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“Estuve más de 170 días detenido injustamente”

El secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, José Manuel del Río Virgen, estuvo preso 179 días acusado de asesinar a un candidato. No fue un intento de hacer justicia, sino de ajustar cuentas políticas.

Platiqué con él para La Razón y ésta es la historia que me contó.

BB: ¿Cómo se puede vincular a alguien sin pruebas de un asesinato?

JMR: Es muy fácil, tan sólo con que pongan a un fiscal a modo y con que tengan a un juez de control que consigne, entonces el fiscal a modo empieza a construir una serie de inferencias de “quizá…”, de “probablemente…”, de “tal vez…”, “a lo mejor…”, las dice en una sala de oralidad y el juez de control dice: “Yo puedo concatenar todas éstas y juntas me dan para poder vincular a proceso, en este caso, a José Manuel del Río Virgen y lo voy a vincular a proceso porque se trata de un delito grave, un delito que debe otorgarse la prisión preventiva oficiosa”, entonces después de 27 horas y media, el juez de control que no tenía de dónde agarrarse para poderme meter a la cárcel dice: “Sí, lo vinculo a proceso”, y ya, ya se queda uno ahí.

Yo nunca había ido a Cazones, Veracruz. Yo conocí a René Tovar Tovar por un amigo mío. Me dijo: “Quiero ser candidato a presidente municipal”. Le dije: “Yo no puedo, yo estoy de licencia en el partido, pero el dirigente estatal tengo la relación con él, es muy amigo mío”.

Le dieron la candidatura, yo nunca, lo repito, había ido a Cazones, fui el día de su velorio y estuve sentado junto a su papá, que no conocía yo, no conocía a su esposa, no conocía a su familia. Y llega el delegado nacional de Movimiento Ciudadano al velorio y me dice:

“Oye, José Manuel, ayúdanos”, “¿A qué les ayudo?”, y dice: “Se están peleando por ser el sustituto de René Tovar”.

Hablé con todos los que estaban ahí de la planilla y les dije: “Por favor no se estén peleando en los despojos de nuestro amigo y líder, pónganse de acuerdo ustedes dos para ver quién va a ser el candidato”.

BB: Me dices que crees que el crimen organizado estuvo detrás de este asesinato.

JMR: Es que el crimen, ellos (la Fiscalía General del Estado de Veracruz), lo tienen resuelto desde el primer día, porque había un retén de policías y sobre el retén de policías pasaron las camionetas y dos vehículos de color blanco, a alta velocidad y con las armas enseñándolas.

Saben perfectamente bien quiénes fueron, pero lo que utilizaron fue que en la Junta de Coordinación Política. Dijeron: “Pues si del Río es tan amigo de Monreal —porque Monreal me tiene confianza y yo le tengo mucha lealtad y cariño, y es fundador de Convergencia y de Movimiento Ciudadano —, entonces matamos rápidamente dos pájaros de un tiro, porque manchamos a los dos de sangre y decimos que fue un colaborador de los dos, es un criminal”.

BB: ¿Hay cámaras de esos vehículos blancos?

JMR: Claro que hay cámaras.

BB: ¿Por qué matan a René?

JMR: Yo creo que lo matan porque la barbarie política cuando se quiere hacer de espacios se los agarra por la fuerza, este muchacho era empático, era su primer cargo de elección popular, pero yo creo, honestamente, no tengo pruebas, pero yo creo que lo matan porque él no se quería arreglar con los pequeños grupos de poder de todo tipo que había en ese pequeño municipio.

¿Qué tiene de atractivo ese municipio? Una playa que no es turística porque tiene piedras, pero siempre el mar ha servido como trasiego de drogas. Yo fui alcalde de Tecolutla, Veracruz, y entonces hay una playa muy larga, que son más o menos 70 kilómetros, cuando yo fui alcalde lo que hice fue hablar con el Procurador General de la República, don Rafael Macedo de la Concha, lo que hizo fue mandarme un grupo especial a que atendiera el problema del trasiego de drogas tanto del río Tecolutla como en la ribera de la Costa Esmeralda y de Tecolutla, Veracruz, y en el tiempo en el que yo fui alcalde no tuvimos ningún problema, teníamos policía capacitada.

Lo que sí sé es que tenían interés en ese municipio, tanto que en ese municipio el suplente era de Movimiento Ciudadano, luego no queda él, queda un tercero que era el coordinador de la campaña, al coordinador de la campaña lo atrapan, lo meten a la cárcel y luego lo meten a un penal de máxima seguridad. Este suplente que no había quedado, como al otro lo meten a la cárcel y lo metieron a una cárcel de máxima seguridad, ahora es el presidente municipal.

BB: Quisiera que me platiques un poco cómo fue tu experiencia en estos más de 170 días de cárcel.

JMR: Yo estuve 179 días detenido injustamente, injustificadamente, inmerecidamente, porque soy absolutamente inocente, de haber construido un escenario de muerte para un amigo mío, nunca me atrevería a hacer eso, porque tengo principios, porque respeto la vida y porque además no tenía ningún motivo para atentar contra mi amigo y además el candidato de Movimiento Ciudadano, en primer lugar.

En segundo lugar, vivir la cárcel es muy dura, porque cuando llega uno a la cárcel, el primer momento en que da uno un paso adentro lo que buscan es quebrar su dignidad, quebrar todo lo que puedan y lo mandan siempre a celdas muy numerosas, a mí me mandaron a una celda muy numerosa con 47 personas, donde solamente había un baño y pues había que aguantarse para hacer cola para entrar a ese solo baño.

Luego me cambiaron a una estancia, que le dicen la clínica, donde hay 16 camitas, que todas están pegadas una con otra y ahí están algunos enfermos o todos están enfermos, a mí me mandaron ahí porque el 8 de diciembre me habían operado del colon, entonces como todavía estaba reciente, dijeron: “No se nos vaya a morir ése” y me mandaron a la clínica y me dieron una cama, por primera vez tuve cama, porque cuando llega uno a la estancia grande el suelo es su cama.

Luego me pasaron con el tiempo a una celda de 2.50 de largo por 1.50 de ancho, donde hay una cama de piedra, perdón, hay una base de piedra y un colchón y una pequeña sábana y un cobertor, no hay almohada y atrás hay un pequeño inodoro y luego acá hay una pequeña parrilla, ahí estuve y me dijeron que estaba yo compartiendo la misma celda que había tenido Dante Delgado, yo la vi muy chiquita, pensé: “Pobre Dante, cómo ha de haber sufrido si es tan alto, ¿no?”. Pero ahí me adapté, entonces ahí leía, ahí escribía, ahí podía yo hacer mis alimentos y salía yo a un pequeño patio como de cuatro metros por cinco, eran como 20 metros para todos los reos que estábamos ahí y me daba tiempo de leer mucho por las mañanas, leí 17 libros, todas las mañanas leía, leía, leía y leía y en las tardes escribía cartas a María.

BB: María es tu hija.

JMR: María es mi hija, es una pequeñita, es un ángel de seis años, le fui escribiendo cosas que le quiero ir leyendo poco a poco ahora que tenga más conciencia. Ahí me di cuenta de que mis dos hijos mayores, de mi primer matrimonio, se convirtieron en dos grandes baluartes, uno en el tema técnico del amparo, porque él es abogado, tiene una maestría en Amparo y es doctor en Amparo y el otro es doctor en Economía, pero el que es doctor en Economía tiene mucha relación con el senador Ricardo Monreal Ávila, lo admira, aunque él trabaja en otro lado, se dedica a temas de la educación, a la mejora continua de la educación. Le gusta el estilo de política que hace Ricardo Monreal.

BB: Y tu esposa también jugó un papel muy importante.

JMR: Mi esposa pues iba todos los jueves y todos los domingos que la dejaban entrar y entonces podía estar conmigo. ¿Qué descubrí? El gran calor que se puede construir con la familia cuando está uno en desgracia, es la familia, los amigos muy cercanos, los que están con uno y cuando tiene uno todo eso y esa gente tan cercana puede trasladar el sufrimiento del reo hacia afuera, entonces empieza uno a descubrir una serie de medios de comunicación, periodistas, reporteros y todo eso que empiezan a tomar los datos y empiezan a visibilizar un problema de un inocente en la cárcel. Es un problema de un Estado fallido de justicia.