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Dos historias de armas

Son dos historias distintas con un solo denominador común: el acceso a las armas: el atentado contra Donald Trump y el juicio contra Alec Baldwin.

Se ha investigado desde hace días qué pudo haber motivado a Thomas Matthew Crooks, de tan sólo 20 años, a tratar de matar al candidato presidencial de EU.

Mucho se ha investigado, Crooks estaba registrado como votante republicano. Las autoridades estadounidenses ya han investigado las cuentas de redes sociales del francotirador, y no se arroja ninguna prueba de que Crooks realmente tuviera aficiones políticas o un sentimiento personal contra Donald Trump.

Crooks venía de una familia de clase media en Estados Unidos, había vivido toda su vida en una casa muy bonita junto con su madre, que era maestra de escuela, y con su padre, que es psicólogo. El ingreso familiar era de unos 15 mil dólares mensuales y vivían bien.

Matthew sí tenía un problema, y es que le costaba mucho relacionarse con las personas. Los compañeros de preparatoria decían que era un muchacho tímido y que sí sufrió acoso escolar durante mucho tiempo.

El joven no tenía antecedentes penales en los registros judiciales públicos de Pensilvania y llevaba un par de años que vivía fuera de su hogar. Había tenido problemas con su padre, llegó a vivir con su abuela, quien descubrió que estaba consumiendo drogas, y también lo corrió de su casa.

Muchos hablan de grandes conspiraciones, pero todo parece indicar que este joven, quien siempre se había sentido desplazado y tenía muchos complejos, intentó matar a Trump para que, por lo menos, se le reconociera por algo.

Utilizó un fusil tipo AR-15 semiautomático y disparó desde una distancia de unos 200-300 metros. Como en muchos de los hogares de EU hay armas, en la casa de la familia de Matthew, su padre tenía un arsenal importante.

Todo parece indicar que ni su propio padre sabía lo que planeaba Crooks y por eso, cuando lo buscaron para entrevistarlo, dijo que primero tenía que averiguar qué había sucedido y que no haría declaraciones hasta hablar con la policía.

En México, muchos jóvenes entran a pandillas sabiendo que su vida puede durar poco tiempo, pero tienen una frase: “Más vale tres años de rey que toda una vida de buey”. Muchos son jóvenes que buscan la aprobación de la sociedad, y encuentran aprobación y ser alguien dentro de los grupos criminales. Y la frase también se relaciona con que la vida promedio de un joven en ese medio es de aproximadamente tres años, a casi todos los matan.

Otro caso relacionado con armas, el juicio contra Alec Baldwin.

El actor estadounidense filmaba la película Rust. Durante la filmación, Baldwin tomó un arma que no sabía que estaba cargada y apretó el gatillo del revólver, una Colt calibre 45, con la que mató a la directora de fotografía, Halyna Hutchins.

Alec Baldwin asegura que no sabía que el arma se utilizaría como accesorio para trabajar en la película.

En el momento en que el actor estaba en la sesión de pruebas del arma, testigos indicaron que bromeó con Halyna y le apuntó con el revólver y le disparó. Los paramédicos practicaron los primeros auxilios, pero la directora de fotografía de 42 años falleció rumbo al hospital.

Tras el asesinato, comenzó una investigación no sólo contra el actor, sino contra la encargada de las armas para el rodaje, Hanna Gutiérrez Red, y otras personas que en el camino la Fiscalía fue desestimando, al detectar que no estaban involucrados. Y el actor enfrentaba una pena de 18 meses de prisión y una multa de cinco mil dólares.

Empezó su juicio en la corte, donde se le acusaba de homicidio involuntario. La jueza Mary Marlowe Sommer desestimó el caso porque la Fiscalía ocultó pruebas a la defensa de forma voluntaria.

La defensa del actor había presentado el jueves 11 de julio pasado una serie de pruebas en las que demostraba que las balas relacionadas a la muerte de Hutchins habían sido archivadas en un caso distinto y con un número diferente.

Un técnico de la escena del crimen subió al estrado y dio detalles acerca de que Troy Teske, un policía retirado, entregó munición real que estaba ligada al caso. Teske era amigo del padrastro de Hanna Gutiérrez Red, la encargada de las armas en el rodaje.

Este error de los fiscales provocó que ellos mismos tuvieran que subir al estrado para emitir sus declaraciones, un hecho inusual, pocas veces visto, en el que indicaban que esas balas no coincidían con las encontradas en el lugar de la filmación y que, por ello, no habían sido incorporadas a las pruebas presentadas para el juicio.

Pese a ello, la jueza dictaminó que los detalles de esa munición debieron compartirse a tiempo con el equipo de defensa de Baldwin.

La situación derivó en la renuncia de uno de los mismos fiscales.

Mientras que Baldwin, al escuchar la desestimación de los cargos en su contra, comenzó a llorar, abrazó a sus abogados y luego volteó a la fila detrás de su asiento, donde se encontraba su esposa, para también abrazarla.

Y es que el actor repetía el proceso por segunda ocasión luego de que en febrero del año pasado un juez concediera la anulación de éste, cuando determinó que Baldwin no había disparado el arma.

Pero los fiscales presentaron nuevos cargos al comprobar que sí lo había hecho, debido a que expertos demostraron que esa arma de utilería imprudencial no podría detonarse a menos que alguien apretara el gatillo.

Y es que Baldwin argumentaba que nunca había accionado el arma, que se había disparado sola.

El actor estadounidense fue acusado formalmente de homicidio involuntario a principios de 2023, en ese momento la Fiscalía señaló que Baldwin había cometido “actos extremadamente imprudentes”.

Para octubre de ese 2023, Baldwin y la casa productora llegaron a un acuerdo con la familia de la víctima, pero no se dio a conocer el monto acordado después de que el esposo de Hutchins presentó una demanda por homicidio culposo, indicando que hubo violaciones de las normas de la industria cinematográfica.

Mientras que, en marzo de este año, Hanna Gutiérrez Red fue condenada a 18 meses de cárcel por homicidio imprudencial. A ella se le culpó de llevar balas reales al lugar de la filmación desde su casa en Los Ángeles y que, por su descuido, los proyectiles se mezclaron con las municiones días previos al accidente.

Es nuevamente el caso de que en Estados Unidos cualquiera tiene armas, incluso si no tienen el entrenamiento para utilizarlas.

Finalmente, Baldwin ya no pisará la cárcel.

Y es que Estados Unidos es el único país del mundo donde hay más armas que ciudadanos y, por si fuera poco, la venta de armas se disparó durante la pandemia.

Y es un hecho: el tener armas a la mano incrementa notoriamente la posibilidad de que haya muertos.

Y es que la Segunda Enmienda de ese país establece que ni el gobierno federal ni el local pueden violar el derecho de los ciudadanos a portar armas.