El huachicol de agua
La delincuencia está desatada. Ya no solamente perforan ductos para robarse gasolina, turbosina o gas, ahora, hay huachicol de agua.
Ante la escasez del vital líquido, los delincuentes ahora están robándose el agua para revenderla. Y este robo de agua podría colapsar al Sistema Cutzamala en el mediano plazo, debido a las tomas clandestinas que existen.
Ya hay denuncias de decenas de tomas clandestinas, principalmente en Michoacán, Estado de México y en la Ciudad de México.
Autoridades de Michoacán han reportado cerca de dos mil tomas clandestinas con mangueras dentro de los canales de la cuenca del río San Juan Zitácuaro.
El negocio del llamado “huachicol del agua” es uno de los tantos que está en manos del crimen organizado y que hoy enciende las alarmas debido a que el Sistema Cutzamala no está ni al 50 por ciento de su capacidad debido a la falta de lluvias.
Y es que ante la escasez de agua, la gente y las empresas compran pipas, algunas de éstas se abastecen con el llamado “huachicol de agua”.
El negocio es redondo. De acuerdo con autoridades mexiquenses, se estima que el crimen organizado obtiene una ganancia de 160 mil pesos mensuales por la venta ilegal de agua, a través de pipas que no están reguladas y a la extracción de agua en pozos que no están certificados.
Mientras que, en la Ciudad de México, según expertos, el negocio ilegal del agua genera todavía más ganancias porque el agua la venden más cara.
Pero además, alguien que compre una pipa de agua y no se llene su cisterna, esta misma pipa la revenden dos o tres veces, abasteciendo el agua sobrante.
Mucha de esta agua se va a las pipas que abastecen los domicilios particulares, pero también hay un negocio enorme para abastecer agua a distintas empresas.
El Sistema Cutzamala envía a la Ciudad de México casi cinco mil metros cúbicos de agua por segundo para abastecer a las 12 alcaldías donde distribuye el líquido, mientras que en el Estado de México son poco más de tres mil metros cúbicos por segundo para 13 municipios, según el reporte hasta junio de este año.
Se estima que más de cuatro mil litros son robados a diario en la entidad mexiquense, así lo han indicado las propias autoridades. Mientras que, en la capital del país, según especialistas de la UNAM, cada segundo se pierden 12 mil litros de agua, el equivalente a 865 albercas olímpicas, debido al desperdicio, fugas y tomas ilegales.
En 2023 detectaron 32 tomas clandestinas de agua en la Ciudad de México y en la alcaldía Tlalpan fue donde se concentró el mayor número de reportes, seguido de las alcaldías Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero, según datos proporcionados por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) tras una solicitud vía transparencia.
En cinco años el robo de agua potable ha ido en aumento en la capital del país, de acuerdo con los mismos datos de Sacmex, pues en 2019 hubo reporte de 14 tomas clandestinas; para 2020 fueron 25, al igual que el siguiente año; sólo en 2022 disminuyó, cuando las denuncias llegaron a 14, pero el año pasado los reportes se elevaron a 32.
Y la extracción de agua ilegal no sólo la comete el crimen organizado. A lo largo de la red del Sistema Cutzamala existen tomas clandestinas de ejidatarios que desvían el agua para sus cultivos de chayote, aguacate y guayabas. Mientras que algunos grupos inmobiliarios desvían más de 700 mil litros de agua por segundo de forma ilegal.
Este vaso captador de agua también es el corredor de líquido para el Centro Turístico que se encuentra al sur de Zitácuaro, donde hay decenas de comercios informales que usan tomas clandestinas para abastecerse de agua potable y poder servir a los cientos de turistas nacionales y extranjeros que llegan a la zona del ecoparque.
A ello se suma que el agua en la presa El Bosque también es utilizada para generar electricidad y abastecer a miles de usuarios, tanto de uso doméstico como industrial, en esa zona de Michoacán.
El Sistema Cutzamala es uno de los sistemas de abastecimiento de agua más complejos del país. Tiene sus orígenes en 1930, cuando comenzó a detectarse que la Ciudad de México se hundía debido a la extracción del agua del subsuelo.
Para la década de los años 1950 se propuso una planta de abastecimiento que involucró al río Lerma, en Toluca, Estado de México, con el cual se buscaba dar solución al problema de agua en el Valle de México, pero esto se volvió insuficiente y dos décadas después comenzaron los estudios para encontrar nuevas formas de suministrar el líquido.
Fue en ese momento que se consideró al río Cutzamala, el cual tenía las condiciones adecuadas para abastecer de agua al Valle de México sin perjudicar la región. Y hoy son siete presas las que ayudan a captar agua: dos de ellas están en Michoacán y cinco en el Estado de México.
Pero lo cierto es que a estos sistemas de agua no se les ha hecho una inversión de fondo para poder captar todo el líquido y que no se desperdicie por fugas. Hoy, además, tenemos el problema grave que hay escasez de agua y los grupos delincuenciales han visto un negocio enorme en este sector para abastecer a la población.
Ademas de las fugas que ya se tenían, ahora hay muchas más, provocadas por las perforaciones ilegales a los ductos.
Si el Estado garantizara el derecho al agua, el crimen organizado no tendría este negocio.
Se ha tratado de regular la extracción ilegal del agua, hay leyes que sancionan, pero el negocio es mucho más redituable que las sanciones.