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México, sin cartilla de vacunación

Enfermedades que se pensaban erradicadas en México están volviendo, y si no se emplea un esquema de vacunación eficiente, podría afectar a la población, sobre todo a menores de edad.

Ayer lo escribía en estas páginas: mucho es causado por el gran error que cometieron las autoridades de salud al no hacer obligatoria la Cartilla de Vacunación. Hoy no es requisito, como mucho tiempo lo fue, el estar vacunado para poder inscribir a los niños en la escuela.

Y es que la falta de vacunación no sólo deja en vulnerabilidad a generaciones de niños, cuyos efectos podrán verse en el futuro, sino que abre el riesgo a la aparición de un brote o el resurgimiento de enfermedades erradicadas.

Por años México fue pionero en Latinoamérica en cuanto al esquema de vacunación, evitando que muchas enfermedades se propagaran, dando una atención adecuada.

Es verdad, hace unos años se tenía el temor que ciertas vacunas tuvieran efectos secundarios, pero por más de 80 años se han aplicado inoculaciones como la de la polio, que hoy es una enfermedad erradicada. También vacunas como la del sarampión han demostrado que es mucho mejor tenerlas y evitar que la gente se contagie.

Por ejemplo, en 2015 se dio un brote de sarampión en Anaheim, California. Los primeros contagios se dieron en el parque de diversiones de Disneylandia, y fueron más de 100 personas las que se enfermaron de todas las edades, desde los 7 meses hasta los 80 años de una enfermedad que estaba prácticamente erradicada.

Lo que sucedió es que muchos padres de familia antivacunas decidieron no inocular a sus hijos y pusieron en riesgo a muchas personas.

Para evitar la propagación de enfermedades, la tasa de inmunidad para sarampión debe ser de 90%, mientras que para neumococo e influenza debe ser de 70 por ciento.

Hasta el 2018 la cifra de personas vacunadas en nuestro país se encontraba en 70% de la población. En la actualidad estamos por debajo del 50%, lo que enciende las alertas. Esta situación se agudizó con la pandemia por Covid-19 en 2020, cuando muchos servicios fueron suspendidos, entre ellos, las campañas de vacunación masiva.

En el 2021 la Organización Panamericana de la Salud publicó unas cifras alarmantes. Más de 2.7 millones de niños menores de un año, es decir, uno de cada cinco niños en Latinoamérica, no recibieron todas sus dosis de vacunas, “dejándolos susceptibles a enfermedades como la polio, el tétanos, el sarampión y la difteria”.

En nuestro país, en 2019 y 2020, el Gobierno federal dejó a 6 millones de niños sin vacunas porque no las compró o lo hizo con retraso.

A través de una solicitud vía transparencia, medios de comunicación consultaron y detectaron que, en 2018, hubo 575 mil niños sin vacunas, mientras que en 2019 sumaron 2.6 millones, esto significó un aumento de 352%, al comparar ambos años. Y para 2020, el número de niños sin recibir su esquema de vacunación llegó a 3.4 millones.

Ahora, en esta misma semana, se anunció que el Gobierno federal comenzó una campaña masiva que terminará el 31 de mayo y está enfocada en la cobertura de la primera y segunda dosis de la vacuna contra sarampión, rubéola y parotiditis (SRP1 y SRP2) en niños de uno a nueve años, y de la aplicación de la vacuna contra sarampión y rubéola (SR) en adolescentes de 10 a 19 años. Se aplicarán 9 millones de dosis.

Es una muy buena noticia, aunque llega muy tarde, pues los contagios ya se están dando. Tan sólo en estos primeros meses de este año, la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la Secretaría de Salud informó que, en lo que va del año, se han notificado por lo menos 648 casos sospechosos de sarampión o rubéola, lo que demuestra sobre un valor estimado de detección de 639 casos esperados.

Hay que tomar en cuenta que, por ejemplo, el sarampión afecta de manera más agresiva en muchos casos a los adolescentes, por eso es tan importante que estén vacunados.

No nos debemos olvidar como mexicanos de la pésima gestión de Hugo López-Gatell, quien fue subsecretario de Salud, quien además no se entiende por qué trabajó así, porque además es epidemiólogo. No se hizo una estrategia adecuada para la compra de vacunas y además tampoco se hicieron campañas publicitarias masivas de comunicación para alertar a los padres, como se había venido haciendo en los últimos sexenios.

Durante el primer semestre de 2019 aún había vacunas disponibles de las compras del año anterior, pero no habría para el resto del año, debido a la falta de previsión.

El proceso de adquisición comenzó el 13 de junio de 2019, seis meses después del intento de compra a través de la Organización Panamericana y Mundial, con el acuerdo de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, para realizar la compra consolidada de vacunas de la Secretaría de Salud, el ISSSTE, IMSS y la Secretaría de Marina. Sólo hasta entonces comenzó la búsqueda de proveedores.

Para agosto de 2019, familias y personal médico protestaron por la falta de biológicos del cuadro básico para niños y niñas, ocurrió antes de que comenzara la pandemia por Covid y cuando ya se reportaban los primeros brotes de sarampión.

Otras enfermedades, fuera del esquema básico de vacunación, también encienden los focos rojos, como ocurre con la lepra, una enfermedad infecciosa, por ello, la Secretaría de Salud ha emitido alertas por esta enfermedad en el 2022 y en el 2023, debido al alto número de contagios.

En 2023 se reportaron 300 casos en 28 estados de México. En este año van nueve casos, el más reciente ocurrió en Oaxaca.

Para que esta enfermedad se propague puede pasar un largo tiempo antes de que aparezcan los síntomas, lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad. Los niños son más propensos que los adultos a contraerla.

Qué bueno que por fin se están haciendo las campañas de vacunación, pero eso tiene que ir de la mano con la obligación de presentar la cartilla de vacunación, para poder obtener programas sociales e inscribir a los hijos a la escuela.

Es una obligación hasta moral estar vacunado para no sólo protegernos, sino también proteger al resto de la población.