Vacuna contra el ébola
En la década de los ochenta del siglo XX, surgió una epidemia causada por una extraña enfermedad que se expandía sobre todo entre la comunidad homosexual, el VIH/sida. En ese entonces, el gobierno del presidente Ronald Reagan y los medios de comunicación, no hicieron nada para prevenirla o contenerla.
Miles vieron morir a sus seres queridos, pero fue más grave aún cuando el contagio creció entre las mujeres, la gran mayoría amas de casa, de manera exponencial. Se calcula que a la fecha han muerto 36 millones de personas por el sida y que casi 39 millones viven con VIH en el mundo.
Años después de que la epidemia matara a miles de personas, por fin se habló del tema y se empezó a invertir en investigación para crear las medicinas que hoy existen. Después de todos estos años, este mal se puede sobrellevar con medicamentos, lo cual es un gran avance. Aunque no se puede impedir.
Hoy, en pleno siglo XXI, estamos ante otra gran epidemia, la del ébola, que según la Organización Mundial de la Salud, desde marzo ha causado más de cuatro mil muertes. Y se estima que se estarán dando hasta 10 mil nuevos contagios por semana hacia fin de año, si no se toman medidas para controlar la enfermedad en los tres países de África (Sierra Leona, Guinea y Liberia) que hoy concentran la enorme mayoría de los casos.
Las organizaciones de salud dicen que la cifra de letalidad podría alcanzar casi el 70 por ciento de los casos. Pero el ébola, si se realizan los esfuerzos necesarios, podría ser controlado, curado e incluso podría haber una vacuna.
¿Por qué no existe una vacuna? Desde hace 15 años hay dos investigaciones que se están llevando a cabo para poder encontrarla y que se pueda distribuir en África. Una en Estados Unidos por la farmacéutica GlaxoSmithKline, y la otra impulsada por la Agencia Pública de Salud, de Canadá.
No han tenido los recursos suficientes y el hecho de que los brotes duren poco tiempo y sean impredecibles, complican los estudios.
La investigación del ébola no fue prioridad durante muchos años, ya que a pesar de que ha habido 34 epidemias desde 1976, ninguna de ellas había desatado la urgencia que tenemos actualmente. Estos brotes nunca se han podido predecir, y no duran lo suficiente como para poder probar las vacunas. Se han hecho los experimentos en modelos animales, pero para que éstos lleguen a ser efectivos en humanos, los estudios tardan aproximadamente 10 años.
Ahora que estamos ante esta crisis, los recursos han empezado a fluir un poco más. Los países mayormente afectados están en África Occidental y padecen pobreza extrema. Pero algunos de los interesados en que la epidemia no se expanda son las empresas que trabajan con chocolate, como Mars, Nestlé, Godiva, General Mills, entre otras, porque en esa zona se da el 70 por ciento del cacao que es utilizado en sus productos.
Otros empresarios como Mark Zuckerberg y su esposa, han hecho una donación por 25 millones de dólares. También algunos gobiernos y la sociedad civil han aportado, pero este dinero no es suficiente.
Se tiene que desarrollar una vacuna que funcione en África, que se dé en una sola aplicación y que el costo no sea muy alto, para que alcance para toda la población en peligro.
Al igual que para realizar la investigación de la cura contra el VIH/sida, han pasado años para empezar a buscar de una manera contundente la vacuna contra el ébola.
Ahora que hay tantos intereses encontrados, y que la enfermedad está también afectando a países desarrollados, seguramente acelerarán los recursos y con ello la investigación para poder prevenir esta mortal enfermedad.
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