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Sin muerto, no hay culpable

 

Son muchas las víctimas de la delincuencia que terminan siendo atacadas por la justicia y algunos medios de comunicación. Dos casos son muy evidentes.

Uno es el de Alejandro Martí, cuyo hijo Fernando fue secuestrado y asesinado, y en cual ahora resulta que, por la falta de una firma en una copia de un documento ministerial, una jueza ordenó que se reponga todo el proceso a uno de los secuestradores que ya estaba condenado a más de 30 años de cárcel.

La magistrada Olga Estrever Escamilla decidió anular la sentencia de 31 años de prisión en contra de Javier Noroña Guerrero, integrante de la banda de Los Petriciolet, y reponer todo el procedimiento.

Otro caso es el de Isabel Miranda de Wallace, contra quien esta misma semana se ha desatado una intensa guerra. El semanario Proceso publicó un artículo titulado “El caso Wallace, más turbio que nunca”. El texto se basa en la tesis, inconcebible, de que Hugo Alberto, hijo de Isabel Miranda, está con vida.

Se dice que hay una doble identidad del joven y se han presentado actas de nacimiento y CURP distintas.

En mi poder tengo copia de la CURP y del acta de nacimiento que fueron presentadas. En las actas no concuerda nada, a excepción del primer nombre y de la fecha de nacimiento. Lo extraño es que esperaron casi siete años para presentar dicho documento.

Además, ya hubo sentencia, en segunda instancia, contra cuatro participantes en el secuestro de Hugo Alberto. Hay más de 100 pruebas en el expediente que demuestran cómo fue secuestrado y descuartizado.

En el documento que se utiliza como base para alegar que Hugo Alberto sigue con vida se dice que salieron llamadas de su teléfono celular dos meses después de su secuestro, al teléfono de José García Sepúlveda.

En el artículo se afirma que García recibió una llamada del número 0445552081512, pero éste no concuerda con el teléfono celular del hijo de la señora Wallace que era el 0445591972269.

En su declaración ministerial ante la Subprocuraduría de Investigación especializada en Delincuencia Organizada, García Sepúlveda dice que recibió una llamada rara, el 1 de noviembre del 2005, del teléfono 0445552081512, que no contestó, pero le dejaron el mensaje que decía: “Qué onda, mira, ando hasta la madre güey, yo sé que fallé, pero me vale v…… ¿Que onda güey?, mírame aquí pisteando, ¿sabes güey quién me jugó?”.

La que sí está registrada en el estado de cuenta del teléfono de Hugo Alberto es otra llamada al teléfono de García Sepúlveda, pero los secuestradores y asesinos confesos de Wallace declararon haberlo despojado de sus pertenencias y haber arrojado los celulares por la ventana del coche. Cualquiera pudo haber recogido ese aparato.

Es muy injusto que víctimas que han sufrido pérdidas tan grandes como la de un hijo, sean además objeto de este tipo de agresiones.

El error en la sentencia de un secuestrador de Fernando Martí y el afirmar que el joven Wallace aún está con vida son cosas que son inaceptables en los juzgados y en los medios. Nada puede beneficiar más a alguien que está acusado de haber cometido un secuestro y asesinato, que alegar que el muerto está con vida.

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