Dueños de apps a la cárcel
¿Qué tanta responsabilidad legal tiene el dueño de alguna aplicación del uso que le den sus usuarios?
Si un chofer de Uber comete un asalto, ¿el dueño de Uber es responsable? Si te extorsionan por medio de WhatsApp, por ejemplo, ¿el dueño de Meta Plataforms, que es propiedad de Mark Zuckerberg, tiene responsabilidad jurídica? Éste sería el mismo caso de Facebook o Twitter, entre muchas otras aplicaciones.
Pues resulta que Pável Dúrov, dueño de la app de mensajería Telegram, lleva cuatro días detenido en Francia acusado de no cooperar en la moderación de los contenidos ilícitos que transitan por la aplicación en lo que se refiere a pornografía infantil, fraude y tráfico de drogas.
Las autoridades francesas dieron a conocer que Pável enfrenta cinco cargos y podría permanecer tras las rejas hasta el 28 de agosto, luego de que fue detenido en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París, tras aterrizar en su jet privado procedente de Azerbaiyán.
Pável Dúrov es conocido como el Zuckerberg de la Europa del Este y fundó Telegram en 2013, luego de ser exiliado por el gobierno de Rusia, quien buscaba presionarlo para que diera a conocer datos de los usuarios que hablaban mal de Vladímir Putin y organizaban protestas contra Rusia, cuando tenía otra red social llamada VKontakte (VK), que en 2011 se volvió muy popular en su país de origen.
Ante su negativa de entregar datos privados de usuarios a Putin, fue destituido de su propia compañía y decidió irse a otro país y dedicarse a Telegram, que hoy es considerada la mayor competencia de WhatsApp y Messenger, ambas de la empresa Meta que encabeza Mark Zuckerberg.
Por cierto, revelar los datos privados de sus usuarios sí es un delito.
Actualmente, Telegram cuenta con 950 millones de usuarios a nivel global, con poco más de 46 millones en México, lo que representa 48% de quienes usan redes sociales en nuestro país.
Según el presidente de Francia, Emmanuel Macron, la detención del fundador de Telegram está basada en una investigación en curso; Macron asegura que los derechos de Pável Dúrov están garantizados y pide no politizar el tema.
Pero este caso ya se ha politizado, por ejemplo, el exanalista de la Agencia Central de Estados Unidos, Edward Snowden, quien acusa a Macron de atentar contra “los derechos humanos básicos de expresión y asociación”.
Snowden también escribió en su cuenta X: “Me sorprende y me entristece profundamente que Macron haya llegado al punto de tomar rehenes como medio para acceder a comunicaciones privadas. Esto no únicamente degrada a Francia, sino al mundo”.
Mientras que la embajada rusa en Francia pidió a las autoridades aclarar los motivos de la detención de Dúrov, además de garantizar la protección de sus derechos y permitirle acceso a asesoría consular, hasta el momento, las autoridades francesas no han dado respuesta.
El abogado de Dúrov asegura que las acusaciones son similares a culpar a un fabricante de automóviles por un accidente o por el uso de sus vehículos para cometer delitos. Pues asegura que Pável es dueño de la creación de una vía de comunicación, mas no es responsable de lo que los usuarios publican en ella.
Ha habido problemas contra otros creadores de redes sociales como Facebook, TikTok, Snap y Discord, quienes en febrero pasado comparecieron ante el Senado de Estados Unidos y ofrecieron una disculpa a las familias que han sido perjudicadas por la falta de controles en esas redes sociales, pero no han sido perseguidos legalmente y sí están trabajando para poner más candados en sus redes sociales para cuidar
el contenido.
Los legisladores querían saber qué están haciendo para proteger a los niños en Internet. Se le preguntó a Chew, de TikTok, si su empresa comparte los datos de los usuarios estadounidenses con el gobierno chino, lo que él negó.
En ese momento, los dueños de Twitter, ahora X, no asistieron a esa comparecencia, por lo que recibieron citatorios.
Quien estuvo en un más bajo escrutinio fue Mark Zuckerberg, dueño de Facebook e Instagram; lleva ocho comparecencias ante senadores por los contenidos y consecuencias que éstas generan en quienes usan sus redes sociales.
Esta misma semana, Zuckerberg envió una carta al líder republicano en la Cámara de Representantes, Jim Jordan, quien también lidera el Comité de Justicia. En esa misiva, el presidente de Meta reconoció que la administración de Joe Biden lo presionó para que sus redes sociales censuraran contenido de lo que ocurría con el Covid-19 en 2021.
En la carta dice: “Creo que la presión del Gobierno fue errónea y lamento que no hayamos sido más francos al respecto. Creo que tomamos algunas decisiones que, con el paso del tiempo y la nueva información, no tomaríamos hoy”.
Zuckerberg también reconoce haberse equivocado al retirar de Meta en plena campaña de las elecciones de 2020 un artículo del New York Post sobre el polémico contenido del ordenador portátil del hijo del presidente de Estados Unidos, Hunter Biden.
La publicación detallaba decenas de miles de correos electrónicos de Hunter y sus socios comerciales, en los que se evidenciaría cómo habría logrado ciertos negocios en el extranjero gracias a su apellido.
Pero Zuckerberg asegura que con base en una advertencia del FBI sobre “una posible operación de desinformación rusa” en su junta directiva, optaron por retirar el contenido y enviarlo a su equipo de verificadores. Hoy explica: “Quedó claro que el informe no era desinformación rusa y, en retrospectiva, no deberíamos haberle restado importancia a la historia”, asegurando que Meta ha elaborado nuevas políticas para garantizar que “esto no vuelva a suceder”.
Hoy, prácticamente las redes sociales no tienen regulación, como se aseguró durante las audiencias en el Capitolio, sólo Meta y TikTok. Con un mayor número de usuarios de las plataformas representadas, tienen 40 mil moderadores u observadores de contenidos, mientras que Snap dice que tiene dos mil 300, X tiene dos mil y Discord no supera los mil.
Por lo pronto, el dueño de Telegram está detenido en Francia, Pável Dúrov, porque usuarios hicieron mal uso de su aplicación de mensajes. En los próximos días veremos cuál es su situación jurídica.
¿Usted cree que es responsable y puede controlar los mensajes que mandan sus usuarios?