El Chapo y los presidentes
Finalmente, el pasado martes 13 de noviembre inició la primera audiencia del llamado “juicio del siglo” contra Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.
A la Corte Federal de Distrito en Brooklyn llegaron todos los involucrados, incluida la esposa de Guzmán Loera, Emma Coronel, quien estaba sentada entre el público, vestida de negro. Al entrar a la corte, El Chapo cruzó miradas con su esposa, a quien le mandó un beso.
Días antes, Guzmán Loera le había solicitado al juez permiso para poder abrazar a su esposa, ya que no ha tenido contacto con ella desde que fue extraditado a Estados Unidos, ya que las autoridades afirman que Emma Coronel podía darle y llevarle mensajes que pongan en riesgo su estancia en prisión.
Lo cierto es que Emma Coronel, a través de su Twitter, que tiene 402 mil seguidores —una muestra de lo público que ha sido este caso—, le puso dos mensajes a su esposo: “No importa lo que pase, te prometí estar siempre y aquí estoy. Te amaré toda mi vida”. En otra foto se ve ella relajada, pensativa, y la acompaña con la frase: “Sueño con un abrazo tuyo”. Sería muy ingenuo pensar que estas imágenes, que están perfectamente cuidadas, no han sido revisadas por los abogados antes de subirse.
Todo sirve, y estas fotos humanizan a El Chapo para su defensa legal.
Y durante la audiencia estalló una bomba mediática: La defensa de El Chapo afirmó que el Cártel de Sinaloa sobornó al Presidente Enrique Peña Nieto y al expresidente Felipe Calderón Hinojosa para evitar la captura de Ismael Zambada García, El Mayo.
Fue el polémico abogado Jeffrey Lichtman quien señaló al jurado que el cártel pagó millonarios sobornos a los mandatarios: “Lo diré de nuevo: el actual y el previo presidente de México recibieron millones de dólares en sobornos”.
Pero no fue todo: Lichtman aseguró que los gobiernos de México y Estados Unidos confabularon con El Mayo para incriminar a El Chapo como el líder del Cártel de Sinaloa.
Señaló que en los últimos dos años, desde que El Chapo fue extraditado a Estados Unidos, “el flujo de drogas no ha parado… El negocio continúa como siempre”.
Jeffrey Lichtman, quien abrió su despacho en Nueva York en 1999, ganó renombre profesional en 2005.
Conocido como el “destroza testigos”, sacó adelante el juicio contra John Angelo Gotti, conocido como Gotti Junior, hijo de John J. Gotti, capo italoamericano de la familia criminal Gambino, de Nueva York.
Esta declaración ha sido una nueva estrategia legal de Lichtman, quien sin duda está tratando que su cliente sea visto como una víctima de las autoridades, y no como el narcotraficante que es.
La estrategia legal pretende que el jurado crea que Guzmán Loera ha sido un chivo expiatorio. Pero él mismo confesó en la entrevista realizada por Sean Penn, que nadie traficaba en México más droga que él.
A raíz de las acusaciones de que el Presidente Peña y el Presidente Calderón hayan recibido sobornos, el juez Brian Cogan, quien dirige el proceso en Nueva York, se mostró muy crítico con el polémico alegato inicial de la defensa del narcotraficante. “Esto tiene que terminarse”, dijo el magistrado, que, sin embargo, consideró que la solicitud de los fiscales para invalidar el alegato inicial de la defensa era demasiado “radical”.
Y es que el juez Cogan advirtió al jurado que lo dicho por los abogados no está sustentado con ninguna prueba. Y es que la defensa de Guzmán Loera niega cualquier acusación en su contra.
Durante su alegato inicial ante el jurado, el abogado dijo que Joaquín Guzmán era un chivo expiatorio utilizado desde 1993 para cubrir al Cártel de los Arellano Félix y a Zambada.
También afirman que en 1993 el cardenal Juan Jesús Posadas fue asesinado en confabulación entre los Arellano Félix y el gobierno mexicano porque tenía información sobre la corrupción gubernamental, pero su asesinato fue usado para incriminar a su cliente.
Lichtman describió a Guzmán Loera como un hombre sin importancia dentro del negocio del tráfico de drogas, cuya imagen ha sido elevada a la de un mito para desviar la atención de El Mayo Zambada quien, dijo, es el verdadero líder del cártel: “no sólo nunca ha sido arrestado, sino que continúa con esta organización multimillonaria en dólares”.
El abogado también atacó duramente a los exsocios, empleados y rivales de El Chapo que están en el programa de protección de testigos y que cooperan con el gobierno; a quienes calificó como degenerados, criminales y violentos, por lo que, dijo al jurado, su testimonio no debería ser tomado en cuenta. Éste siempre ha sido un tema a destacar en los juicios, ya que generalmente los que declaran reciben beneficios a cambio.
Pero el hecho es que la estrategia legal es echarle la culpa a las autoridades para que la percepción del jurado sea que se han fabricado delitos en su contra, y esto beneficiaría a Guzmán Loera.
En respuesta a los señalamientos por parte de la defensa de El Chapo, el expresidente Felipe Calderón señaló a través de su cuenta de Twitter: “Son absolutamente falsas y temerarias las afirmaciones que se dice realizó el abogado de Joaquín El Chapo Guzmán. Ni él, ni el Cártel de Sinaloa ni ningún otro, realizó pagos a mi persona”.
Por su parte, el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, también calificó como falsas las declaraciones que involucran al Presidente Enrique Peña Nieto. A través de su cuenta de Twitter escribió: “El gobierno de @EPN persiguió, capturó y extraditó al criminal Joaquín Guzmán Loera. Las afirmaciones atribuidas a su abogado son completamente falsas y difamatorias”.
En tanto, durante los argumentos de apertura, la Fiscalía puso a El Chapo como el hombre que por tres décadas lideró una multinacional del crimen llamada Cártel de Sinaloa, la cual bañó de sangre las calles de México y llenó de droga las de Estados Unidos.
Adam Fels, fiscal del Distrito Sur de Florida, fue el encargado de presentar los argumentos iniciales de la acusación. “Éste es un caso de drogas, dinero, violencia, fugas… El rey de esta trama es ese hombre”, dijo, señalando a la mesa de la defensa donde se encontraba Joaquín Guzmán.
Lo cierto es que la estrategia de la defensa de El Chapo es clara: buscan poner a Joaquín Guzmán como un personaje de medio rango dentro del Cártel de Sinaloa, y que además se abra una caja de pandora que involucre a presidentes y funcionarios de alto rango.
Esta estrategia pretende ubicar a Guzmán Loera como un engranaje más del sistema corrupto del narco, en vez del líder sanguinario que quiere mostrar la fiscalía estadounidense.
Y la estrategia de la defensa no es de extrañarse; hará todo lo posible para lograr una pena más benévola para su cliente.
Piden olvidar prejuicios
Al terminar ayer su declaración inicial en el juicio contra su cliente, Jeffrey Lichtman, abogado defensor de Joaquín El Chapo Guzmán, se dirigió a los miembros del jurado, a quienes les dijo: “sé que una parte de ustedes piensa que Guzmán es culpable de algo. Su nombre es así de poderoso”; sin embargo, les pidió que olvidara esos prejuicios al considerar el caso (primera foto).
En la misma sesión, el juez Brian Cogan amonestó al defensor por las declaraciones iniciales presentadas la víspera, en las que acusó a los presidentes Enrique Peña y Felipe Calderón de recibir sobornos millonarios del cártes, las cuales consideró inapropiadas, irrelevantes e imposibles de probar como evidencia.
Ayer, al rendir testimonio, Jesús El Rey Zambada identificó a El Chapo en la corte y le dijo al jurado que él era uno de los narcotraficantes más poderosos en México y detalló las enormes ganancias al traficar tonelada de cocaína a Estados Unidos.
Además de su hermano, Ismael El Mayo Zambada, y de Guzmán Loera, Jesús identificó como líderes del Cártel de Sinaloa a Juan José Esparragoza El Azul y a Amado Carrillo Fuentes, y entre los sublíderes, a sí mismo, así como a Ignacio Coronel y a los hermanos Beltrán Leyva: Arturo, Alfredo y Héctor.
E igual que pasó en el primer día del juicio, Emma Coronel, esposa del acusado, estuvo asediada por la prensa, pero la exreina de belleza se negó a dar entrevistas. Ya en la sala se conformó con quedarse en las filas del público (segunda foto).