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El problema del Chapo: las mujeres

 

Fueron miles de líneas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto los que interceptó durante años la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) para tratar de rastrear al narcotraficante más buscado del mundo.

La detención del Chapo la explica, con lujo de detalle, en un extenso reportaje de Patrick Radden publicado en la revista The New Yorker.

Para las autoridades norteamericanas Joaquín Guzmán Loera tenía una reputación de “zorro”. Así le decían porque siempre escapaba. No había forma de capturarlo. Sabía cuándo lo intentarían detener. Se decía que el Chapo tenía infiltrados en casi todas las agencias de seguridad de México.

En muchas ocasiones las autoridades mexicanas se quedaron muy cerca de atraparlo. En el 2004 llegó la Armada de México a un rancho en Sinaloa, donde se encontraba Guzmán. No lo detuvieron, huyó por la montaña en un vehículo todo terreno.

Cuatro años más tarde Guzmán hizo una gran fiesta para celebrar su matrimonio con Emma Coronel, una jovencita, reina de belleza, con quien luego tuvo gemelas. Ella se encontraba con él cuando lo detuvieron. Terminada la boda llegaron las autoridades mexicanas. Y como siempre había vuelto a escapar.

En 2009, según el artículo de The New Yorker, Dennis Blair, el director de inteligencia de Barack Obama, se reunió con el entonces Secretario de la Defensa, el General Galván Galván, para decirle que todo el mundo sabía dónde estaba Guzmán Loera y que lo detuvieran.

Galván le contestó mediante un cable, divulgado después por Wikileaks, que en efecto se sabía que el capo se movía entre docenas de ranchos ubicados en la Sierra Madre Occidental, en lugares de muy difícil acceso, y que era custodiado por más de 300 hombres. Si se intentara llegar en helicóptero, éste sería fácilmente detectado y el Chapo huiría.

Después de tantos años de vivir en la montaña, dicen que Guzmán Loera empezó a cambiar sus hábitos. Se sentía confiado de que no lo atraparían. Pero su mujer, Emma Coronel, no estaba acostumbrada a la vida de montaña y que cada día le exigía más estar con las gemelitas que habían tenido. Por otra parte, al Chapo le gustaba comer y vivir bien.

Era desconfiado al utilizar medios para comunicarse. Cuando tenía que revisar sus negocios de trasiego de droga o arreglar asuntos con sus rivales, siempre lo hacía por medio de terceros. Algunos de sus trabajadores señalan que nunca tuvieron contacto directo con él, pero todos sabían lo que elChapo quería que hicieran.

Todo lo contrario cuando se trataba de asuntos personales. Tenía una Black Berry canadiense. Se sentía tranquilo utilizándola porque la mayoría de los otros instrumentos de comunicación, como los teléfonos satelitales hechos en Estados Unidos, eran más fáciles de interceptar.

Pero el contenido de la BB ya estaba en manos de las autoridades americanas. Lo que sorprendió fue lo que decían los mensajes. Había estado casado tres veces y con todas sus ex esposas seguía en contacto, tenía amantes y también prostitutas. Entre las notas que escribieron las autoridades afirman que el Chapo consumía Viagra como si fueran dulces.

El operativo que se realizó en Los Cabos se dio por el contenido de la BB. Guzmán había quedado en verse con una prostituta. Al sentir que estaba interceptado, le dio ese teléfono a un subordinado quien se metió al desierto, para que lo buscaran ahí, mientras él escapaba de regreso a La Sierra Madre.

Y así fue como se tuvo información contundente para poder descubrir dónde se encontraba el hombre más buscado del mundo. Lo delataron las mujeres, no el trasiego de droga, ni los millones que cobraba. El lunes continuamos con la historia.

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