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El Amazonas arde y hay culpables

Desde hace más de dos semanas, el Amazonas arde. Considerado “el pulmón del planeta” son kilómetros y kilómetros en llamas, lo que ha puesto en riesgo a poblaciones enteras y a miles de especies.

 

Estos incendios representan un conflicto para el planeta, ya que ese inmenso pulmón vegetal produce 20 por ciento del oxígeno de todo el mundo.

La hoguera ha arrasado con varias hectáreas de bosques que se extienden a través de los estados de Acre, Rondônia, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, llegando a la triple frontera entre Brasil, Bolivia y Paraguay.

Las áreas quemadas son de tal magnitud, que la capital Porto Velho fue cubierta por una inmensa nube de humo, mientras que Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, se oscureció el pasado lunes a las tres de la tarde; el extraño fenómeno divide a especialistas, que señalan a la fuerte nebulosidad y a los incendios forestales, a miles de kilómetros, como los responsables.

El estado más afectado, con 13,641 focos de incendio, es el de Mato Grosso, que se extiende por gran parte de la Amazonia.

La extensión de los incendios en la región ha obligado a algunos estados amazónicos, como Amazonas y Acre, a declarar situación de emergencia debido a que la humareda multiplica las enfermedades respiratorias y afecta hasta el tránsito aéreo.

Brasil experimenta la mayor ola de incendios en los últimos cinco años; de enero a agosto, los incendios forestales en el país aumentaron 82 por ciento, en comparación con el mismo periodo del año pasado, según informo el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

En este lapso, entre enero y las tres primeras semanas de agosto, en Brasil se han registrado 71 mil 497 focos de incendio, el mayor número para ese periodo en los últimos siete años; y poco más de la mitad se registran en la Amazonia, la mayor selva tropical del mundo, según datos oficiales divulgados el martes.

 

Afectación récord

Estos incendios se han magnificado por las pésimas políticas públicas. Los datos de deforestación han repuntado drásticamente desde que Jair Bolsonaro asumió el gobierno, en enero. Y es que la actual administración de Brasil ha quitado muchos de los controles que se tenían para la preservación del Amazonas.

Y no era para sorprenderse, ya que desde la campaña de 2018, Bolsonaro se manifestó a favor de flexibilizar los controles que evitan la deforestación; ha restado peso al Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables y ha defendido que se permita la extracción minera en tierras indígenas.

Bolsonaro ha recibido severas críticas de varios sectores, los cuales denuncian que el mandatario promueve la explotación de recursos naturales en áreas protegidas.

 

Pero ahora, los científicos sudamericanos han mostrado más cautela en sus informes, después de que el presidente brasileño despidiera a algunos investigadores importantes por dar a conocer datos preocupantes en torno a la deforestación. El mandatario consideró que esta información difundida dañaba la imagen nacional.

Como lo leyó: el presidente de Brasil despidió a los científicos que están divulgando los datos reales de la deforestación en su país.

Y es que el presidente y su canciller, Ernesto Araujo, no reconocen el cambio climático y consideran las opiniones de ambientalistas, contrarias al desarrollo económico brasileño.

Pero no sólo eso, Bolsonaro ha sugerido que detrás de estos incendios están Organizaciones No Gubernamentales que están llevando a cabo estas acciones criminales para atraer la atención en contra de su gobierno.

Para el Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonia (Ipam), el aumento de los incendios está asociado a la deforestación promovida por hacendados. De acuerdo con la organización, los incendios provocados por agricultores y criadores de ganado pudieron haberse salido de control.

Es por eso por lo que especialistas aseguran que los incendios en la selva han sido causados por el clima seco, donde en algunas regiones no llueve desde hace casi tres meses; pero también por la acción de terratenientes y asaltantes de tierras públicas, que suelen quemar basura o zonas arboladas para abrirse paso por el terreno.

De acuerdo con el diario Folha de S. Paulo, los hacendados del estado de Pará habían declarado el 10 de agosto el “día del fuego”, y durante las siguientes horas, el INPE registró una oleada de incendios en la región.

Pero otra de las razones atribuidas es la gran deforestación que existe en la selva. De acuerdo a un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), la desforestación aumentó en julio 66 por ciento, en comparación con el mismo mes del año pasado.

Por lo pronto, ante el aumento de tala de árboles en el llamado “pulmón verde del planeta”, países como Noruega y Alemania han suspendido las partidas que destinaban al Fondo Amazonía desde 2008, el cual está dedicado a la protección ambiental en Brasil, y del que ambos países son los principales patrocinadores.

 

Y mientras algunos lanzan un SOS para salvar el planeta, una catástrofe se origina en el llamado “pulmón de la Tierra”.