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Contra el huachicol: todo el peso de la ley

Ayer en este espacio le decía dos cosas: la primera es que la tragedia vivida en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde suman ya por lo menos 89 muertos, se pudo haber evitado. La segunda: se tiene que permitir a las autoridades actuar con mayor firmeza cuando se trate de delitos comprobados.

 

No puede ser que pobladores secuestrena tres militares porque los estaban disuadiendo de robar combustible, como ocurrió el pasado 13 de enero, en Santa Ana Ahuehuepan, los intenten linchar y no haya responsables.

En la fuga de gasolina en Tlahuelilpan, Hidalgo, la gente no tendría que haber estado ahí. Y ninguno le hizo caso a las autoridades que decían que eso podía explotar.

Pero vuelvo a lo mismo. Las autoridades no se han querido confrontar con la población y lo cierto es que personajes del crimen organizado han venido, desde tiempo atrás, trabajando en el tejido social, siempre con los más vulnerables.

No es coincidencia que el pasado domingo 20 de enero Julio César Z. C., alias La Parka, identificado como uno de los líderes de huachicoleros de la región del Valle del Mezquital, Hidalgo, fue ejecutado a las afueras de una tienda de conveniencia, ubicada en el municipio de Mixquiahuala. De acuerdo con las autoridades, el criminal operaba en ese ayuntamiento y en Tezontepec de Aldama.

En los últimos días han muerto tres presuntos integrantes de organizaciones criminales dedicadas al robo de combustible en Hidalgo. Se trata de Uriel “N”, alias El Tornillo; Julio César Z. C., La Parka, y Flavio Alberto, El Vikingo. Estos personajes no son ni remotamente las cabezas del crimen organizado que operan el huachicol.

Ayer también decía que hay que trabajar apoyando a  la población, fortaleciéndola y haciéndole ver que este tipo de conductas no va con la ley. Y se le tiene que permitir al Estado actuar con mayor firmeza. Para eso está la fuerza del Estado.

Una buena noticia: el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, informó que trabajarán sobre una parte que es fundamental en materia procesal: La extinción de dominio de los predios que tengan alguna vinculación al robo de combustible en todo el país.

“En los casos de extinción de dominio la ley es muy específica de hasta dónde podemos llegar y cuáles son los elementos que debemos probar para ejercer la extinción de dominio”, señaló el fiscal. Además, dijo que en caso de ser necesario, podrían ofrecer una recompensa para obtener información sobre el robo de hidrocarburos o la venta de huachicol.

Y es que estos delincuentes se han sofisticado mucho en los últimos años. Utilizan desde predios como casa habitación, en donde viven familias enteras con niños chiquitos, como fachada para extraer combustible hasta en cementerios. Y se han valido de diferentes “escondites” para poder transportarlo y distribuirlo.

A finales del año pasado, elementos de la Procuraduría General de la República (PGR) decomisaron dos mil litros de gasolina que fue robada de ductos de Pemex; lo sorprendente fue que el combustible iba escondido entre ¡lechugas!, las cuales eran transportadas en un camión que circulaba en la localidad de Sayula, en Tula, Hidalgo.

En Guanajuato, Estado de México y Michoacán se ha detectado que los huachicoleros utilizan cualquier tipo de vehículo para transportar el combustible robado, como ambulancias, que en lugar de llevar equipos de primeros auxilios trasladaban tanques con el hidrocarburo robado. También se han descubierto camiones escolares, camionetas de panificadoras, pipas de leche o camiones con estiércol para que no se detecte el olor a combustible.

Pero no crea que la venta del huachicol se da en lugares ocultos o en medio de la nada. Lo que era el tradicional tianguis ganadero de San Miguel Zozutla, comunidad del municipio de Yehualtepec, en Puebla, poco a poco se “diversificó” en un “mercado de gasolina” robada, en el que participaban familias enteras; incluso eran niños los que vendían el combustible extraído de ductos de Pemex, a la mitad de precio, a plena luz del día y ante la presencia de policías municipales.

Los lugares donde se han localizado conexiones ilegales a los ductos son verdaderamente sorprendentes. A mediados del año pasado una llamada anónima alertó a las autoridades de la Ciudad de México sobre el comportamiento extraño de unos hombres al interior de ¡un panteón!

Al llegar los uniformados se encontraron con dos camionetas que en su interior tenían contenedores con cientos de litros de combustible y a dos personas que extraían el hidrocarburo de entre las tumbas; una de ellas fue detenida. Después se supo que presuntos huachicoleros realizaron una conexión ilegal de un ducto de Pemex que terminaba en el interior del panteón de Santa Lucía, en la alcaldía Azcapotzalco.

A finales de 2017, una persecución de la Policía Municipal de Tlalancaleca, en Puebla, dejó al descubierto que un grupo de huachicoleros utilizaba el panteón de San Francisco Tláloc para resguardar las camionetas con el hidrocarburo robado.

Los pobladores de la junta auxiliar de San Matías Tlalancaleca señalaron que el panteón era usado por huachicoleros por su cercanía con los ductos, los cuales se localizaban a menos de un kilómetro.

En Puebla, donde se encuentra el llamado Triángulo Rojo, se sabe que al menos una veintena de municipios se dedican al robo y comercialización de combustible que extraen ilegalmente de los ductos de Pemex. Ahí las familias venden la gasolina que esconden en sus casas, patios y sembradíos, utilizando “cisternas” que van desde los mil hasta los 15 mil litros, las cuales son ocultadas bajo la tierra. Incluso se habla de una “huachicultura” que ha normalizado el delito.

En 2017 autoridades michoacanas localizaron un sistema de cuevas en el municipio de Tarímbaro, donde los huachicoleros almacenaban combustible robado y armas.

El complejo de cuevas fue construido muy cerca de la comunidad de Cuto del Porvenir, donde se encuentra una planta de almacenamiento de Pemex.

En el predio, que estaba conectado por diversos túneles, se localizaron 18 tanques y recipientes de diversas capacidades en los que se almacenaban los 10 mil litros de combustible robado.

Reitero, es una buena noticia que la gente que está trabajando con gasolina robada sepa que no va a tener amnistía y que puede perder sus predios. Porque además de que el robo es un delito, están arriesgando su vida y la de la gente que vive en la cercanía. Sólo con el peso de la ley se puede combatir el robo de combustible.

Aléjense, les hará daño…

En redes sociales comenzó a circular un video en el que se observa el momento en el que elementos de la Policía Federal y del Ejército intentaban retirar del lugar a las personas que recolectaban combustible en una toma clandestina ubicada en Tlahuelilpan, Hidalgo; ello, horas antes de que ocurriera la explosión.

“Señores aléjense, les va a hacer daño eso, tanto respirar eso. Jefe, saquen ese de aquí porque se les va a morir aquí; llévenselo allá, está respirando todo lo que es… aléjense de aquí, vámonos”, se escucha decir, sin éxito, a uno de los uniformados, que no consigue que los pobladores dejen lo que están haciendo.

 

Apenas unos días antes, el 12 de enero, se difundió otro video, esta vez de Acambay, Estado de México, en el cual se aprecia a decenas de personas en el poblado de San Antonio Detiña, llenando bidones, cubetas y tambos en un ducto de Pemex que había sido picado.

Ante esto, el Presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a la población que no se manche las manos y no caiga en los llamados de la delincuencia a robar el combustible.

 

De acuerdo con Pemex, el abasto de gasolina ya se está normalizando en todo el país. A su vez, la Fiscalía General de la República dijo que aplicará la extinción de dominio.