El rezago en educación y salud
El pasado viernes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador rindió su quinto informe de gobierno en el que destacó avances y cifras positivas sobre los resultados de su administración.
Pero esos datos hay que ponerlos en contexto. Por ejemplo, en México disminuyeron el número de personas que viven en pobreza al reportar 7.6% menos en 2022 comparado con 2020.
Casi 9 millones de personas lograron salir de situación de pobreza. Una buena noticia.
Pero hay un porqué en la reducción de la pobreza y que a esas personas les llegó dinero de apoyos sociales y remesas, hoy los recursos que llegan a México por este rubro han alcanzado su número máximo en la historia.
Esto no quiere decir que haya más dinero en el país, ni trabajo, ni inversiones. El dinero que está llegando a la gente por apoyos sociales, es por los impuestos que pagan los trabajadores. Por eso hay que trabajar en la generación de empleo, que ésa sí disminuyó.
El Coneval también registró un decremento de 6.4 millones de personas con un ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos, que ahora suman 15.5 millones de personas, es decir, el 12.1% de la población total en México.
Sin embargo, no todo es positivo, ya que los datos dados a conocer por instancias gubernamentales como el Coneval, indican que existe rezago en educación, falta de acceso a los servicios de salud y de seguridad social.
Les está llegando más dinero en efectivo a las familias mexicanas, pero éstas tienen cada vez menos acceso a los servicios de salud y educación.
La cifra es alarmante, 50.2% de mexicanos no tienen seguridad social. No pueden acudir al médico sin que les cueste y mucho menos atenderse de una enfermedad más complicada como un cáncer, como antes se podía hacer con el Seguro Popular.
Y es que, hasta hace unos años, aunque no se tuviera seguridad social, había un seguro médico para enfermedades catastróficas que apoyaba a la población más vulnerable. Aquí entraban unos 50 millones de personas.
En México no se está invirtiendo lo que requiere un sistema de salud. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud recomienda que se destine por lo menos 6 por ciento del PIB, en nuestro país se destina apenas el 2.5 por ciento.
Y es que han sido muchos los desatinos en temas de salud en esta administración. En el 2019 se eliminó el Seguro Popular creado en 2003 durante el sexenio de Vicente Fox y se dio inicio al Instituto de Salud para el Bienestar, el Insabi, que entró a operar de manera improvisada poco antes de la pandemia.
El cambio se dio de manera repentina, sin periodo de transición y el Insabi fracasó. Recientemente, desapareció el Insabi y los servicios de salud que ofrecía fueron absorbidos por el Instituto Mexicano del Seguro Social a través del llamado IMSS Bienestar.
Todos estos cambios sin planeación y aunados a una política de austeridad, dan como resultado que más de la mitad de la población no tenga seguridad social.
Hay más dinero en los hogares por los apoyos económicos, pero de ese dinero si las familias mexicanas lo tienen que destinar a salud, les es prácticamente imposible cubrir los gastos de medicinas, doctores y tratamientos.
Otro rezago enorme que hay en el país es el educativo. Después de la pandemia y según cifras del mismo Coneval, cuatro millones de estudiantes, de entre 16 a 21 años, abandonaron sus estudios.
s de cada 10 adolescentes, de 15 a 17 años de edad, se encuentran fuera de la escuela. Dependiendo de la edad y del grado escolar de las y los estudiantes, las causas del abandono escolar son diferentes, aunque en general pertenecer a un hogar de bajos recursos aumenta el riesgo. Únicamente 4 de cada 10 adolescentes en pobreza extrema continúan estudiando después de la secundaria.
Pero además de las carencias económicas, donde muchos menores de edad han tenido que abandonar la escuela para apoyar la economía familiar, hay otro problema gravísimo que es la violencia. Muchos niños y niñas han tenido que abandonar sus estudios porque la inseguridad no les permite llegar a sus centros de estudio. En otros casos comunidades enteras se han tenido que desplazar por esta violencia y los niños y niñas tienen que abandonar el colegio. La población indígena es de las más vulnerables, vemos por ejemplo lo que ocurre en la Sierra Tarahumara donde se reporta un 82% de rezago educativo.
La movilidad social es muy importante, si un niño o niña, nace en la pobreza, lo que debe buscar es una mejor calidad de vida. La única manera de poderlo hacer es con educación, salud y seguridad.
Yo soy de las que considero que los programas sociales realmente contribuyen a las familias mexicanas, pero no nos podemos quedar tan sólo en los programas sociales, debe de haber garantías para que se pueda estudiar y tener acceso a la salud.
Niño o niña que no tiene un plan de vida, es mucho más propenso a caer en temas de adicciones o incluso a ser cooptados por el crimen organizado.
Se tiene que disminuir la pobreza en términos reales, dándole a la gente lo que más necesita, las condiciones para una mejor calidad de vida. Sólo así se puede reducir la brecha de la desigualdad.