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¿A quién protegerán los jueces?

 

Los divorcios pueden llegar a ser muy complicados y sumamente dolorosos, sobre todo para los hijos cuando éstos son utilizados como arma entre los cónyuges para dañarse.

Ayer, la ministra Olga Sánchez Cordero afirmó que se debe acabar con el estigma de que sólo las mujeres pueden criar a sus hijos. Dijo que debe haber equidad de género en este tema. Aseguró que lo más importante es la seguridad de la niñez, sobre todo porque muchas veces los hijos son utilizados como carne de cañón en los divorcios. Tiene razón.

En el Código Civil capitalino ya hay una nueva norma en marcha. Especifica que “comete violencia familiar el integrante de la familia que transforma la conciencia de un menor con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con uno de sus progenitores”. El artículo 323 septimus del Código Civil del DF también dice que “quien acredite la conducta de alineación parental, será suspendido en el ejercicio de la patria potestad del menor y, en consecuencia, del régimen de visitas y convivencias que, en su caso, tenga decretado”.

La alineación parental siembra efectos muy negativos en el desarrollo de los menores. Los hijos tienen el derecho de tener a sus dos padres y una relación sana con ellos. Los cónyuges implicados en un divorcio, muchas veces creen que los hijos deben tomar partido, y la verdad es que la separación es entre los adultos, no entre los menores.

Me parece muy bien que haya leyes que protejan a los dos padres, en torno a los derechos y obligaciones que tienen con sus hijos. Pero lo importante es que estas leyes se apliquen para ambos.

En México, muchas veces este tipo de asuntos se resuelven conforme a las relaciones de poder con las que cuente alguno de los cónyuges. La realidad es que los hijos acaban importando bastante poco cuando alguno de los involucrados se quiere vengar de su ex pareja, y lo hacen por donde más les duele: con los hijos.

Me parece muy bien que haya equidad de género en éste y todos los temas, pero también tendría que haber equidad para tratar de la misma forma a alguien que tiene influencias políticas y económicas, y a alguien que no las tiene.

Me vienen dos casos a la mente y ambos son de madres despojadas de sus hijos: Maude Versini, ex esposa de Arturo Montiel, quien hace más de dos años no ve a sus hijos, retenidos a la fuerza por el ex gobernador.

Y otro caso de un poderoso político, cuyo nombre no proporcionamos porque su madre no quiere afectar finalmente a su hijo, que le quitó a su niño de 5 años, acusándola de “violencia intrafamiliar” por permitirle comer una pizza que tenía un poco de chile. En los dos casos los hijos están lejos de sus madres. Los jueces actuaron no a favor de ellas, sino de los poderosos. Y las leyes ahí están, pero la pregunta es: ¿a quién protegerán las autoridades?

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