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Iztapalapa: el corazón de la delincuencia

 

Para Gabriel García Márquez,
nuestro mejor contador de historias.

Iztapalapa es el corazón delincuencial de la ciudad de México, pero también el principal botín electoral de los partidos: allí existen desde bandas de secuestradores hasta piratería, desde narcotienditas hasta tráfico de armas, desde reclusorios hasta candidatos a modo y desechables, como Juanito, el aspirante a esa delegación que en el 2009 impuso Andrés Manuel López Obrador y una vez que ganó lo hizo renunciar a favor de Clara Brugada.

En esa delegación todo puede suceder. Es la más poblada de toda la capital, con dos millones de habitantes.

Si Tepito domina una parte importante de la distribución de droga y contrabando y otras actividades delictivas en la ciudad de México, es sin duda también el principal centro operacional de los grandes y pequeños grupos criminales en la ciudad. Desde Iztapalapa se controlan sobre todo el secuestro, los depósitos de droga y mercancías y la venta de armas. Si Tepito es el cerebro de la delincuencia en el DF, Iztapalapa es el corazón.

Iztapalapa es también el corazón político de la ciudad, la principal reserva de votos y recursos, por eso son muy pocos los que han buscado poner orden en toda esa zona de la ciudad. Esa delegación es la cuna del secuestro en nuestra ciudad.

“El perfil de las víctimas de secuestro es cualquiera, ya no son empresarios de alto nivel o industriales. Ahora secuestran al carnicero, al de la ferretería, al de la tiendita”, cuenta un habitante de Iztapalapa. “Ya no son las grandes bandas organizadas las que secuestran, sino las improvisadas, que van surgiendo y que están siendo desmanteladas”.

Las cifras del 2013 nos dicen que uno de cada cuatro homicidios dolosos registrados en el Distrito Federal sucede en la delegación Iztapalapa, que es la demarcación con la incidencia más alta en los últimos tres años. Se han contado 563 homicidios en 38 meses, es decir, un promedio de 15 homicidios por mes, uno cada 15 días.

Según las autoridades federales, se llega muy rápido en la pirámide del crimen a los niveles de secuestrador o sicario, en buena medida por la impunidad que existe en el castigo a los delitos menores. Solapado por todo tipo de autoridades, en Iztapalapa, como en muchas otras partes del país, se comienza ese ascenso con la venta clandestina de distintos productos.

Las cifras de la piratería que se manejan en Iztapalapa son escandalosas. Pero también el número de transportes irregulares es altísimo. Ahí se ubican más de 20 bases irregulares y se controlan a al menos 200 unidades piratas en la Sierra de Santa Catarina, así como en el Metro Constitución, en San Miguel Teotongo y Canal de Chalco.

También, por la cantidad de habitantes y por la situación social que se vive en la delegación, Iztapalapa se ha convertido en el principal centro de narcomenudeo en la ciudad.

Paradójicamente la ubicación de dos penales en la zona la han convertido aún en más atractiva para estas actividades porque cada vez son más los grupos que combinan distintas acciones delictivas financiando su funcionamiento con la venta de droga al menudeo. También obviamente ha aumentado la violencia. Se estima que hay casi mil narcotienditas en las poco más de 100 colonias que conforman la delegación.

Pero el aumento de la violencia siempre va asociado a las armas, y en la delegación lo que sobran son armas, para los delincuentes y para venderlas a quienes quieran.

¿Alguien puede extrañarse que todo esto se dé bajo el más escandaloso abandono político y la búsqueda del botín electoral?

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