Los secretos de la muerte del Cardenal
Hace 21 años, el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo llegaba al Aeropuerto Internacional de Guadalajara para recoger al entonces Nuncio Apostólico en México, Girolamo Prigione.
Al arribar en un Grand Marquis blanco fue recibido a balazos. Recibió 38, de los cuales 14 le dieron directamente al cuerpo.
Pero, ¿quién mató al Cardenal? El caso se cerró en abril del 2007. De todas las teorías, la versión oficial y la más documentada fue la de la confusión.
Confundieron al Cardenal con Joaquín El Chapo Guzmán.
En ese momento estaban enfrentados el Cártel de los Arellano Félix y el de Guzmán Loera. Se dice que a los Arellano Félix les habían informado que su rival estaría en el aeropuerto, así que aproximadamente a las 3:00 de la tarde sus hombres llegaron al aeropuerto.
Cuarenta y cinco minutos después ingresó una camioneta blanca y comenzó a notarse mucho movimiento. Cuando esto ocurría, los ocupantes de un Cavalier azul empezaron a disparar contra la camioneta de Humberto Bañuelos Rodríguez, La Rana, integrante de los Arellano Félix.
En ese momento llegó el Grand Marquis blanco con el Cardenal a bordo y Édgar Eduardo Mariscal Rábago, El Negro, y Juan Francisco Murillo Díaz, El Güero Jaibo, se acercaron al coche y empezaron a dispararle.
En ese entonces Jorge Carpizo McGregor era procurador General de la República y presentó el dictamen parcial de lo que había ocurrido. La tesis fue la confusión. Se dijo que los Arellano Félix habían abierto fuego contra el coche pensando que en realidad era El Chapo.
En el 2000 el caso se reabrió, pero en 2003 la Procuraduría General de la República presentó los mismos resultados, argumentando que no había pruebas suficientes para sustentar ninguna otra tesis.
Los dos sicarios que participaron en la muerte del cardenal, Édgar Eduardo Mariscal Rábago, El Negro, y Humberto Rodríguez Bañuelos fueron detenidos. Se comprobó que efectivamente trabajaban para los Arellano Félix. Hubo muchos más detenidos.
Juan Francisco Murillo Díaz, El Güero Jaibo, a quien identificaron como autor material falleció durante un tiroteo con la Policía Judicial de Sinaloa en agosto del 2003.
Pero lo que nunca se aclaró fue porqué algunos personajes de la iglesia católica hicieron todo lo posible para ocultar la historia. Se supo que meses después del asesinato, los hermanos Arellano Félix, visitaron a Girolamo Prigione en sus oficinas de la nunciatura en la Ciudad de México.
El Nuncio nunca declaró lo que se habló en esa reunión argumentando que se había dado bajo el secreto de confesión.
Otro punto importante: el padre Gerardo Montaño, director del Seminario del Río en Tijuana, falsificó una fe de bautizo para decir que justo ese 24 de mayo del 2003, día del asesinato, los Arellano Félix habían sido padrinos en un bautizo en esa ciudad.
A lo largo de muchos años, los Arellano Félix dieron aportaciones muy importantes a la Iglesia sobre todo en Tijuana y construyeron el seminario que dirigía el padre Montaño, el más lujoso de América.
¿Por qué cubrir a los asesinos de su propio Cardenal? Son cosas que jamás sabremos, pero que en su momento ameritaban una investigación más profunda.
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