Venta de garage
La recaudación tributaria del Gobierno federal viene cayendo desde 2019 debido a la baja en las captaciones de ISR e IVA. Y es que hubo una pérdida en los empleos formales.
La caída de los ingresos tributarios ocurre en un contexto en el que el crecimiento de la economía nacional se encuentra estancado, lo que afecta la actividad económica y, por ende, la captación de recursos a través de las empresas y el consumo.
Desde que se anunció la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, los empresarios, que aunque aseguran apoyar los nuevos programas de inversión del Gobierno federal, han sido muy cautelosos para realizar nuevas inversiones en nuestro país.
Hay inversión en México, pero no se ha incrementado como podría, y el Presidente Andrés Manuel López Obrador necesita recursos para cumplir sus promesas de campaña y sacar adelante todos sus programas sociales.
De ahí la idea de la rifa del avión, que no es rifa, sino una recaudación de dinero para pagar los premios, medicinas y, obvio, el mantenimiento del avión, que se queda en México.
Mientras tanto, el TP-01 permanecerá bajo resguardo de la Fuerza Aérea Mexicana hasta que se concrete su venta.
Por lo pronto, con las ganancias del sorteo ya tiene asegurados dos años de mantenimiento.
Para vender los boletos, el Jefe del Ejecutivo puntualizó que ofrecerá una cena en Palacio Nacional hoy por la noche a 100 empresarios para convencerlos de que cada uno compre 40 mil boletos y los distribuyan entre su personal o promuevan la rifa en sus empresas.
¿No sería más fácil pedirles como regalo o donación ese dinero a los empresarios? Porque eso es.
Y ahora surgen otros gobernantes que copian estas prácticas.
Mientras la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declara infundado el último recurso que retrasaba el proceso para que se pronuncie en torno a la ampliación del mandato de dos a cinco años de Jaime Bonilla como gobernador de Baja California, el mandatario ha dicho que propondrá un sorteo para rifar la casa del gobernador.
Rifa del avión… sin avión
El jefe del Ejecutivo bajacaliforniano asegura que rifará el inmueble debido a que él no lo utiliza como residencia.
Los recursos serían asignados para hacer frente a la crisis que enfrenta la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Pero eso no es todo. Hace unos días, como parte de las acciones de austeridad republicana, el Presidente manifestó que analiza la venta de propiedades de las embajadas y consulados.
Lo que pasa es que estas embajadas no representaron un gasto para su administración, más allá de su manutención, la cual ya había sido reducida.
Es decir, los inmuebles, que fueron comprados en anteriores administraciones, no pagan impuestos ni renta en el país donde se ubican, debido a las convenciones internacionales.
En caso de que se pusieran a la venta se tendría que optar por la renta de oficinas, que por más modestas que fueran, ¿sabe usted cuánto costaría una renta en ciudades como Washington o París?
Enrique Berruga, reconocido diplomático mexicano, elabora un texto muy acertado en este tema: ¿al Estado mexicano le conviene rentar los “nuevos” espacios diplomáticos, a sabiendas de que las rentas mensuales nunca serán recuperadas?, se pregunta.
México cuenta con una red de cerca de 50 consulados en Estados Unidos, los cuales en muchas ocasiones son la única opción de ayuda para nuestros connacionales en la Unión Americana.
La mayor parte de los recursos en política exterior se destinan a la atención de nuestras comunidades en el extranjero.
México no tiene excesos en embajadas y consulados en todo el mundo; de hecho, nuestras misiones diplomáticas apenas cubren la tercera parte de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para que se dé una idea: Brasil y Cuba tienen el doble de embajadas que México.
Además de muchas veces ser el único contacto de connacionales en el mundo, ¿en dónde quedaría la política exterior, tan decaída en este sexenio?
La mayoría de las misiones diplomáticas alberga a la sección consular, las áreas de conferencias y proyección cultural, la atención de asuntos jurídicos y litigios internacionales y, con la reciente desaparición de ProMéxico, deben encargarse de la promoción del comercio y las inversiones.
Y es que las embajadas son espacios utilizados por el país para proyectar a México, no sólo en las áreas turísticas, para atraer una derrama económica, sino que también se busca concretar nuevas inversiones para nuestro país por medio de diplomáticos.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), México cuenta con 80 embajadas, 67 consulados (50 en Estados Unidos) y dos secciones consulares; ocho misiones permanentes y tres oficinas de enlace en Estrasburgo, Taiwán y en el Estado de Palestina.
México podría recibir mucho más dinero si en las embajadas se concentran en hacer alianzas con empresas de diversos países para que vengan a invertir que por la venta de un inmueble.
Son ahorros que terminan saliendo más caros.