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El genio en la botella

Dice la leyenda que es casi imposible volver a meter al genio en la botella, volver a amarrar las fuerzas que se desatan y que quedan fuera de nuestro control. En política lo vemos a cada rato: hay políticos y funcionarios que se vanaglorian en privado de ser muy talentosos para crear un problema, para luego ellos mismos solucionarlo. La verdad es que es muy fácil, sencillo, generarle problemas a otros (incluso en beneficio propio), pero luego es muy difícil, complejo, encarrilarlos y solucionarlos.

 

Me parece que eso es lo que está haciendo el próximo gobierno con el tema del aeropuerto, donde han resucitado políticamente y echado a andar en la desatinada ambición de hacer otro en Santa Lucía (algo sólo explicable por los negocios privados que ello generaría a los socios políticos de quienes lo impulsan, porque esa terminal aérea es incompatible con la infraestructura aeroportuaria actual) a los llamados macheteros de Atenco, a los que ya utilizaron durante el gobierno de Vicente Fox (financiados desde el Gobierno del Distrito Federal, que entonces encabezaba López Obrador) para evitar las obras del aeropuerto.

Este pequeño grupo de manifestantes, muchos de ellos relacionados con grupos afines al Ejército Popular Revolucionario (EPR) y otras organizaciones radicales, con una serie de acciones muy violentas lograron que el gobierno federal se echara para atrás en su decisión de construir el nuevo aeropuerto para la Ciudad de México.

En aquella época la terminal estaba contemplada para construirse en Texcoco, pero en un terreno que incluía además de tierras federales, otras de distintos ejidos. Casi todos habían aceptado la venta al gobierno federal de esos ejidos improductivos en tierras salitrosas, pero entonces, con oxígeno del gobierno capitalino, aparecieron los macheteros de Atenco que, con lujo de impunidad y violencia, se opusieron a la obra.

Finalmente el gobierno de Fox canceló ese proyecto. La cancelación fue decisiva para la pérdida de credibilidad de la administración foxista, pero también, en muy buena medida, fue la apertura de la puerta de la impunidad para los actos de violencia social, impunidad que alcanzó todo tipo de delitos: desde el secuestro y la amenaza de muerte de funcionarios rociados con gasolina en una plaza pública (poco después el amago se convirtió en realidad en Tláhuac) hasta la toma de oficinas gubernamentales durante semanas. De Atenco en adelante, la Coordinadora, los anarcos y otros grupos supieron que actuar con violencia desmedida no tendría costos.

Ahora, los macheteros de Atenco, encabezados por América del Valle, no tenían argumentos para oponerse al nuevo aeropuerto; éste se comenzó a construir con otro diseño y en zonas cercanas a las de entonces, pero todo el aeropuerto se construye en zonas federales. Ningún ejido o particular resulta afectado. Al contrario, como dijo hace ya unos meses Carlos Slim, es la mayor obra que se ha hecho en décadas para revalorizar una de las zonas más pobres y rezagadas de la metrópoli. Sólo las obras hidráulicas realizadas y en curso tendrán enorme repercusión en toda la región.

Pues resulta que el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, ahora literalmente resucitó a los de Atenco para que se opongan al aeropuerto de Texcoco.

Intentan sacar al genio de la botella y, como ocurrió con la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) en el foro de educación de Acapulco, no comprenden que cuando eso sucede el genio no regresa a su encierro. Los que crean problemas para luego ellos mismos solucionarlos, suelen terminar devorados por las fuerzas que liberaron.

Resucitados políticos

En octubre de 2001, el entonces presidente Vicente Fox anunció la construcción de un nuevo aeropuerto en zonas ejidales y federales de Texcoco, lo que de inmediato desencadenó la resistencia de pobladores de la zona, quienes conformaron el Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y realizaron violentas manifestaciones y bloqueos carreteros contra la obra.

A pesar de que en 2002 se canceló la construcción de la terminal en Texcoco, este grupo participó en diversos movimientos sociales, como en mayo de 2006, cuando se registraron una serie de enfrentamientos entre pobladores de Atenco e integrantes de este grupo contra policías federales y estatales a raíz del retiro de vendedores ambulantes. El resultado fue de 2 muertos, 207 detenidos y varios heridos.

Recientemente, con el anuncio del actual gobierno de la construcción del NAIM Texcoco, este grupo anunció que nuevamente los querían despojar, aunque la construcción se realiza en terrenos federales. Más recientemente, con la oposición del futuro gobierno a esta obra (de la que ofreció hacer una consulta pública para decidir si se continúa ahí o se hace en Santa Lucía), el futuro subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas, aseguró que el desarrollo es un “enorme error”  y que él “está con el pueblo”, lo que le valió una reprimenda.

 

Ayer, el próximo titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, realizó un recorrido por la zona con los integrantes del FPDT, quienes rechazaron la realización de la consulta porque, dijeron, la obra daña el ambiente en la zona.