Del paraíso al infierno
El paraíso se puede transformar en el infierno si no se frena a los grupos delincuenciales.
Quintana Roo y toda la zona turística de Cancún, Playa del Carmen y Tulum, que son de los sitios más importantes para el turismo en México están cada día más vulnerables por los grupos criminales que se están disputando el territorio.
Tan sólo Playa del Carmen cuenta con más de 16 millones de turistas cada año. Es una joya turística con más del 80% de ocupación casi todo el año y llegando inclusive al 100% de ocupación en temporada alta.
Pero este fin de semana volvió a ocurrir que personas armadas entraran a disparar a un resort de lujo.
Eran poco antes de las tres de la tarde con 30 minutos cuando comenzó a verse una movilización policiaca y de los servicios de emergencia, se veía a huéspedes del hotel asustados al ver que tres hombres de origen canadiense habían sido atacados con arma de fuego dentro de un hotel en Xcaret, en la Riviera Maya.
Un hombre de sudadera gris fue quien los atacó para después darse a la fuga por la zona selvática mientras dos de las tres víctimas buscaban de forma desesperada continuar con vida, pues su otro compañero murió de forma instantánea.
El titular de la Secretaría de Seguridad de Quintana Roo, Lucio Hernández Gutiérrez, indicó que se trató de un ataque directo y que el agresor también era huésped y que todo comenzó con una discusión. El funcionario detalló que, según las autoridades canadienses, las víctimas estaban relacionadas con el tráfico de drogas.
El gobierno municipal de Solidaridad activó este viernes 21 de enero un operativo de búsqueda en el que participan unidades caninas utiliza drones y elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional para localizar al probable responsable.
Para las autoridades estatales no se trató de un ajuste de cuentas entre grupos criminales, sino de un pleito entre particulares, pero resulta que esos particulares estaban involucrados en temas de drogas.
No es la primera vez que en un hotel de lujo se dan tiroteos. Lo ocurrido en el hotel de Xcaret, es similar a lo ocurrido apenas en noviembre del año pasado, cuando hubo una incursión de al menos 15 hombres con armas de grueso calibre en la Rivera Maya. Entraron a través del área de playa que une a los hoteles Hyatt Ziva Riviera y Azul Beach de Puerto Morelos.
“Se dirigieron directamente a las dos personas que permanecían en la zona de playas, capturando a uno de ellos, mientras que otro corrió hacia el interior de un centro de hospedaje donde finalmente quedó sin vida, al otro sujeto lo privaron de la libertad y metros adelante de la vida, dándose a la fuga”, señaló la Fiscalía de Quintana Roo en ese momento.
Las primeras versiones aseguraban que se trataba de un secuestro. Esta información fue desmentida por las autoridades estatales, aunque sí se supo que los perpetradores huyeron tras robar una lancha. Fue otro problema por venta de drogas.
Los sujetos pertenecían a bandas de narco menudistas que operan en el centro turístico, al sur de la ciudad de Cancún. Presuntamente se trataría de escisiones de un grupo conocido como los Pelones, que a su vez derivó de una célula de los Zetas.
Las imágenes de los turistas desconcertados por ese enfrentamiento son muy fuertes, y esas son las imágenes que circulan en el mundo y que van a acabar por arruinar el turismo en México.
Un mes antes, en octubre, las balas se volvían hacer presentes en medio de los turistas que departían en un restaurante conocido como La Malquerida, ubicado en una de las principales calles de Tulum.
Un grupo de cinco turistas cenaba en una terraza del local, cuando sicarios irrumpieron a tiros. Dos extranjeras, una de Alemania y otra de La India, fueron asesinadas en el fuego cruzado. Otros tres internacionales resultaron heridos. Tras este hecho violento, el gobierno federal envió 450 elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Marina a Quintana Roo, principalmente para vigilar la zona turística.
Pero, en septiembre también hubo violencia, el restaurante “Rosa Negra” fue escenario de otro ataque con arma de fuego, se trata de una cadena de restaurantes en Cancún, Tulum y Ciudad de México. El dueño de estos negocios es el empresario hotelero Eduardo Beaven, quien también en ese mes, fue atacado por unos hombres armados cerca del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en la capital mexicana. El presunto pistolero fue asesinado por uno de sus escoltas.
La violencia esta desatada por que son varios grupos de crimen organizado y ahora narco menudistas que buscan quedarse con la plaza para poder tener a sus clientes seguros.
En estos últimos meses ya ni siquiera tratan de disimular, caminado por la 5ta avenida que es la calle principal de Playa del Carmen, los vendedores de droga se la ofrecen a quien va pasando.
Desde 2017, la Riviera Maya es centro de atención, pero no por sus destinos turísticos, sino por la serie de enfrentamientos que ocurren a plena luz del día, en zonas con turistas o incluso en hoteles, donde se advierte que la vigilancia es mayor.
Uno de estos hechos fue el tiroteo en la famosa discoteca Blue Parrot en Playa del Carmen, cometido el 16 de enero de 2017 y el cual dejó seis muertos y 15 heridos, la mayoría de nacionalidad extranjera. Tres años después, siete personas fueron asesinadas en otro establecimiento de la misma ciudad.
El propio fiscal general de Quintana Roo, Óscar Montes de Oca, hace un par de meses confirmó que hay 12 bandas narco menudistas que operan en las playas de la Riviera Maya en el estado. Identifican, principalmente, la presencia de al menos cuatro cárteles: el Jalisco Nueva Generación, el de Sinaloa, Los Zetas y el Cártel del Noreste.
Óscar Montes de Oca explicó que semanalmente llegan a Quintana Roo más de 140 mil turistas, la mayoría de los cuales se reparten entre Cancún y la Riviera Maya, por lo que existe un gran atractivo para los empresarios que invierten en turismo, pero también para los grupos narco menudistas que ven una gran oportunidad de comercializar estupefacientes en la zona.
Los grupos criminales ocupan esta joya turística mexicana para sus operaciones de trasiego y venta de droga.
Y entre más terreno ganen los criminales, más pierde México sobre todo en uno de sus principales destinos turísticos cuya economía se sostiene precisamente de los turistas que llegan a vacacionar.