Crisis en la BMV
A unos días de que Andrés Manuel López Obrador asuma la Presidencia de la República, nuestro país vive una alarmante incertidumbre económica, y no le hablo de cualquier cosa, de una simple opinión: los números están ahí.
Tras la presentación de una iniciativa de ley por parte del Partido del Trabajo (PT) en la Cámara de Diputados, que busca que el manejo de las cuentas de ahorro para el retiro de los trabajadores pasen a manos de un organismo público descentralizado, los mercados reaccionaron.
Y es que la iniciativa presentada por el PT propone que las inversiones de los fondos deberán destinarse principalmente a “la banca de desarrollo, las empresas productivas del Estado de los sectores estratégicos nacionales y, en segundo término, a los instrumentos financieros de capitalización del gobierno federal”.
Y es así como después de la presentación de esta iniciativa, el pasado lunes el dólar llegó casi a los 21 pesos, mientras el S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana cayó 4.17 por ciento, perdiendo así el piso de los 40 mil puntos, al colocarse en 39 mil 427.28 unidades, su nivel más bajo desde marzo de 2014.
Y si usted piensa que esta caída fue global, pues déjeme decirle que no; sólo fue en México. En Estados Unidos el Dow Jones subió 1.46 por ciento; el Standard&Poor’s, 1.55 por ciento; el Nasdaq, 2.06 por ciento, y el índice europeo Euro Stoxx 50, 1.13 por ciento.
Ante estos riesgos, tanto internos como externos, el Bono a 10 años superó nueve por ciento por primera vez en una década. El Bono M a 10 años se colocó en la subasta primaria con una tasa de interés de 9.11 por ciento, la mayor desde el 20 de noviembre de 2008, de acuerdo con información publicada por el Banco de México (Banxico).
Nuestro país no tenía caídas así desde la crisis económica mundial de 2008. Y ahora no tenemos la crisis que se vivía a nivel global en 2008.
La bolsa empezó a caer desde el lunes temprano; pero el próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien por cierto es un hombre preparado y serio, no salió a dar conferencia de prensa hasta las seis de la tarde. En esa conferencia anunció que Gerardo Esquivel llegará al Banco de México. Una buena noticia para Banxico, pero mala para la Secretaría de Hacienda: dijo que habrá un superávit primario de 1.0 por ciento del PIB, en lugar de 0.8 por ciento que se había anunciado, y que la iniciativa presentada por el PT, con respecto a las afores, “no tiene ni pies ni cabeza, sólo es la iniciativa de un diputado”.
El daño a la bolsa ya estaba hecho. Como consecuencia no sólo de la iniciativa presentada por el PT, a eso le podemos sumar la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la iniciativa de eliminar las comisiones bancarias.
Otra propuesta polémica ha sido la iniciativa presentada por la senadora morenista Angélica García, que pretende reformar la Ley de Minas, con la cual podrían retirar concesiones si no cumplen con normas de impacto social.
Tras darse a conocer la iniciativa, el precio de las acciones de Grupo México (GMéxico) y de Peñoles cerraron la sesión en la BMV con caídas de 5.4 y 4.7 por ciento, respectivamente, lo que resultó en una pérdida conjunta de mil 506 millones de dólares en su market cap.
Acerca de esta iniciativa, Ricardo Monreal aclaró que la misma no es del grupo parlamentario, sino personal. “No hay ahorita condiciones; nosotros no lo vemos como una iniciativa prioritaria”, señaló.
Por estas acciones, en estas últimas semanas los intereses que México paga por su deuda aumentaron un punto porcentual. Esto quiere decir que se pagarán cinco mil 500 millones de dólares más de puros intereses.
Tan sólo con lo que se va a pagar por el aumento de las comisiones se pudo haber financiado el Tren Maya en su totalidad.
Pemex desde hace mucho tiempo tiene una situación crítica en sus números. Pero ahora, con la incertidumbre que existe en el país por la posible cancelación de distintos contratos energéticos y la construcción de la refinería con recursos precisamente de la empresa, se complican las cosas.
El Presidente López Obrador tiene toda la razón cuando dice que en México somos un país con mucha desigualdad; una desigualdad cuya brecha se ha intentado acortar, pero todavía son muchos los mexicanos que apenas subsisten. También es verdad que ha habido demasiados actos de corrupción.
Son muchos los programas sociales y ayudas que el nuevo gobierno quiere dar. Y para eso se necesita dinero.
Hoy, el nuevo gobierno quiere demostrar que el poder político está por encima del poder económico.
Pero no se puede arriesgar a que en México haya una crisis económica, cuando no tendría por qué haberla.
Continúa debate por afores
Pese a la polémica que desató su propuesta, el Partido del Trabajo (PT) difundió ayer en redes sociales un video en el que defendió su iniciativa para eliminar las administradoras de fondos para el retiro (afores), y en su lugar impulsar un modelo de fondos financieros controlados por el Estado.
En el material, que empieza con la frase “la lucha de clases en la Cámara de Diputados”, señala que al momento de la jubilación, quienes manejan las afores sólo redituarán a los trabajadores 26 por ciento del último salario, lo que no garantiza a éstos una “vida digna”, por lo que pide que el Estado vuelva a manejar estos recursos.
Mario Delgado, coordinador de diputados federales de Morena y aliado del PT, reiteró lo dicho por su homólogo en el Senado, Ricardo Monreal, al asegurar que su partido no apoyará la iniciativa petista, a la que calificó de “aislada”.
Añadió que el tema de las afores no forma parte de la agenda legislativa prioritaria, y añadió que la Cámara baja no aprobará iniciativas que generen inestabilidad financiera al país.
Por separado, legisladores del PAN, PRI y PRD en el Senado exigieron al nuevo gobierno acabar con sus “ocurrencias y caprichos” porque, dijeron, ponen nerviosos a los inversionistas y a los mercados financieros del país y por ello existe el riesgo de una fuga de capitales.
Vanessa Rubio, exsubsecretaria de Hacienda, pidió a AMLO mandar señales de certidumbre a los inversionistas, mediante el cumplimiento de los contratos y mantener un entorno macroeconómico estable.