acercan. Él se sube a la camioneta negra, a la Durango, y yo me subo al carro al Seat, el Audi en el que llegamos se va atrás del JJ, junto con otro Tsuru que también llevábamos y enfilamos sobre Insurgentes hacia el norte de la ciudad, dimos vuelta ahí en Río Mixcoac, llegamos a Periférico, igual hacia el norte. Él se enfila a Tecamachalco, ahí por Reforma se sube y yo me continúo derecho hacia el estado de México. Esa fue la última vez que yo vi al JJ, ya no lo volví a ver. Nada más me pregunta él al otro día, me habla por radio y me pregunta que cómo había estado todo. De hecho él no se había percatado porque me pregunta “¿Estás bien, no te quedaste en el lugar?” y le dije “No, yo estoy en mi casa” y me dice “Ah bueno y qué, cómo estuvo, qué pasó”. Le platico lo mismo, de hecho en ese momento él me habla con palabras obscenas “Pues cómo que qué pasó, cómo que no se acuerda” le dije. “Por eso”, y me dijo unas groserías “Dime qué pasó”, entonces lo mismo que le comenté le comento a él, que lo único que yo vi fue eso, que cuando entré tenía agarrado a Cabañas del cuello, que le disparó y entonces me dice “Ah entonces tú eres el único testigo, ¿fuiste el único que viste?” y le digo “Bueno pues yo y el del baño” y me dice “No, ya le dije a Charly que cambiara los vídeos”, Charly es el gerente del lugar, “Ya le dije que quite todos los vídeos que no se quede nada ahí” y todavía me dijo “Pues como tú eres el único testigo voy a tener que matarte ¿no?”. Ese día él me dijo que El Inge ya lo había regañado, que estaba muy molesto y que su apá de él no le contestaba, y ya El Viejo les habló ya a todos los tienderos a los que yo tenía y les decía que yo me le había ido, que le había robado dinero y que si sabían de mí pues que me pusieran, que si les hablaba o algo me pusieran para que me agarraran ellos porque a él lo que más le interesaba era su dinero. Yo quiero pensar, no es para disculparlo ni mucho menos, que el arma con el que le disparó fue un arma muy pequeñita, no sé si a la hora de que… porque él siempre traía armas más grandes, siempre manejó calibres más gruesos, a lo mejor a la hora que lo quiso amenazar por el tamaño del arma se le fue el tiro, no sé.

-¿A qué atribuye que les hayan dado todas las facilidades para huir?

Pues yo siento que de hecho, él siempre comentaba que era gente de La Barbie y todo eso y fue un reflejo de lo mismo. De hecho a él se le aguantaban muchas de las cosas que hacía ahí ya tomado, yo creo por el temor de “Si le decimos algo o hacemos algo, no nos vayan a hacer algo, nos puede pasar algo”. Pues ya tomado, de que querían cerrar no los dejaba cerrar el lugar porque ya no había gente y todo mundo ya se quería ir y pues él no los dejaba que cerraran, si alguien le caía mal o se le quedaba viendo lo mandaba sacar.

-¿En el Bar Bar todos sabían a qué se dedicaba?

-Pues la mayoría de la gente, porque él ya tomado, inclusive a las mismas chavas que estaban con él, él les decía eso “Yo trabajo para La Barbie, La Barbie es mi apá y puedo hacer lo que quiera”, pero eso nada más lo hacía cuando se pasaba de copas.

-¿Alguna vez le comentó la persona que usted refiere como El JJ cómo es que conoció a La Barbie?

-Sí, él me comentaba que años atrás, tiempo atrás, ellos eran moteros, moteros son los que pasan la mota y él lo conoció ahí en Tamaulipas, en Laredo, que le propuso que como El JJ conocía a varios traileros para que le pasaran la mota al otro lado. Frecuentaban igual mucho los bares, iban mucho a los bares, como son más o menos de la misma edad se iban a los bares con las chavas. Posteriormente se dejaron de ver hasta que El JJ andaba mal económicamente y le llamó por radio y ya fue cuando le dijo “Pues si quieres vete allá para el Estado, vete allá a echar guamazos y ahí para que te hagas de una feria porque es la única manera en que te puedo ayudar”, eso fue lo que me dijo El JJ.

-Cuando muere Arturo Beltrán Leyva, ¿qué sucede en la organización?

-Cuando sucede eso, de hecho a mí me mandó llamar El Viejo y dijo “Hay que estar alertas porque hay una guerra, va a haber una guerra, van a querer el control, no sé qué va a pasar porque están viendo, no sé si mi apá es quien se va a quedar controlando todo, él y el Inge van a ser de los que vayan a estar de este lado de los que estamos con él, los que van a quedarse con el control, a ver quién es el que les va a pelear el control”. Ya después supimos que el que iba a pelear el control era Héctor Beltrán o El H que le decían.

-¿Llegó usted a escuchar de Sergio Villareal Barragán que lo apodan El Grande?

-Algo se comentaba

-¿Qué comentaban?

-Que ya se había vuelto enemigo de su apá de él y ya ve que ellos ya se conocían de antes y decía “Mira ahora El Grande ya también quiere agarrarse a mi apá”

-¿Usted alguna vez llegó a escuchar que esta persona a quien refiere como El JJ que conocía a alguien de apodo El Indio?

-Siempre que hablaban de esta persona decíamos “Es que El Inge, el inge, el inge” ya posteriormente cuando salió a la luz pública ya sabíamos que era El indio, y El Inge era la misma persona.

-¿Ha tenido alguna noticia de qué es lo que hace El JJ, en dónde está?

-No. Lo que hace, pues sigue haciendo lo mismo distribuyendo cocaína.

-¿Usted qué cree si lo hubiera localizado El JJ, qué le hubiera pasado?

– Pues yo creo que primero que le entregara la lista de la gente que le debía y ya dependiendo de eso pues no sé qué me hubiera hecho, igual y me hubiera matado. 

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Actualmente son doce las personas procesadas por el caso Cabañas, sin embargo sólo cuatro permanecen en prisión y ninguna de ellas es responsable directo de la agresión. Entre los doce procesados nueve son empleados del bar donde ocurrieron los hechos.

La esposa del jugador paraguayo, María Alonso Mena, señaló en declaraciones a una cadena televisiva que la noche que Cabañas fue herido de bala en la cabeza se perdieron minutos vitales para su atención por culpa de los empleados del bar. Dijo que los empleados la confundieron sobre el incidente y le dijeron que Cabañas había salido del sitio para recoger su automóvil.

El único de los empleados del Bar Bar que está en prisión es el gerente Carlos Cazares Ocaña, a quien se le acusa del delito de homicidio calificado en grado de tentativa bajo la tesis de coparticipación. Para las autoridades el gerente facilitó que los atacantes huyeran, además de que ayudó a alterar la versión original de los hechos destruyendo evidencia y entorpeciendo la acción de las autoridades.

Los capitanes de meseros Farid Dib Cabrera, de 28 años de edad, e Ihosvani Díaz Díaz, de 33; los vigilantes Edgar López Luna, de 34, Enrique Fichtl García, de 44, y Heriberto González Vargas, de 38, y el empleado de limpieza Javier Ibarra Coronel, de 45 años, todos empleados del Bar Bar, también estuvieron arraigados, pero obtuvieron su libertad bajo fianza después de que se les dictara auto de formal prisión por el delito de encubrimiento por favorecimiento, considerado como no grave.  Otros dos empleados, cuyos nombres no se han dado a conocer, también se encuentran procesados por encubrimiento, pero estos nunca fueron aprehendidos ya que tramitaron amparos para evitar que se ejecutara la orden de aprehensión en su contra. 

Los otros tres procesados, quienes permanecen en prisión, acusados del delito de homicidio calificado en grado de tentativa, son los elementos del Cuerpo de Seguridad Auxiliar del Estado de México (CUSAEM) que escoltaban al J.J. el día en que ocurrieron los hechos.  Se trata de los policías Margarito Cruz Ramírez, Mariano López Morales y Mario Zamarripa Martínez. Si bien los policías han señalado que desconocían lo ocurrido en el bar, para el Ministerio Público ellos facilitaron la huida del agresor.

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El caso Cabañas ha permitido atisbar, una vez más, la forma en que operan las delegaciones capitalinas y las redes de corrupción con que se sostienen. En la Álvaro Obregón desde hace varios años el actual delegado Eduardo Santillán y su antecesor, el ahora diputado local Leonel Luna, han manejado la delegación y se han sucedido los hechos irregulares en el tema de los permisos y las verificaciones.

En el programa Todo Personal, por Proyecto 40, presentamos una amplia investigación sobre las irregularidades en esa demarcación. Lo que encontramos es que la norma es la corrupción, el trato discriminatorio que se les da a los giros amigos respecto a los establecimientos que no participan de esa red de complicidades.

La norma es la corrupción, el trato discriminatorio que se les da a los giros de los establecimientos que no participan de esa red de corrupción. Un caso notable es un table dance ubicado a unos metros de la delegación. Se llama La Corbata y su propietario es Víctor Pérez, El Cancán o El Chilango, primo hermano del delegado Eduardo Santillán y líder de una banda grupera ampliamente privilegiada por las autoridades delegacionales. A pesar de que se trata de un table dance, La Corbata opera con una licencia tipo A, o sea de un restaurante con venta de bebidas sólo con alimentos. La última vez que se verificó a La Corbata fue el 17 de septiembre del 2008. Y en el documento de verificación jamás se señala que se trata de un table dance, sólo se dice que al momento de la verificación se observan clientes consumiendo bebidas alcohólicas. Nunca descubrieron a las muchachas que bailan para esa clientela.

Los privilegios para Víctor Pérez, el primo del delegado van más allá: es el único desde la tragedia del New’s Divine al que le han autorizado en esa delegación a realizar eventos masivos en el parque Batallón de San Patricio, vendiendo bebidas alcohólicas aún sin permiso alguno. No es una especulación. El once de septiembre del año pasado Francisco Navarro, verificador de la delegación se presentó en el “jaripeo baile” organizado por el primo del delegado en el Batallón de San Patricio y dejó asentado en actas que el permiso que se había otorgado no permitía la venta de bebidas alcohólicas en el evento.

Sin embargo, dice el verificador que al presentarse en el lugar comprobó que se encontraba realizando un espectáculo con música en vivo, protegido por elementos de seguridad privada y que dentro se estaban vendiendo bebidas alcohólicas sin contar con la autorización correspondiente, incluyendo diferentes puestos de cerveza, de diferentes marcas y denominaciones. Cuando se le preguntó al responsable del evento, el primo del delegado, qué tenía que decir al respecto, simplemente dijo que nada. El acta levantada en aquella oportunidad, que lleva el número CUV/718/2008 señala esas y otras irregularidades, y establece una multa de apenas poco menos de 11 mil pesos y la suspensión inmediata del espectáculo. Pero establece que si el propietario se niega a suspender el espectáculo, “emitirá una nueva orden de clausura” para efectuar la medida. Obviamente esa nueva orden nunca se emitió y tampoco hubiera tenido sentido porque el espectáculo era de una sola noche.

Conciertos similares, en el mismo lugar, con anterioridad se habían prohibido y se les había negado el permiso a artistas reconocidos como Lupillo Rivera o la banda El Recodo. Pero no hubo problema, aunque se violara la normatividad para el primo del delegado. La forma en que se permite el funcionamiento fuera de norma en la delegación de los llamados giros de alto impacto se pone de manifiesto en los establecimientos de table dance. Uno es el Calígula, ubicado en la avenida Insurgentes, frente al parque de la Bombilla. Jamás ha tenido un informe de verificación negativo, también tiene licencia sólo como restaurante.

Otro table dance que jamás ha tenido problema con las verificaciones es el Nikki, también ubicado en Insurgentes Sur, en las actas de las mismas apenas se ofrecen datos sobre el lugar. Y a unos metros de allí está otro table dance muy conocido que abre hasta altas horas de la madrugada, el Solid Gold. Tampoco ha tenido problema alguno con el sistema de verificación. Otro beneficiado por verificaciones indulgentes es el bar La Camelia, ubicado en San Ángel, en la calle Francisco I. Madero, uno de los favoritos de los funcionarios de la delegación. Su última verificación fue en el 2007. Allí se le encontraron diversas irregularidades. Pero entonces se le manifestó al propietario del lugar que tenía cinco días hábiles para expresar sus inconformidades, mientras tanto el bar siguió abierto. Y pasada la revisión de pruebas no se le aplicó sanción alguna.

Hay casos más evidentes. En diciembre del 2008 un grupo de vecinos de la colonia San Clemente Sur presentó una queja por el funcionamiento de un salón de fiestas denominado Cricket ubicado en la calle de Pinos. La delegación dice que fue a verificar el lugar el 29 de agosto del 2008, pero que al momento de la visita el local estaba cerrado. Entonces la propia delegación emitió un acuerdo para realizar una nueva verificación programada para agosto del año siguiente, o sea un año después, misma que por cierto nunca se realizó. Todos estos lugares cierran fuera de todos los horarios de servicio y nunca han sido molestados por ello.

Esa ligereza contrasta con la dureza con la que son tratados otros establecimientos. Por ejemplo, el conocido restaurante Piegari, en avenida De la Paz, fue clausurado en abril de 2009 luego de una verificación por una suma de irregularidades que, en realidad, se concentraban en unos cables del sistema de cómputo que estaban al descubierto y que según los verificadores “podrían representar un peligro inminente”. Por ello se decretó la clausura temporal del establecimiento.

A diferencia de los table dance no le dieron oportunidad alguna de presentar documentos con posterioridad. Lo mismo sucedió con una bodega de Sabritas ubicada en avenida San Antonio 418. Allí por una serie de irregularidades menores, como la modificación de las condiciones del establecimiento mercantil, habían ampliado unos metros la zona de operación, decretaron la clausura permanente del establecimiento. Y es que las pruebas y las sanciones se deciden a voluntad, en la oficina de la coordinadora de verificaciones Liliana Huitrón. Ahí comienza la red de corrupción que permitió casos de absoluta impunidad como el del Bar Bar. Liliana Huitrón es una persona de toda la confianza del delegado Santillán, ingresó a la delegación durante la administración de Leonel Luna, y desde allí construyó, bajo las órdenes del actual delegado, toda la estructura de verificación de la demarcación. Desde allí se tolera a los establecimientos amigos y se castiga a los que no colaboran.

Incluso para consolidar esa estructura se propuso y así se publicó en la gaceta del Distrito Federal, fusionar las direcciones jurídicas y de obras públicas para darle facultades plenas de verificación, suspensión de actividades y sanciones a esa área. Incluso aseguran fuentes de la propia delegación que el programa cero cero que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en tiendas desde las doce de la noche, fue concebido como una forma de apoyar a los bares y giros de alto riesgo. No puede decir el delegado Santillán cómo no estaba enterado de lo que sucedía en su demarcación. Debe haber responsables. Para cubrirse de los hechos ocurridos en el Bar Bar ubicado en la delegación Álvaro Obregón, Eduardo Santillán, dijo que los gobiernos delegacionales están rebasados en el tema de verificaciones, pues existen 21 mil establecimientos mercantiles en la demarcación de los cuales, 800 son restaurantes o bares mientras que se cuenta sólo con 15 verificadores. Haciendo dos o tres visitas diarias se podrían verificar todos los restaurantes o bares de la delegación por lo menos dos veces al año. Pero las verificaciones son selectivas.

Después de años de irregularidades y de la agresión de Cabañas, la delegación Álvaro Obregón decidió comenzar el procedimiento de revocación de la licencia de funcionamiento al Bar Bar porque violó el Artículo 88 Fracción IX de la Ley de Establecimientos Mercantiles que establece que “la delegación deberá clausurar los eventos, los establecimientos mercantiles cuando con motivo de la operación de algún giro mercantil se ponga en peligro el orden público, la salud, la seguridad de la personas o interfiera la protección civil”. Además de perder la licencia, los propietarios del bar tendrán que pagar varias multas. Una de ellas es de 54 mil 816 pesos por violar diversos artículos de la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal.

La delegación señaló que también se violó el Artículo 14, Fracción XV, que estipula que ‘los propietarios tienen la obligación de vigilar que se conserve la seguridad de los asistentes y de los dependientes dentro del establecimiento mercantil, por esta violación el bar tendrá que cubrir una sanción económica por siete mil 239 pesos. Otra sanción es por 20 mil 168 pesos por no cumplir el Artículo 14 Fracción IX que establece que ‘los titulares tienen la obligación de prestar el servicio de que se trate a toda persona que lo solicite, sin discriminación alguna, salvo los casos de personas en evidente estado de ebriedad, bajo el influjo de estupefacientes o que porten armas, así como a los menores de edad’. También se le impuso una multa de 20 mil 168 pesos por infringir el Artículo 38 de la misma ley que se refiere al horario de funcionamiento. Finalmente tendrá que cubrir la cantidad de siete mil 239 pesos por no tener a la vista del público en general el original o copia certificada de la documentación vigente que acredite su legal funcionamiento, así como el nombre del titular y del dependiente del establecimiento. La Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos dio a conocer que el Bar Bar dejó de pertenecer al grupo por irregularidades en su operación, por lo que no se le renovó su registro.

Sin embargo el Bar Bar no es el único establecimiento que no cumple con los reglamentos,  el diputado Carlos Augusto López del PRD señaló que en el Distrito Federal se tienen registrados mil 682 establecimientos mercantiles dedicados a la preparación de alimentos con expedición de bebidas alcohólicas, de estos 592 cuentan con licencia para vender alcohol, cifras extraoficiales señalan que alrededor del 40 por ciento no cuentan con registro, es decir 250 establecimientos nocturnos trabajan de forma irregular.

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La procuraduría capitalina es la más poderosa, con mayores recursos y personal de todos los estados del país. La secretaría de seguridad pública del DF, la mayor del ámbito local, con más policías y posibilidades, aunado a una centralización de la que no gozan las demás policías estatales. Y no han podido sacar adelante un caso como el de Salvador Cabañas donde hay testigos, videos, hasta la certidumbre general de cómo se dieron los hechos. No pudieron ni siquiera entrar al lugar donde fue agredido el jugador del América hasta varias horas después de los hechos, porque simplemente no se lo permitían los empleados, pese a que había elementos como para una indagación en flagrancia.

El procurador Miguel Ángel Mancera y el secretario de seguridad pública local Manuel Mondragón y Kalb son funcionarios que pueden cometer errores pero son rectos y están bien intencionados. Pero sus instituciones mostraron enorme debilidad operativa en este caso.  Hay muchos errores y omisiones en la investigación y en el accionar de las autoridades.

 

Se ha dicho que las autoridades no son responsables de lo ocurrido y la culpa es de la víctima porque ¿qué hacía en la madrugada en un antro?. No desviemos la atención, no se trata de un caso de moral y buenas costumbres. Y si los responsables, con video y todo, no pudieron ser plenamente identificados y localizados, es porque no se ha realizado correctamente el trabajo en la procuraduría y porque los policías preventivos que llegaron junto con la ambulancia que recogería a Cabañas tampoco cumplieron con su deber de asegurar el lugar. Después de la detención por las fuerzas federales de El Contador, no ha pasado tampoco nada. La realidad es que el caso parece estar lejos de resolverse, mientras las autoridades ni siquiera le han tomado declaración ministerial a Salvador Cabañas porque “no recuerda” lo que le pasó. Actualmente Cabañas sigue en Buenos Aires donde realiza una terapia de rehabilitación.