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La marcha por la democracia

Miles de personas en la Ciudad de México y otras 49 ciudades de todo el país marcharon en defensa del INE.

Salen a las calles contra la Reforma Electoral

Y es que no se está defendiendo a un instituto electoral, sino los derechos que como mexicanos hemos ido adquiriendo en nuestro sistema democrático.

Antes de la elección donde ganó Ernesto Zedillo, las elecciones no eran manejadas por una institución independiente, después de esta elección ha habido alternancia. Después de 71 años con el PRI en el poder y con elecciones manejadas desde el mismo poder hemos vivido cambios en los partidos políticos que llegan al poder.

Con el antes IFE y ahora INE la alternancia se ha dado. Hemos tenido en México un gobierno del PRI, dos del PAN, regresó nuevamente el PRI y Morena pudo crear su partido y ganar la Presidencia de la República.

Hoy tenemos un padrón electoral, credenciales para votar con fotografía, papeletas especiales, tinta indeleble, funcionarios de casillas de todos los partidos, resultados al cerrar cada casilla electoral los días de elecciones y paridad de género en las cámaras de Diputados, Senadores y ahora en las gubernaturas.

El temor a perder derechos adquiridos es lo que motivó a miles de ciudadanos de todos los estratos socioeconómicos, de distintos partidos, organizaciones civiles a la marcha de ayer domingo.

Durante la semana pasada, desde la conferencia matutina el Presidente López Obrador llenó de insultos a quienes asistirían a la marcha, también a muchos extrañó que justo el día de la marcha se impusiera la medida de contingencia ambiental a lo que cientos de ciudadanos dijeron que se trataba de una medida para disuadir la marcha. Y tienen razón, es extrañísimo que se decrete el programa Hoy No Circula en domingo.

Pero además a través de Twitter, el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, informó que a la movilización asistieron entre 10 mil y 12 mil personas; sin embargo, ONG aseguraron que fueron por lo menos 300 mil personas tan sólo en la capital del país.

La realidad es que marcharon miles más de personas que las que ha informado el secretario de Gobierno y hay que contabilizar las marchas que se dieron a lo largo y ancho del país.

La gente se movilizó porque está asustada por la Reforma Electoral presentada por el Ejecutivo federal y que ya se discute en el Congreso de la Unión, con la que se busca reducir el número de consejeros electorales de 11 a siete, desaparecer los consejos electorales locales y transformar el Instituto Nacional Electoral.

Especialistas advierten que esta reforma será un retroceso de nuestra democracia y no hablamos de 50 años, sino más de 100 años, pues el INE, antes IFE, comenzó a ser un organismo independiente apenas en los años 90, con las reformas electorales, en aquella ocasión, las minorías en el congreso exigían un órgano autónomo, hoy esas mismas voces son quienes piden desmembrar al INE.

Hoy el propio Gobierno en el poder debería de reconocer el trabajo del INE, el movimiento Morena logró la victoria y después de 18 años, López Obrador logró ser presidente, pero además ha recibido para sus movimientos desde el INE más de 17 mil millones de pesos para sus actividades políticas durante muchos años y campañas, lo cual le han permitido recorrer el país.

Por supuesto que el INE se puede perfeccionar, pero su principal trabajo que ha logrado ha sido garantizar elecciones seguras. Lograr alternancia de partidos en México ha costado mucho trabajo.

José Woldenberg, el primer consejero presidente del entonces IFE, recordó en su discurso que dio en el Monumento a la Revolución, que del 1988 a 2014, el INE ha sido sujeto a ocho reformas electorales.

Explicó que desde la creación del INE se han desarrollado más de 53 mil cargos de elección popular en el país, desde elecciones a cargo en las municipales hasta los sufragios para la Presidencia.

Woldenberg aseguró: “Estamos aquí reunidos con un objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron, y defender la transmisión pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades.

“Dejamos atrás el país de un solo partido, de un presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del Ejecutivo, de medios de comunicación mayoritariamente oficialistas, para abrirle paso a la expresión y recreación de la diversidad política, a elecciones libres, disputadas y creíbles, a Congresos plurales, gobiernos de diferente orientación, pesos y contrapesos en el entramado estatal y, sin duda, una espiral virtuosa que amplió el ejercicio de las libertades.

“Quiero llamar su atención sobre un solo hecho: la alternancia constitucional y pacífica (subrayó, pacífica) del poder presidencial ocurrió, por primera vez en México, gracias a ese proceso democratizador. En casi doscientos años de vida independiente, nuestro país nunca lo había logrado. México no puede volver a una institución electoral alineada con el Gobierno, incapaz de garantizar la necesaria imparcialidad en todo el proceso electoral. Nuestro país no merece regresar al pasado porque lo construido permite elecciones auténticas, piedra angular de todo sistema democrático.

“México no puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones descomunales, no sólo porque somos —según la Constitución— una república federal, sino porque ni el INE ni un sólo Tribunal podrán realizar con eficiencia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas”, señaló.

Y es verdad, tardamos casi 200 años en poder lograr una alternancia en México por la vía electoral. Apenas para 1994 se pudo votar por primera vez con las garantías que nos ofrece un instituto electoral independiente del gobierno en turno. La última elección antes de ésa fue la de Carlos Salinas en donde se “cayó” el sistema electoral.