El combate al huachicol, estrategia fallida
Eran principios de la administración del Presidente López Obrador, el objetivo era claro: acabar con el robo de combustible que daba millones de pesos en ganancias al crimen organizado y pérdidas millonarias a Petróleos Mexicanos (Pemex).
Decenas de perforaciones a ductos para extraer el combustóleo eran localizadas y resguardadas. Era el momento en que se estaba desapareciendo a la Policía Federal y decenas de sus elementos eran enviados a vigilar la zona.
Se dijo que gente de Pemex estaba coludida en ese robo. Alguien les tenía que avisar cuando se cerraban las válvulas para que éstas se pudieran perforar, de lo contrario, era imposible hacerlo.
Fue en la época en que se dio la terrible explosión en un ducto de Pemex en Hidalgo: 93 muertos y 46 heridos en la mayor tragedia por robo de combustible en la historia de México. Cientos de personas colectaban el hidrocarburo en el momento del incidente, que ocurrió en el ducto Tuxpan-Tula, a la altura del municipio de Tlahuelilpan, a 100 kilómetros de la Ciudad de México.
En esa época estuvimos semanas con desabasto de gasolina. Tenemos memoria corta, pero en la CDMX y en otras ciudades las filas para cargar combustible eran enormes, y pocos eran los afortunados de poder abastecer sus tanques. La justificación oficial fue que el desabasto se debía a que se estaba combatiendo el robo de combustibles.
Y es que se tomó la decisión, desde la administración federal, de cerrar ductos de Pemex, dijeron, como parte de una medida para controlar el huachicoleo.
Y luego, para “no enfrentar retrasos ni robos”, se dijo que los combustibles se transportarían en pipas en vez de utilizar los ductos, y que estos camiones serían resguardados por militares. Por supuesto que resultó una propuesta inviable para poder abastecer a las gasolinerías de todo el país.
Es verdad: los grupos del crimen organizado han encontrado un negocio muy rentable en el robo de combustibles; en algunos casos han sustituido el negocio de la droga por el del huachicoleo. Hoy, muchos delincuentes prefieren robar combustible y complementar el “negocio” con robos, secuestros y extorsiones, que producir y traficar con estupefacientes.
En otros casos les es más rentable perforar los ductos y extraer el combustible, que empezar desde la siembra, por ejemplo, de algunas drogas, como la marihuana y la amapola.
Luego se detuvo José Antonio Yépez, alías El Marro, líder del Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL), el cual las autoridades aseguran que es el principal cártel dedicado al robo de combustibles y uno de los principales generadores de violencia en la zona.
A principios de su administración, el Presidente López Obrador denunció que en promedio se perdían 600 pipas diarias, cada una con 15 mil litros de combustible, lo que en dinero significa una pérdida de cerca de 200 millones de pesos diarios.
Y aseguró que la ordeña de ductos era una pantalla para el negocio del robo de combustible: “Hay hipótesis de que de todo el robo, sólo el 20 por ciento se da con la ordeña de ductos, es una especie de pantalla. La mayor parte tiene que ver con un plan que se opera con la complicidad de las autoridades y con una red de distribución; entonces, son huachicoleros de abajo y huachicoleros de arriba”.
Estamos a cuatro años de que inició la batalla contra el huachicol; han cambiado a los trabajadores de Pemex que fueron acusados de ser cómplices de los huachicoleros, han sido detenidas las principales cabezas de las bandas criminales, señaladas por ser de los principales ladrones de combustible, y hoy la problemática es exactamente la misma.
De 2018 a la fecha se han perdido más de dos mil 646 millones de pesos por el robo de combustible a Pemex. De acuerdo con información obtenida vía transparencia, el robo de hidrocarburos tomó fuerza y el número de perforaciones ilegales para su extracción aumentó 24.3%, de seis mil 125 entre enero y julio de 2021, pasó a siete mil 612 en el mismo periodo de este año.
Cada día, Pemex detecta en promedio 35.9 tomas ilegales para extraer gasolina, diésel y crudo. Tan sólo en julio de este año, localizaron mil 90 tomas clandestinas, lo que significó un aumento del 43.4%, la mayor alza de los últimos años.
Petróleos Mexicanos presentó los resultados del segundo trimestre de 2022, y reportó que las pérdidas acumuladas en los primeros seis meses del año ascienden a ocho mil 633 millones de pesos.
Todo sigue igual
Mientras que, de abril a junio de este año, el promedio de volumen robado de combustible fue de 6 mil 500 barriles diarios, lo que representó un aumento de cerca del 50% si se compara con el mismo periodo de 2021, cuando eran 4 mil 200 barriles por día.
Esto se debe a la actividad de las bandas de huachicoleros que operan principalmente en Puebla, Guanajuato, Hidalgo y Estado de México, estos grupos no han parado pese a la estrategia de seguridad implementada por la actual administración federal.
Parece que no ha funcionado la estrategia que se anunció el 3 de marzo de 2019, llamada Golpe de Timón, con el que se buscaría erradicar el huachicol, y eso incluía la captura del José Antonio Yépez, El Marro, líder del Cártel Santa Rosa de Lima.
Ni detenido El Marro se ha controlado el huachicol. A dos años de esa captura, Guanajuato se mantiene en los primeros lugares en cuanto a homicidios dolosos. La masacre más reciente ocurrió el pasado 15 de octubre, en un bar de Irapuato en el que seis mujeres y seis hombres fueron asesinados con armas de grueso calibre.
La entidad acumula más de dos mil 115 víctimas entre enero y agosto de este año, lo que representa el 10.2% del total de víctimas de este delito, en todo el país, en el mismo periodo.
El fiscal general del estado, Carlos Zamarripa Aguirre, indicó que esta ola de violencia, sostenible desde 2018, es generada por las disputas de los grupos criminales para seguir con el control del robo de hidrocarburos, que generaban ganancias de 50 millones de pesos al día.
El fiscal reconoce que, pese a las detenciones, los sicarios son remplazados de manera rápida y por ello es difícil contener la situación.
A la fecha han sido detenidos cientos de integrantes del Cártel de Santa Rosa, más de 20 inmuebles y casi 100 vehículos han sido decomisados, y alrededor de 330 cuentas fueron bloqueadas por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El llamado Triángulo del huachicol comprende siete municipios de Guanajuato, el principal es Villagrán, la cuna del llamado huachicol, donde inició sus operaciones el CSRL.
Actualmente, esta actividad es disputada por el Cártel Jalisco Nueva Generación y el CSRL, y los robos de combustible representan pérdidas millonarias para Pemex, que van a las arcas de la delincuencia organizada.