El costo del agandalle
El control de un partido, sobre todo como el PAN, que en sus estatutos le da un poder enorme no sólo de decisión, sino económico a sus dirigentes, es algo que Ricardo Anaya no quiere soltar.
Y en el recuento de los daños, y después de la derrota, el excandidato presidencial busca a como dé lugar seguir conservando ese coto de poder. Imagínese usted lo que está en juego. Tan sólo para este 2018, según la plataforma Verificado, el PAN recibe 2 mil 510 millones de pesos, que se administran desde la cúpula del partido.
Siendo presidente del PAN, Ricardo Anaya se adjudicó la mayoría de los spots publicitarios para manejar su imagen, bloqueó a todos aquellos que no son sus incondicionales y armó el Frente, donde se repartieron las candidaturas desde las dirigencias de los partidos. Él solito decidió en su partido, que le tocaría la candidatura presidencial.
Para poderse agandallar la candidatura presidencial, bloqueó a Margarita Zavala, la panista que mejor salía en las encuestas, y ésta decidió renunciar al partido, luego de 33 años de militancia. En entrevista, Zavala me dijo: “es más fácil recolectar un millón de firmas que llegar a un acuerdo con Ricardo Anaya”.
El sábado pasado, tan sólo un día antes de la elección presidencial, y cuando ya estaba consciente de que las preferencias electorales no le favorecían, su prioridad fue nuevamente intentar agandallarse el partido. En ese tono giró el discurso que dio a los suyos y después expulsó a los calderonistas del PAN; obvio los que no eran cercanos a él.
Y así es como fueron expulsados Ernesto Cordero Arroyo, Jorge Luis Lavalle y la exdiputada federal Eufrosina Cruz Mendoza. Se hizo a través de un comunicado; la Comisión de Orden y Disciplina Intrapartidista del Consejo Nacional del PAN determinó de manera unánime su expulsión del partido; por supuesto que el Consejo lo integran aliados de Ricardo Anaya.
El conflicto con muchos dentro del partido es añejo.
Por ejemplo, Ernesto Cordero fue elegido presidente del Senado con apoyo del PRI, debido a las diferencias con Ricardo Anaya, quien era dirigente del PAN. Si no se hubiera hecho de esa forma el Senado no se hubiera podido instaurar.
Otro conflicto: cuando se formó la coalición Por México al Frente, Cordero encabezó a los llamados senadores rebeldes del PAN, quienes se opusieron a la candidatura de Anaya.
Y el mismo Cordero fue quien presentó la denuncia penal ante la PGR por presunto lavado de dinero en contra del excandidato presidencial.
El otro panista expulsado, Jorge Luis Lavalle, había manifestado, hace unos días, que los mexicanos corríamos el riesgo de tener en la boleta a un delincuente, pues las evidencias acerca de presuntos actos de lavado de dinero continúan revelándose.
En el caso de Eufrosina Cruz, participó en la campaña presidencial independiente de Margarita Zavala y tras declinar su candidatura, manifestó su apoyo a favor de José Antonio Meade.
Pero manifestarse a favor de otro candidato no viola los estatutos del partido; lo que no se puede hacer es llamar al voto a favor del candidato de otro partido, y ninguno de los expulsados violó ese acuerdo.
Tras esta decisión, Ernesto Cordero y Jorge Luis Lavalle informaron que impugnarán ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación su expulsión del PAN.
Cordero dijo que una de las razones que motivaron sus críticas contra Anaya fueron las acusaciones sobre presunto lavado de dinero, ya que eso violaba el código de conducta que deben seguir los panistas. Lo mismo manifestó el senador Lavalle en una carta abierta.
Días antes, siete de los 12 gobernadores panistas dieron a conocer un mensaje en el que ofrecieron colaborar con el “nuevo gobierno”, sin dar nombres de candidatos ni partidos políticos.
El pasado domingo 1 de julio, a las 20:40 horas, Ricardo Anaya ofreció un mensaje tras la jornada electoral; dijo que las tendencias no le favorecían.
El llamado joven maravilla aseguró ser un demócrata y que, por lo tanto, reconocía el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que le deseaba el mayor de los éxitos por el bien de México.
Pero el excandidato presidencial de la coalición Por México al Frente también aprovechó su mensaje para acusar al Gobierno federal de usar “facciosamente” a la PGR, y a otras instituciones, para “golpear” su campaña y “lastimar” su candidatura.
Y es que Ricardo Anaya sabe que es investigado por lavado de dinero, y hace unos días, la PGR informó que derivado de la investigación suman ya 15 imputados y que se han asegurado 398 cuentas.
Con esta investigación a cuestas, Anaya comienza la reestructuración del PAN, un partido al que dividió, usó para sus intereses personales y al que, inclusive, hasta el último minuto previo a la elección utilizó para “quitar” a la gente que le estorbaba para mantener el control.
Pierde color
En las elecciones de 2016, cuando Ricardo Anaya dirigía a Acción Nacional, obtuvo resultados históricos y ganó 7 de 13 gubernaturas (Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz). Sin embargo, en 2017 alardeó acerca de la fuerza del partido, pero sólo ganó en coalición Nayarit, una de las tres gubernaturas que estaban en juego y perdió en el Edomex (primera foto, en campaña con Josefina Vázquez Mota) y Coahuila.
“Con esta fuerza, con estos triunfos, estamos listos: en 2018 vamos a ganar la Presidencia de la República”, afirmó.
Y fue más lejos, al asegurar: “estamos más fuertes que nunca en la víspera de una elección presidencial. Nunca habíamos llegado a una elección presidencial con 13 gubernaturas, como será el caso en esta ocasión. Ninguna fuerza política gobierna más capitales de los estados que las que gobernamos nosotros”.
A partir de ahí, Anaya asumió que él sería el mejor candidato del PAN rumbo a la Presidencia e hizo a un lado a panistas de cepa que también aspiraban a ese cargo.
No salió como esperaba y el pasado domingo no sólo no ganó la Presidencia (segunda foto, Ricardo Anaya reconoció que no le son favorables las tendencias), sino que el partido perdió espacios en ayuntamientos y en el Congreso.
Se suma eso a que fuera del PAN hay muchos políticos que militaban en ese partido y que fueron expulsados o renunciaron por las imposiciones del queretano.