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El campo mexicano, en riesgo

Sinaloa es uno de los principales  estados agrícolas del país. Uno de los eventos más importantes es la Expo Agro Sinaloa, que estuvo a nada de no llevarse a cabo. Primero, se envió un comunicado diciendo que se iba a suspender este macroevento, poco después se dijo que era un chisme y que en realidad sí se iba a hacer.

Lo que demuestra esta situación es la crisis que se está viviendo en el sector agrario en el estado. El campo de Sinaloa se encuentra en problemas serios, hay escasez de agua, las presas están vacías y el conflicto entre Gobierno y agricultores ha hecho que la situación esté cada día más tensa.

Las presas en el estado presentan un déficit de 5 mil 101 métros cúbicos y, según la Cuenca Pacífico Norte de la Comisión Nacional del Agua, reportan sólo 32% de almacenamiento en conjunto del líquido.

Pero no sólo es la escasez de agua, los productores están preocupados por la caída de los precios internacionales y están muy conflictuados por la falta de apoyo del Gobierno federal.

El Gobierno federal ha querido fijar precios de productos agrícolas para tratar de controlar la inflación. Hoy, muchos de los empresarios que se dedican al campo están perdiendo dinero. Les sale más caro trabajar la tierra en donde no están pudiendo recuperar los costos de insumos, que no trabajar. Pero además, está el tema de que muchos productores están cayendo en insolvencia para pagar sus créditos.

Los apoyos al campo son cada vez más reducidos, no hay siquiera claridad en el presupuesto asignado para el campo, no hay reglas claras para saber a qué conceptos irán destinados los recursos, como la comercialización, apoyos a mujeres rurales, para proyectos temporales o rescate de agua en módulos de riego, entre otros.

Además, existe incertidumbre debido a la falta de créditos baratos para el productor, luego de la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero.

A esto hay otro problema fuerte para los productores y es el precio al exportar sus productos por lo bajo que está el dólar.

Sin apoyo al campo, con los agricultores que cada día les cuesta más trabajar la tierra, hay hoy una escasez en productos agrícolas, y el problema puede ser aún más grave.

Todo esto encarece los precios de los consumidores finales. Pero hay otro tema también que está generando un aumeto de precio en productos agrícolas, y es el de la inseguridad y extorsion para los productores, y ese aumento se traslada a los consumidores finales.

El 65% de las familias enfrenta dificultades para adquirir la canasta básica, lo que ha provocado una caída en la demanda de productos como pan de caja, pescado y mariscos, embutidos, carne de res y cerdo, lácteos y comida enlatada, que son los que tienen el mayor valor nutricional y contenido de proteína.

La escalada inflacionaria ha orillado a las familias a modificar sus patrones de consumo, por lo que ahora, la tortilla, el huevo, frijol, azúcar y arroz se compran por medio kilo o menos.

La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) informó que el 75% de las tiendas de abarrotes reportan que sus ventas han bajado, que ocho de cada 10 de sus clientes les piden fiado y el 70% de los comerciantes dicen que sus clientes consumen menos.

En México, los precios en la comida han ido al alza de manera sistemática.

Hoy, hay un problema serio, por ejemplo, para la producción de maíz, que lleva ya tiempo. Ante la desesperación por la cancelación de apoyos al campo y la decisión de poner aranceles al maíz blanco, el pasado mes de junio varios agricultores bloquearon por más de 40 horas el aeropuerto de Culiacán.

En esa ocasión demandaron que se les pagara lo que les corresponde por el programa de precios de garantía y que se les otorgara un apoyo emergente para no caer en cartera vencida y seguir en la actividad. Buscaban restablecer la política de comercialización que se tenía antes de las nuevas políticas implementadas por el Gobierno federal, cuando tenían un ingreso objetivo, una agricultura por contrato y coberturas de precio, que otorgaban certidumbre al productor, comprador y mercado.

Y es que la falta de maíz y otros granos no sólo afecta a los agricultores, también al consumidor, por los precios elevados, y estamos hablando de productos que son la base en la dieta de los mexicanos.

Ya el Consejo Nacional de la Tortilla ha dicho que para el 2024 el precio de la tortilla podría aumentar nuevamente, esto por la guerra del maíz transgénico, el encarecimiento de la electricidad, gas y los costos de mantenimiento de las máquinas.

Es fundamental que el Gobierno federal vea hacia el campo. Sin los apoyos que empezaron a disminuir al inicio de esta administración, la situación para los mexicanos es grave.

Veíamos la crisis que se armó en el 2018 cuando se quitaron los apoyos, por ejemplo, de fertilizantes.

Hoy, claramente el sector agrícola no está contento, y de ese sector depende la alimentación de millones de mexicanos.