La violencia no cesa
Éstos que acaban de pasar han sido los comicios más violentos de la historia de México. Decenas de muertos, atentados contra candidatos y sus equipos, fue la constante en esta pasada contienda electoral.
Llamó la atención que, de los 50 municipios más violentos del país, en 33 ganara Morena. Todo parece indicar que la violencia no impactó en el electorado.
Lo que sí sabemos es que, una vez pasadas las elecciones, las agresiones y asesinatos no han cesado en el país.
Pasando las elecciones, esta violencia no ha parado. El día de las votaciones, al menos 15 personas que estaban relacionadas con el proceso electoral fueron asesinadas, dos eran miembros de Movimiento Ciudadano, a quienes mataron en un enfrentamiento a tiros con seguidores del PRI en el Estado de México.
En Puebla, en dos hechos distintos, una mujer y un hombre también fueron asesinados con arma de fuego, la primera intentó evitar que hombres encapuchados se llevaran las boletas electorales.
Y esta violencia política continúa, permanece y se agudiza por varias regiones del país, principalmente en el centro y sur.
Hace unos días en Cotija, Michoacán, asesinaron a la alcaldesa electa Yolanda Sánchez, esto sucedió un día después de los comicios, cuando salía de un gimnasio acompañada de su escolta. Hombres armados la interceptaron mientras caminaba y le dispararon en 19 ocasiones.
Ella había obtenido la reelección para un segundo mandato de cuatro años y ya existía un antecedente de otra agresión violenta en su contra en septiembre del año pasado, cuando fue privada de la libertad mientras estaba con varias empleadas de compras en Zapopan, Jalisco.
Sánchez había sido secuestrada y liberada, se dice que fue presuntamente un crimen orquestado por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación, mismo grupo al que se le vincula con su homicidio del pasado 3 de junio.
Mientras que, en Jacona, Michoacán, asesinaron a Mario Lázaro Mendoza, regidor suplente electo de ese ayuntamiento, sucedió el pasado 10 de junio. Su esposa, con ocho meses de embarazo, y un señor que estaba cerca del servidor público quedaron heridos, ambos reportados como delicados de salud.
Según los reportes, los delincuentes ingresaron al parque ecológico Presa Verduzco y dispararon contra el regidor.
Mario Lázaro formaba parte del equipo de Isidoro Mosqueda Estrada, actual alcalde y quien fue reelecto en las pasadas elecciones por la coalición Morena, PT y Partido Verde.
El mismo 10 de junio en Tulancingo, Hidalgo, atacaron a balazos al regidor independiente Gustavo Tenorio Cortés, ocurrió cuando estaba en su despacho de abogados.
Tenorio fue atacado cuando estaba dentro de su despacho, caminó hacia la puerta, afuera dos hombres a bordo de una motocicleta comienzan a disparar y huyeron. El regidor resultó con cuatro heridas de balas.
Esta agresión se dio el mismo día que en que se designaría al nuevo alcalde, luego del fallecimiento de Jorge Márquez Alvarado, el 30 de mayo.
Rubén Hernández, el suplente, rechazó quedarse al frente de Tulancingo debido a la ola de violencia reportada en el municipio, por lo que esta misma semana se llevará a cabo una nueva asamblea para continuar con el proceso y designar a la persona que se quede a cargo.
Una violencia desmedida también se vive en varios municipios de Chiapas, donde las inconformidades por los resultados han provocado quema de boletas y de casas.
Y es que ese mismo día de los comicios del 2 de junio, por la noche, mientras comenzaba el conteo de votos, fueron asesinados un militante de Morena y otro del PT en una casilla ubicada en Rincón Chamula San Pedro, al norte de la entidad.
De acuerdo con testigos, un comando ingresó a donde estaba instalada la casilla y disparó en varias ocasiones, provocando la muerte de los dos militantes partidistas y dejando a cinco funcionarios de casilla lesionados.
Mientras que, en la Concordia, donde en mayo pasado asesinaron a la candidata a regidora en pleno acto de campaña, hoy militantes del Partido Popular Chiapaneco (PPCH) y de Redes Sociales Progresistas (RSP) protagonizan la disputa ante el rechazo de los resultados de la elección.
Desde el pasado 9 de junio, en este municipio reportan varios actos violentos, como incendios en varias viviendas, incluida la del director de la Policía Municipal y la del comisariado ejidal.
Todo comenzó con la protesta de simpatizantes del PPCH, que incluyó el bloqueo de varios tramos carreteros. El motivo de su movilización fue una supuesta manipulación del proceso electoral municipal, en el que resultó ganador Emmanuel de Jesús Córdova García, candidato de RSP.
Decenas de militantes acusaron que el proceso pudo haber tenido influencia del actual presidente municipal, Miguel Ángel Córdova Ochoa, ya que Emmanuel de Jesús es su hijo.
Y esta violencia post electoral se extiende a otros 11 municipios de Chiapas, donde pobladores se han manifestado ante los órganos electorales municipales exigiendo el conteo voto por voto, en donde incluso han hecho quemas de material electoral.
Esto es sólo un breve recuento de algunos actos atroces que han ocurrido en las últimas dos semanas en el proceso postelectoral.
Y luego está la violencia cotidiana que se vive en todo el país. Hace unos días en León, Guanajuato, se dio una masacre en una vecindad, donde mataron a 4 mujeres y dos chiquitos, uno de dos años y otro bebé de tres meses de edad. Se supone que iban tras dos hombres que escaparon y se refugiaron en la azotea del inmueble. Aun así, mataron a las mujeres y los niños. Este tipo de masacres hace unos años no se veían, se respetaban a las mujeres y a los niños.
Y es que, sumando las agresiones y asesinatos en el proceso electoral y poselectoral, la violencia es cotidiana, hay más de 150 mil homicidios registrados en los últimos 6 años, y en estas cifras no están los miles de desaparecidos que tenemos.
Y lo peor de todo, es que estamos normalizando esta violencia.
Urge cambiar la estrategia de seguridad en el país. Está por iniciar un nuevo Gobierno y, sin duda, éste será uno de los principales desafíos.