Reescribir la historia
El pasado martes, durante su gira por Sinaloa, el Presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que visitó el Golfo de California, refiriéndose a lo que la mayoría conocemos como Mar de Cortés y aclarando que ya no se llamaría así.
“Ahora en la gira el sábado fui a Mexicali, a San Felipe, allá en el Golfo de California. Antes se llamaba el Mar de Cortés, pero ya le vamos a cambiar el nombre, el Golfo de California. ¡Qué Mar de Cortés ni que nada!”, dijo.
Desde que llegó López Obrador al poder ha tratado de reescribir la historia en muchos de sus capítulos. Para empezar, quiere olvidarse de la influencia española que tenemos, de Hernán Cortés entre muchos otros.
El cambiarle el nombre al Mar de Cortés de manera oficial ya se había dado desde septiembre de 2021, cuando el entonces gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, quien quiso congraciarse con el Presidente, publicó un decreto con el que hizo oficial la modificación de Mar de Cortés por Golfo de California, con el argumento de fortalecer la identidad cultural del estado.
Incluso en ese momento se instruyó a la Secretaría de Educación Pública (SEP), para que modificara los contenidos regionales y planes de estudio de la educación preescolar, primaria y secundaria, así como a los maestros de educación básica para cambiar el nombre y enseñanza como Golfo de California.
El Mar de Cortés se localiza al norte del país y abarca cinco estados: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit, el origen del nombre data del año 1533, cuando Hernán Cortés llegó a Santa Cruz, en Baja California Sur, y bautizó con su apellido a esas aguas de México.
Tiempo después, también se le adjudicó el nombre de Mar Bermejo, establecido por los propios conquistadores cuando ocurría la evangelización de los grupos indígenas.
También se dice que el navegante Francisco Ulloa lo bautizó en 1539 como Mar de Cortés, en honor a quien descubrió esa zona.
Lo ocurrido con el nombre del Mar de Cortés es sólo una de varias modificaciones realizadas desde comienzos de esta administración federal, incluso el Presidente mencionó en esa misma gira que cambió el nombre de otros sitios que se encuentran dentro de Palacio Nacional como el Jardín de la Emperatriz, nombrado así por la Emperatriz Carlota, esposa del emperador Maximiliano de Habsburgo, por Jardín Nezahualcóyotl.
Esto forma parte de lo que el mandatario llama “reivindicación de las culturas prehispánicas”, asegurando que quiere resaltar nuestras raíces indígenas.
Historiadores como Miguel León Portilla, Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján, entre muchos otros, coinciden en que es imposible olvidarse del mestizaje biológico y el sincretismo cultural del que estamos hechos los mexicanos.
El Gobierno federal ha querido cambiar la historia para ser ellos los protagonistas. En el 2021 conmemoraron los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan. Adelantaron el festejo que tendría que ser hasta 2025, para que los festejos se dieran en este sexenio. Y es así como en 2021, con una falsa pirámide en el Centro Histórico, se llevó a cabo la celebración. Historiadores como Matos Moctezuma aseguraron que no serían parte de esto porque era impreciso.
Recordemos que los mexicas fundaron la Ciudad de México-Tenochtitlan por el eclipse solar de 1325, según cuentan sus crónicas. Eran un pueblo que adoraba a Huitzilopoztli, el dios del Sol. Matos Moctezuma asegura que, según los propios códices, en 1321 hubo un eclipse de luna. Los mexicas nunca fundarían su ciudad en un eclipse lunar, cuando eran adoradores del Sol decía Moctezuma.
Pero también han querido cambiar la historia de Cristóbal Colón y retiraron las estatuas en varios puntos del país, incluyendo la ubicada en la avenida Paseo de la Reforma. Una figura de bronce de cuatro metros y de más de media tonela, da que tenía 100 años en esa glorieta. Una obra del artista Charles Cordier, que data del siglo XIX. Dicen que la retiraron para evitar la glorificación del genovés y de la colonización.
La llegada de los conquistadores a territorio mexicano ha sido un constante debate desde hace cinco años, pues las autoridades federales y capitalinas han impulsado modificaciones de la historia.
Otro caso: en la Ciudad de México la conocida Plaza de la Noche Triste cambió a la Plaza de la Noche Victoriosa, mientras que la Avenida Puente de Alvarado pasó a ser calzada México-Tenochtitlan, también fue renombrada la estación Zócalo de la Línea 2 del Metro y de la Línea 4 del Metrobús, que tenía el nombre de Cortés.
Y la historia la están modificando también en los libros de texto gratuitos. Para este 2023, libros que de por sí ya generaban polémica por sus contenidos, de acuerdo con analistas, la llamada Noche Triste que era descrita a nivel básico como uno de los momentos destacables de la conquista española, ahora este hecho pasó a ser nombrado como: La Noche de la Victoria, haciendo alusión a la visión de los aztecas en vez de la de los españoles.
La Noche Triste fue el nombre que recibió la derrota del ejército de la corona española, encabezado por Hernán Cortés, en manos de la armada azteca del 30 junio al 1 de julio de 1520.
El mismo Andrés Manuel López Obrador tiene sangre española. Su abuela, Manuela Obrador González, era hija de José Obrador Revuelta, quien llegó a México huyendo de la Primera Guerra Mundial.
La historia no debería de ser a base de caprichos, ni inventos, son hechos históricos que no se deberían de cambiar a placer y modo. Y tampoco podemos negar que somos un pueblo mestizo y que muy pocos mexicanos son indígenas puros.