“Autonomía corporal, esencial para empoderar a las mujeres”
Alanna Armitage es representante en México y directora para Cuba y República Dominicana del Fondo de Población para las Naciones Unidas (UNFPA). Ha sido nombrada por Apollitical como una de las cien personas más influyentes en política de género a lo largo de 30 años de carrera, en los cuales le ha tocado estar en todos los continentes. Platicamos con ella para La Razón sobre cómo se debe trabajar para empoderar a las niñas y adolescentes para que tengan una mejor calidad de vida.
Bibiana Belsasso (BB): Alanna, ¿cuál es el principal desafío para empoderar a las mujeres?
Alanna Armitage (AA): Los desafíos principales que enfrentamos todavía las mujeres para alcanzar nuestro pleno potencial y, desde la perspectiva del Fondo de Población, la Agencia de Salud Sexual y Reproductiva, para nosotros no hay duda de que los derechos sexuales y reproductivos realmente son la base de nuestro poder, son la base de ser empoderadas como mujeres. Por ejemplo, si una mujer o una adolescente puede decir: “mi cuerpo me pertenece”, hay altas probabilidades de que crezca empoderada; entonces, el concepto de lo que llamamos la autonomía corporal para nosotros es esencial para el empoderamiento de las mujeres.
BB: El embarazo adolescente se da mucho, sobre todo en países latinoamericanos.
AA: Sí, es cierto, y, en México, como en muchos países de América Latina, sigue teniendo altas tasas de embarazo de adolescentes y eso realmente tiene costos enormes para el país. Para empezar, tiene el costo sobre las mujeres mismas, sobre las personas, porque realmente las niñas o las jóvenes que se embarazan a edades tempranas muchas veces no pueden seguir con su educación, no pueden seguir siendo económicamente independientes. Pero también hay un costo para el país, tiene un costo económico. Nosotros sabemos de un estudio que hizo el UNFPA que se llama “El Estudio Melenas o el Costo en el Embarazo de Adolescentes”, mostró que el costo económico total del embarazo adolescente y la maternidad temprana en México llegó a 76 mil millones de pesos, así que realmente tiene un costo económico enorme, pero también un costo humano en esas niñas y adolescentes que no pueden alcanzar su pleno potencial.
BB: Alanna, tú trabajas y has sido siempre defensora sobre todo de los temas de salud de las mujeres, ¿cuál es el principal tema de salud que ves en México?
AA: El tema de salud de las mujeres no tiene la prioridad que debe tener, y eso no es sólo en México, sino en el mundo entero. En el UNFPA trabajamos para alcanzar los tres ceros: cero muertes maternas prevenibles, cero demandas insatisfechas de planificación familiar y cero violencia basada en género y prácticas nocivas, entonces, para nosotros los temas de salud materna, de salud sexual reproductiva en general, pero salud materna, embarazo en adolescentes, las infecciones de transmisión sexual, éstos son temas de alta importancia para tener una buena salud sexual y reproductiva, que realmente es para nosotros la base del empoderamiento de las mujeres.
BB: Hay un problema de embarazo adolescente, pero también de enfermedades de transmisión sexual. ¿Cómo están los centros de salud en México para este tema? ¿Faltan campañas de prevención?
AA: Sí, es una buena pregunta. Necesitamos, además de la educación, servicios de salud sexual reproductiva amigables para las y los jóvenes, y en ese sentido, México tiene muy buenas experiencias también, y el Fondo de Población está trabajando con la Secretaría de Salud, con diferentes organizaciones de la sociedad civil y también con el sector privado para asegurar que las y los jóvenes tengan acceso a servicios de salud en varias áreas del país y ése es un tema realmente importante.
BB: ¿Están funcionando estos centros de salud?
AA: Están funcionando, sí, ya hay más de dos mil servicios amigables en el país, pero claro que necesitamos más, necesitamos más inversión en ese sentido y realmente para nosotros la alianza entre el sector privado, el Gobierno, la sociedad civil, la ONU, es lo que creemos que puede hacer la diferencia; entonces sí, tenemos que seguir invirtiendo en nuestra juventud, porque aquí en México, por ejemplo, tenemos 30 por ciento del total de los habitantes del país entre 12 y 29 años, así que realmente el potencial es enorme, si estas y estos jóvenes tienen acceso a los servicios de salud y educación, realmente somos muy optimistas de que estos jóvenes sí pueden alcanzar su potencial y eso cambia sus vidas y la vida del país.
BB: ¿En dónde, dirías tú, se necesita trabajar más a fondo?, ¿sobre qué temas exactamente para empoderar a la mujer?
AA: Creo que el acceso universal a la salud sexual y reproductiva es un tema principal para las mujeres, para las niñas, y sigue siendo en todos los países, yo diría que casi no hay ningún país en que veamos ciento por ciento los derechos alcanzados en ese tema de salud sexual y reproductiva, entonces realmente cada contexto es diferente, cada país es diferente, pero nosotros, como Fondo de Población, estamos muy orgullosos de trabajar con nuestros aliados y aliadas para alcanzar este sueño de que todas las mujeres puedan lograr sus derechos al acceso universal de la salud sexual y reproductiva.
BB: Tú has dicho que quizá lo más importante para que una mujer pueda estar empoderada es que pueda tener control sobre lo que le pasa a su cuerpo.
AA: Exacto. Lo que llamamos la autonomía corporal, para nosotros es el primer paso de ser una mujer empoderada realmente y, de ahí, por supuesto hemos hablado de muchas cosas, como la educación financiera, la independencia económica, pero realmente pensamos que todo empieza con esta posibilidad de controlar su propia vida porque tiene tanto impacto en las otras áreas de la vida de uno.
BB: Y también es un tema de libertad económica.
AA: Sí, estamos de acuerdo. Creo que primero uno debe tener esta posibilidad de tener un control sobre su propio cuerpo, vivir una vida sin violencia, pero, como dices, realmente el opuesto es cierto también, que si una mujer es autosuficiente tiene mucho más poder de decir “no”, y para nosotros, el poder de decir “sí” y el derecho a decir “no” es realmente la clave.