El papa Francisco
Desde el primer minuto en que Jorge Mario Bergoglio asumió el papado en el 2013, el día en que se dio a conocer como papa Francisco, dejó en claro que su pontificado sería diferente.
La noche del 13 de marzo, cuando apareció en el balcón de la basílica de San Pedro, lo primero que pidió fue que rezaran por él. Vestía sin los adornos y los trajes lustrosos que lucieron otros pontífices. Dio una imagen de sencillez y de búsqueda de comunicación directa que inmediatamente llamaron la atención.
Desde ese día no ha dejado de sorprender al mundo entero. La visión que tiene es mucho más moderna de la que habíamos visto antes en la Iglesia católica, por lo menos en el Vaticano.
Ha adoptado un tono más tolerante con los mil millones de miembros de su Iglesia y eso se ha visto reflejado en un alza de popularidad del sumo pontífice, que incluso ha ocupado la portada del Time, pero también de Rolling Stones.
Las redes sociales así lo demuestran. Ha conseguido cuadriplicar el número de seguidores que Benedicto XVI tenía en Twitter, y se ha convertido en el líder mundial con mayor impacto en ese medio.
Según el estudio “Internet ama al Papa”, las frases de Jorge Mario Bergoglio en Twitter encabezaron el ranking de retweets de marzo a noviembre del año 2013. Las palabras del papa Francisco son cuatro veces más retuiteadas que las del presidente de Estados Unidos.
En estos tiempos, cuando la Iglesia católica parece estar en crisis, el número de católicos a nivel mundial ha bajado considerablemente y se ha sabido de muchos escándalos de pederastia relacionando a algunos miembros del clero, parece que el papa Francisco le puede dar la vuelta a esa institución milenaria. Desde el principio de su mandato Jorge Mario Bergoglio ha dejado en claro su interés por renovar la Iglesia que lo eligió obispo de Roma.
Empezó por el Banco del Vaticano y nombró una comisión especial para reformarlo. Pidió la renuncia del director general del banco, Paolo Cipriani, y de su vicecoordinador, Massimo Tulli. También fueron detenidos el prelado Nunzio Scarano y otros dos presuntos cómplices acusados de lavado de dinero.
En su primer año de pontificado creó una secretaría de economía. Una especie de ministerio que se encargará de todas las actividades económicas y administrativas de la Iglesia.
También ha hablado de los matrimonios entre personas del mismo sexo. “El matrimonio es entre un hombre y una mujer, pero tenemos que ver los diferentes casos y evaluarlos en su diversidad”. También dijo: “¿quién soy yo para juzgar a los gays?”.
Sobre los divorciados, separados de la Iglesia desde hace siglos, el Papa llamó a no sumar más angustia al fracaso del amor, y a acompañar a los divorciados en lugar de marginarlos.
Respecto al aborto, lo condenó enérgicamente; sin embargo, apeló a la piedad cristiana para solidarizarse con las mujeres que han tenido que pasar por ese trance.
En cuanto al abuso sexual contra menores, el Papa aprobó una reforma en el código penal que amplía la definición de delitos contra menores e instruyó una comisión para prevenir los casos de pederastia en la Iglesia.
Atacó a los obispos que gastan dinero y reprendió a los sacerdotes que olvidan que son siervos y no príncipes. Tendió un puente de comunicación con ateos y le lavó los pies en prisión a algunos musulmanes. Se negó a vivir en el Palacio Apostólico y desechó la ostentación de la vida papal de antes. También aseguró que había que abrir espacios para mujeres en la Iglesia.
El Papa ha hecho cambios importantes y sin duda le han funcionado para evitar que muchos católicos dejen de serlo. No en vano fue nombrado el personaje más influyente del año. Un hombre moderno que ha acercado a muchos de los que habían abandonado la Iglesia católica y hoy con estos cambios podrían volver a encontrar un lugar en ella.
Me tomaré dos días de descanso,
pero esta columna estará nuevamente
en este espacio el próximo lunes. Disfruten la Semana Santa.
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