Balaceras en bares todos los días
Hasta hace poco tiempo, los ajustes de cuentas entre los criminales se daban principalmente entre ellos. Buscaban espacios para atacar sin ser vistos, lejos de la sociedad civil.
En 1992 se dio un tiroteo poco común en la discoteca Chistinne, en Puerto Vallarta; fue un escándalo enorme en esa época. El intercambio de balazos entre presuntos narcos dejó un saldo oficial de seis muertos y tres heridos graves, y no logró su objetivo: acabar con la vida de los hermanos Francisco Javier y Ramón Arellano Félix, sobrinos de Miguel Ángel Félix Gallardo.
Los dos se salvaron al esconderse en el plafón del baño para salir por el ducto del aire acondicionado cuando los tiros habían terminado.
Este ajuste de cuentas se dio por la despiadada guerra entre narcos. El ataque se le atribuyó a Luis Héctor El Güero Palma, quien había jurado vengar la muerte de su esposa, Guadalupe Leija, y de sus hijos, Nataly y Héctor, asesinados en San Francisco, California, y San Cristóbal, Venezuela; crímenes cuya autoría intelectual atribuyeron las autoridades a Félix Gallardo.
Pero después de este ataque, que puso a los narcotraficantes en los ojos de las autoridades, éstos volvieron a trabajar de manera más discreta, cuidando el negocio y no haciendo alarde de la violencia pública.
Hoy día, estas balaceras se pueden dar en cualquier lado; desde una plaza tan concurrida como Artz Pedregal, o un bar en San Ángel, en la Ciudad de México.
Sabemos que los dos hombres asesinados en el restaurante Hunan de Plaza Artz aceptaron reunirse con sus rivales precisamente en un local concurrido, para estar al salvo. La estrategia no funcionó, porque en las últimas semanas a los delincuentes ya no les importa manejar un bajo perfil.
Balaceras han proliferado en todo el país y estos ataques son cada vez más frecuentes en bares, en medio de decenas de personas; no importa quién esté presente, el mensaje de los criminales debe ser claro y tal parece que con el mayor impacto posible.
La noche del pasado viernes, dos sujetos armados llegaron al bar California Grills, de Uruapan, Michoacán, y dispararon contra cuatro comensales que estaban en una mesa del establecimiento.
Las imágenes del circuito cerrado del lugar muestran los dantescos momentos. Eran las 8 de la noche con 7 minutos y 17 segundos cuando aparece el primer sujeto disparando con un arma larga; atrás de él llega otro. Después de agotar sus municiones utilizan un arma corta para rematar a sus víctimas.
De acuerdo a La Fiscalía General del Estado, dos de los cuatro hombres muertos estaban armados; uno de ellos era integrante de la Defensa Rural de Caballería. Se trata de José Fernando Abarca Montufar, quien también era cuñado del diputado federal del PT Francisco Javier Huacus Esquivel. Tres personas más fueron heridas y se encuentran hospitalizadas.
Lo cierto es que éste no es un hecho aislado en el estado; de enero a agosto, el homicidio doloso en Michoacán aumentó 14 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, al pasar en las carpetas de investigación a 969 por ese delito.
Mientras tanto, en Cancún, Quintana Roo, el pasado 27 de agosto, hombres armados a bordo de una motocicleta llegaron al Bar Génesis, ubicado en la Supermanzana 70, a unos metros de la avenida López Portillo, y dispararon contra el guardia de seguridad, conocido como El Güero, quien se encontraba en la entrada del lugar, sentado en una silla, a un costado de la entrada principal.
El Bar Génesis ha sido escenario de varios ataques.
El viernes 30 de agosto, en Irapuato, Guanajuato, tres personas murieron y dos más resultaron heridas luego de que un comando armado, a bordo de dos camionetas, llegara al billar El Unicornio, ubicado en Calzada de Guadalupe, y disparara contra las personas que se encontraban dentro y fuera del lugar.
De acuerdo a cifras del SESNSP, Guanajuato fue la entidad más violenta del país durante julio, con 319 homicidios.
El sábado 31 de agosto, en Ciudad Juárez, una mujer fue asesinada en el Bar La Brecha, localizado en la colonia Kilómetro 27, cerca de la carretera a Casas Grandes.
Un día antes, en Acapulco, dos sujetos armados ingresaron al Bar Paradise y dispararon contra una persona que se encontraba comiendo. Horas después, en el Bar La María, ubicado en pleno centro de Acapulco, un hombre murió y tres más resultaron heridos, luego de que un comando armado atacara el lugar.
La noche del 15 de septiembre, en pleno festejo del Grito de Independencia, hombres armados llegaron al Bar Doña Rosa, ubicado en la ranchería Río Tinto, del municipio Centro, en Tabasco, y dispararon contra los asistentes. Cinco personas murieron; tres de ellos eran hermanos.
Dos días después, en el municipio costeño de Paraíso, también en Tabasco, fue asesinado el dueño del Bar Carta Blanca. En el ataque fue herida una de las meseras del lugar.
En el mismo municipio de Paraíso, cinco días antes, el 11 de septiembre, fue ejecutado el administrador del Bar Ahí me quedo. Los responsables viajaban en una camioneta de lujo; descendieron, se adentraron al club nocturno y mataron al encargado.
Pero uno de los hechos más dramáticos ocurrió la noche del martes 27 de agosto, cuando un comando armado llegó al Bar Caballo Blanco, ubicado en Coatzacoalcos, Veracruz, y le prendió fuego, además de disparar contra los asistentes para evitar que huyeran.
Hasta el momento suman 31 personas muertas en el ataque. Se sabe que un joven de al menos 15 años habría sido el responsable de rociar la gasolina en el establecimiento.
Pero los ataques a bares y centros nocturnos no sólo se realizan en los estados; también la capital del país ha sido blanco.
La madrugada del domingo 8 de septiembre, en el club Foro San Ángel, en la colonia Guadalupe Inn, se registró una balacera cuando tocaba el DJ Pleasurecraft.
El saldo fue una persona muerta, quien fue identificado como Emanuel Gómez, El Woody, presunto distribuidor de narcóticos de la Unión Tepito en Álvaro Obregón.
De acuerdo a las investigaciones, el enfrentamiento se debió a una confusión entre integrantes del mismo grupo criminal, quienes no se conocían.
Ese mismo día, sujetos armados dispararon y mataron al guardia de seguridad del Bar The Flow, ubicado en la colonia Residencial Acoxpa, alcaldía Tlalpan. En los hechos, dos personas más resultaron heridas.
Hoy, no son los grandes narcotraficantes los que están ejerciendo esta violencia. En estos días cualquier narcomenudista de bajo nivel puede iniciar una balacera, y eso es lo que está poniendo cada día más en riesgo a la sociedad, que sale a tomar una copa o a cenar.