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No debemos ser amigos de dictadores

Por un periodo más y con todos sus opositores en la cárcel o exiliados, Daniel Ortega comenzó su cuarto periodo consecutivo y el quinto en toda su historia. El hombre que, junto con su esposa Rosario Murillo, mantiene a sus ciudadanos bajo una crisis económica, sin libertades y a casi 200 presos políticos.

La dictadura continúa en Nicaragua, con ello, supera el mandato del dictador Anastasio Somoza, quien estuvo 19 años y medio en el poder.

A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores se había dicho que México no enviaría representante a la toma de protesta de Daniel Ortega en Nicaragua, pero la mañana de este lunes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó que México sí tendrá un representante en la toma de protesta de Daniel Ortega en Nicaragua.

Desde Palacio Nacional, durante su conferencia de prensa mañanera, informó que sería Ramiro Ayala, jefe de la Cancillería de la embajada en ese país, quien asistiría.

El mandatario consideró que sería una imprudencia que México no estuviera presente en esta ceremonia, pues la política exterior es tener buenas relaciones con todas las naciones.

“Nosotros tenemos buenas relaciones con todos y no queremos ser imprudentes. Sí (sería una imprudencia), porque nosotros no podemos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia.

“O sea, no es el Gobierno pasado que, por quedar bien con otro Gobierno, expulsó al embajador de Corea del Norte, ¿por qué tenemos nosotros que actuar así, si México es libre y soberano? La política de México está bien definida en el artículo 89 de la Constitución, tenemos muchísimos antecedentes”, señaló.

Durante su conferencia, el mandatario adelantó que el periodista Ricardo Zamora será propuesto como embajador en Nicaragua, y Leopoldo de Gyves, como embajador en Venezuela.

Y es así que México tiene representante en Venezuela, junto con países como Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Turquía, Venezuela, Vietnam, China, Corea del Norte, Irán, Rusia y Siria. Para la toma de protesta de un dictador que se robó las elecciones, al encarcelar a todos sus opositores o expulsarlos del país. 

Farsa en Nicaragua

Mientras la vida para los nicaragüenses cada día es más dura, con pocos ingresos, escasez de comida y medicamentos, y por supuesto, habiendo perdido todas sus libertades, a la toma de posesión de Daniel Ortega lo acompañaron delegaciones de países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Belice, Irán, Palestina, China, Rusia, India y México, entre otros.

El pasado 7 de noviembre, que se celebraron las elecciones en Nicaragua, el Consejo Supremo, que obviamente maneja el partido en el poder, reportó una participación del 65 por ciento. El organismo independiente Urnas Abiertas, que observó desde la clandestinidad el proceso, estableció la participación en apenas el 18.5 por ciento.

Ese mismo día, más de 40 países, incluyendo la Unión Europea, se pronunciaron desconociendo los resultados, incluso calificaron las elecciones como “ilegítimas”, mientras que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó “una pantomima”.

Para el 12 de noviembre, la Asamblea General de la OEA declaró que “en las evidentes circunstancias, las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”, y ordenó al secretario general de la OEA, Luis Almagro, presentar un informe a más tardar el 17 de diciembre, pero Almagro lo postergó para después del 10 de enero.

De los 34 países que votaron por esta resolución, México fue uno de los siete que se abstuvieron.

En 15 años de mandato consecutivo de Daniel Ortega, se calcula que salieron de Nicaragua unas cien mil personas, principalmente a Estados Unidos y Costa Rica. Los periódicos impresos han desaparecido. De seis impresos que circulaban en 2007, actualmente no se publica ni uno.

Daniel Ortega se presentó como candidato y llevó de fórmula, por segunda vez, a su esposa Rosario Murillo, quien se convirtió en vicepresidenta por segunda ocasión consecutiva.

Como parte de su campaña sucia, encarceló a siete posibles candidatos de la oposición y eliminó a tres partidos políticos para que el día de las elecciones, los votantes escogieran sólo entre Ortega y cinco candidatos de los llamados partidos pequeños y considerados colaboradores del régimen.

Al menos, 30 funcionarios del gobierno nicaragüense fueron sancionados durante el 2021 por los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea, por las violaciones a los derechos humanos y la deriva autoritaria del régimen de Ortega.

El 16 de noviembre, el presidente Biden prohibió la entrada a Estados Unidos a todos los miembros del gobierno de Nicaragua, incluidos funcionarios electos, alcaldes, vicealcaldes y secretarios políticos sandinistas que participaron en “graves abusos o violaciones de los derechos humanos”.

La pareja Ortega-Murillo ha enfrentado acusaciones serias, por ejemplo, la hija de Rosario Murillo, desde el exterior del país, acusó que su padrastro, el hoy nuevamente presidente de Nicargua, la habia violado; su madre apoyó a Ortega y no a su propia hija.

En Nicaragua, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hubo 300 muertos y centenares de encarcelados.

Daniel Ortega también ha sido acusado de nepotismo al nombrar asesores presidenciales a la mayoría de sus hijos. La pareja tiene siete en común, pero la vicepresidenta estuvo casada en tres ocasiones anteriores en las que tuvo otros tres hijos, una de ellos es Zoilamérica, la que acusa a Ortega de haberla violado desde niña.

Hoy, la vicepresidenta Murillo dice que su hija es una loca, traicionera, y ha elegido continuar con la política de su marido, mientras que su hija tuvo que exiliarse en Costa Rica.

Con los años, la pareja también se aprovechó de la ayuda petrolera que recibió del presidente venezolano, Hugo Chávez, para comprar favores, desarrollar una política clientelista y enriquecerse.

Daniel Ortega supuestamente iba a salvar a su país de la dictadura, hablaba de “capitalismo salvaje y del neoliberalismo”, ése fue el eje de su campaña, hoy ha demostrado ser un dictador como Somoza.

El presidente ha sido acusado de asesino, estafador y represor, al usar, desde hace décadas, a diferentes prestanombres para amasar una fortuna que los analistas cifran en más de dos mil 500 millones de dólares.

En días recientes, Daniel Ortega acusó al gobierno colombiano de Iván Duque de ser un narco-Estado, pero la realidad es que desde 1987 a la fecha, la narcoactividad se ha incrementado en Nicaragua, tanto en el consumo como en el tráfico.

Nicaragua sólo produce marihuana, pero su territorio es utilizado de tránsito para pasar droga y además ahí se resguardan muchos narcotraficantes.

Más allá de que México envíe o no representación a la toma de posesión de Daniel Ortega, el Gobierno de nuestro país debería de reconocer que el actual Gobierno de Nicaragua es ilegítimo.